El manejo correcto de la poda de árboles

Por Carlos Montalvo-Mont
Arbolista Paisajista

Tenemos que construir una conciencia colectiva para entender que los árboles tienen que crecer libremente y que las podas deben ser excepcionales. En ese momento habrá adquirido la ciudad una cultura arbórea cuyos beneficios son para todos.

Los árboles no sólo tienen importancia natural, son depositarios de memoria e identidad y pueden constituirse como una categoría explicativa de los procesos culturales. Existen árboles que nos revelan importante información acerca de los sujetos, los cambios de época, la política y la cultura.

Exploramos a los Seres Arbóreos como depositarios de memoria, su riqueza simbólica, sus usos materiales y narrativa como una clave para estudiar la cultura. Tan importante o más para el bienestar humano son los servicios culturales como los espacios arbolados para el deporte, el paseo o el relax; los árboles son elementos ornamentales del paisaje urbano con valor paisajístico, estético y efectos psicológicos beneficiosos; son señas de identidad cultural y sentido de pertenencia.

El árbol está presente en las manifestaciones culturales: es elemento inspirador del arte y la literatura, forma parte como símbolo de tradiciones espirituales, religiosas y políticas.

Como Doctor Árbol realizó varias técnicas para manejar los árboles, entre las cuales está la de subir la copa que consiste en eliminar selectivamente las ramas inferiores de un árbol para elevar su altura y mejorar su estructura. Esta práctica se lleva a cabo con el objetivo de crear espacio libre debajo del árbol, mejorar la iluminación, evitar obstrucciones visuales y facilitar el paso de peatones o vehículos.

Otra técnica es la poda de saneamiento con el propósito de mantener su salud, promover un crecimiento adecuado y prevenir la propagación de enfermedades o plagas. Esta práctica consiste en la eliminación selectiva de ramas muertas, dañadas, enfermas o débiles, así como de chupones, brotes débiles y no productivos.

Las ramas muertas o dañadas representan un riesgo para la seguridad, ya que pueden desprenderse y caer sobre personas, estructuras o vehículos. Además, estas ramas pueden convertirse en puntos de entrada para enfermedades y plagas. Reducimos la propagación de enfermedades causadas por hongos, bacterias u otros patógenos. Asimismo, se eliminan posibles refugios y sitios de reproducción de plagas que podrían debilitar el árbol.

Al eliminar los chupones y ramas débiles, se concentra la energía del árbol en el crecimiento de ramas fuertes y vigorosas. Esto promueve una estructura más equilibrada y reduce la competencia por recursos entre las ramas.

La poda de saneamiento también se realiza para mejorar la apariencia general del árbol, eliminando ramas desordenadas, cruzadas o que obstruyen la forma natural del árbol. Es importante tener en cuenta que la poda de saneamiento debe realizarse de manera cuidadosa y precisa para no causar daños innecesarios al árbol. Se recomienda contar con conocimientos adecuados.

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