El mar como basurero de las farmacéuticas en Puerto Rico

(Nota del Editor: Sexto artículo de una serie sobre el impacto de las farmacéuticas al medioambiente y a la salud de los habitantes de Puerto Rico)

Publicado por Hedge Clippers

Vivir en ambientes adversos afecta de forma negativa la salud mental de los puertorriqueños. Un estudio reciente encontró que el trastorno depresivo severo y un historial de al menos un intento suicida se asociaba con asma actual en adultos, particularmente mujeres mayores.

Asimismo, señalaba la necesidad de que haya más investigación en cuanto a las condiciones de vivienda y la contaminación del aire como otros factores contribuyentes. Otro estudio enumeraba los estresores ambientales como el cambio climático y el huracán María como contribuyentes a la pobre salud mental.


Inmediatamente después del huracán, y a raíz de las carreteras bloqueadas y los cierres de farmacias y hospitales, muchas personas de la comunidad no tenían acceso a antidepresivos y a otros medicamentos psiquiátricos que necesitaban. En aquel momento, los psicólogos locales expresaban su preocupación por el aumento en las tasas de suicidio.

Por nueve meses después del huracán, la incidencia de suicidios en Puerto Rico aumentó por un 18% en comparación con el mismo periodo el año anterior.

LOS PUERTORRIQUEÑOS FABRICAN MEDICAMENTOS QUE SALVAN VIDAS… Y SE ENFRENTAN A GRAVES EXPOSICIONES EN EL PROCESO DE HACERLAS

Los trabajadores en farmacéuticas de todo el mundo se enfrentan a peligros en el manejo de químicos, hormonas y compuestos peligrosos que posiblemente son tóxicos. Aunque existe una falta de investigación detallada sobre los efectos de la exposición a químicos sobre la salud de los trabajadores de las farmacéuticas de Puerto Rico, una investigación reciente del Center for Popular Democracy y Hedge Clippers reveló la cantidad de violaciones a las regulaciones de la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional (conocida por OSHA, por sus siglas en inglés) en las farmacéuticas en Puerto Rico.

En los pasados diez años estas representan la cantidad más grande de quejas, informes de accidentes o referidos de salud o seguridad de cualquier estado o territorio de los Estados Unidos.

ALGUNOS PELIGROS A LOS QUE SE ENFRENTAN LAS PERSONAS QUE TRABAJAN EN FARMACÉUTICAS DE TODO EL MUNDO SON:

Exposición a partículas y polvo que causan asma ocupacional: La nanotecnología, el polvo inhalable y otras partículas químicas representan un riesgo de asma ocupacional y otras condiciones pulmonares.

Efectos secundarios a la salud reproductiva: Un estudio de 2014 de trabajadoras farmacéuticas en Irán halló que su exposición a mezclas de solventes orgánicos se asociaba con el incremento de los desórdenes menstruales y de cambios hormonales.

Sarpullido y otros padecimientos de la piel: Tocar ciertos tipos de medicamentos derramados o inhalar polvos o espuma en el lugar de trabajo pudiera ocasionar lesiones en la piel y otras reacciones alérgicas que ocasionan picores.

Un incremento en la incidencia de cáncer: Estudios entre trabajadores farmacéuticos
nórdicos hallaron riesgos estadísticos en vejiga y del seno.

En 1988, exempleados de la compañía farmacéutica Parke-Davis en San Juan alegaban que sufrían de enfermedades relacionadas con su trabajo, “incluso quistes cancerosos (que requerían de mastectomías), depresión, dolores de cabeza y desórdenes gastrointestinales”.

Demandaron a la compañía “con reclamos fundamentados en que fueron negligentes a la hora de brindar un lugar seguro de trabajo”.

Como resultado de la exposición a las hormonas involucradas en la fabricación de anticonceptivos orales, “los daños incluían la pérdida de libido, depresión, esquizofrenia, mareos, dolores de cabeza, enfermedad fibroquística de los senos, mastectomías, enfermedades gastrointestinales, ginecomastía y galactorrea”.

Prevalecieron en los tribunales y, aunque la corporación solicitó una apelación, el tribunal ratificó el primer fallo a favor de los trabajadores.

Desde aquel caso en los tribunales, pocos trabajadores puertorriqueños han podido asegurar remedios legales o exigir la rendición de cuentas a las corporaciones farmacéuticas estadounidenses por la exposición a químicos en el lugar de trabajo. En el 2005, Roberto Feliciano Rolón demandó a Ortho Biologics y a OMJ Pharmaceuticals luego de un derrame de metabisulfito de sodio en el lugar de manufactura en el que laboraba.

A pesar de que sufrió de sarpullidos en la piel, lesiones, fiebre y debilidad, eventualmente perdió su caso. Entre las cerca de 80 acciones de vigilancia de OSHA en las farmacéuticas en Puerto Rico por la pasada década, la mayoría no conllevaron multas o conllevaron multas mínimas, incluso cuando los trabajadores fueron potencialmente expuestos a químicos peligrosos.

La industria farmacéutica de Puerto Rico es famosa por descargar al mar los derivados de sus productos y toxinas dañinas. En 1972, las compañías farmacéuticas como Merck exitosamente obligaron a que la EPA estableciera el “Vertedero de Puerto Rico” (PRD, por sus siglas en inglés), en un tramo de océano de 500 kilómetros al norte de Arecibo.


Este lugar de desperdicios al principio se alegó que sería temporero y se dijo que se eliminaría luego de que abriera una planta de tratamiento de aguas sucias nueva.

La realidad es que, con atrasos en la construcción, se siguió permitiendo el que se descargaran los desechos al mar hasta bien adentrada la década de 1980.

Muchas compañías farmacéuticas tiraban sus desechos al mar, como Bristol, Merck, Pfizer, Upjohn y Abbott. Regularmente, cada cierto día, había barcazas en la costa de Arecibo que tiran químicos al océano. Aunque las regulaciones establecían que estas descargas debían hacerse más mar adentro, algunas personas de la comunidad reportaban que las barcazas inmediatamente liberaban los desperdicios tóxicos cerca de las costas.

Los desperdicios tóxicos alcanzaban los cientos de miles de toneladas métricas. A modo de ejemplo, las compañías farmacéuticas desecharon más de 387,000 toneladas de desperdicios en la fosa de Puerto Rico entre 1973 y 1978. Esto equivale a cerca de 900 aviones Boeing 747.

Algunos químicos eran butanol, benceno, hidrocarbonos, alcoholes y compuestos de nitrógeno. Las corporaciones farmacéuticas desecharon químicos tóxicos cerca de la costa de Puerto Rico como la dimetilanilina, “una sustancia altamente tóxica, particularmente a la sangre, los riñones y el hígado, que pudiera ser mortal si se inhala, traga o absorbe a través de la piel”.

Las pruebas del agua en el sitio de desechos de Puerto Rico encontraron que el dimetilanilina se mantuvo en altas concentraciones por hasta tres días.

LOS EFECTOS DAÑINOS Y A LARGO PLAZO DE LAS DESCARGAS AL OCÉANO

Ya no se permite descargar aguas sucias —como desechos farmacéuticos— ni de niveles bajos de radiación. Sin embargo, los desechos que ya se han descargado en los mares de Puerto Rico pueden permanecer en el suelo marino, lo que representa un riesgo constante.

El impacto ambiental de los desechos farmacéuticos es un tema crucial, pero sumamente ignorado.

Un estudio científico de los años ochenta encontró que las descargas al mar causaban “cambios evidenciables en la comunidad microbial” en los tramos marítimos que se usaban para descargar desechos tóxicos por siete farmacéuticas y una planta petroquímica.

Las preocupaciones sobre el vertedero marítimo motivaron a los científicos a estudiar los efectos dañinos de la contaminación proveniente de las farmacéuticas sobre los peces. Un estudio de los mares de Puerto Rico halló que ningún pez sobrevivía la exposición por 48 horas a desechos farmacéuticos a una tasa de 5,000 partes por millón.

Otro estudio en los mares de Puerto Rico con anfípodos parecidos a los camarones encontró que la exposición a los desechos de las farmacéuticas provocaba una alta mortalidad y una baja tasas de reproducción.

En el 2021, el gobierno de Puerto Rico decretó un estado de emergencia ecológico debido a las muertes masivas de arrecifes de coral a lo largo de las costas del norte y del sur. Los biólogos marinos no han podido identificar todavía cuál ha sido el patógeno responsable y está por verse si las descargas a largo plazo en el océano han tenido algo que ver en esta emergencia.

Aunque un estudio del Departamento de Comercio de los Estados Unidos argüía que “los costos ambientales de descargar desechos farmacéuticos son pocos”, el mismo estudio hizo notar que existe una variación significativa en la sensibilidad del fitoplancton a la contaminación, así como efectos “subletales” en los animales.

El artículo también apunta a que “es evidente que los desechos de Upjohn y Bristol fueron los más tóxicos y los desechos de Upjohn ejercían más influencia sencillamente porque constituían cerca de la mitad del volumen de los desechos”.

El estudio gubernamental también documentó la presencia de N- dimetilanilina en los desechos de Bristol como una fuente de alta toxicidad, a pesar de que alegaba que no afectaba el crecimiento del fitoplancton.

EL DESCARGUE DE MEDICAMENTOS EN LOS ACUEDUCTOS

El descargue de medicamentos en el mar tiene efectos potenciales sobre la vida silvestre marina, como los peces, que pudiera ser significativa y que serían motivo para alarmarse.

A pesar de que hay pocos datos sobre los químicos que afectan la vida marina de Puerto Rico, hay estudios de aquella cerca de la costa del sur de Florida que han determinado que existe una exposición a grandes cantidades de productos farmacéuticos debido a instalaciones caducas de tratamiento de agua. Un solo pez en un estudio tenía dieciséis medicamentos distintos en su sistema.


Los productos farmacéuticos que usan los seres humanos y el ganado (como los tratamientos contra el cáncer y el dolor) se han encontrado en fuentes de agua que pueden poner en riesgo la vida marina, debido a que estas sustancias a veces son carcinogénicas y no biodegradables.

Según una investigación de 2008 por Prensa Asociada, “los residuos farmacéuticos se detectaron en el agua potable de 24 áreas metropolitanas mayores de todo el país que sirven a 41 millones de personas.

Los medicamentos detectados incluían antibióticos, anticonvulsantes y estabilizadores del estado de ánimo”.

En Puerto Rico, 10 de cada 14 muestras de agua potable tomadas alrededor de la isla contenían pesticidas y productos farmacéuticos activos.

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