La hipótesis térmica es obsoleta: el 5G necesita nuevos estándares de seguridad

(Nota del Editor: Tercero de varios artículos sobre la oposición mundial al establecimiento de la tecnología 5G por la peligrosidad que representa para la salud de las personas y a la vida en general, asunto de especial interés ahora que el gobernador ha firmado dos órdenes ejecutivas para forrar de antenas a Puerto Rico, Mark Zuckerberg avanza con el Metaverso y el multimillonario Elon Musk asocia su empresa Space X a T-Mobile para cubrir el planeta de la infraestructura electromagnética.)


Las pautas de seguridad actuales se basan en la hipótesis obsoleta de que el calentamiento es el único efecto dañino de los CEM.

Como han declarado Markov y Grigoriev, «Los estándares actuales no consideran la contaminación real del medio ambiente con radiación no ionizante».

Cientos de científicos, incluidos muchos firmantes de esta petición, han demostrado que se producen muchos tipos diferentes de enfermedades y lesiones agudas y crónicas son causadas sin calentamiento («efecto no térmico») a partir de niveles de radiación muy por debajo de las directrices internacionales.

Los efectos biológicos se producen incluso a niveles de potencia cercanos a cero. Los efectos que se han encontrado en 0,02 picowatts (billonésimas de vatio) por centímetro cuadrado o menos incluyen estructura genética alterada en E. coli y en ratas EEG alterado en seres humanos, estimulación del crecimiento en plantas de judías, y estimulación de la ovulación en pollos.


Para protegerse contra los efectos no térmicos, se debe considerar la duración de la exposición. La red 5G expondrá a todo el mundo a muchas más transmisiones de forma simultánea y continuada, día y noche sin interrupción.

Se necesitan nuevos estándares de seguridad y estos deben basarse en la exposición acumulativa y no solo en los niveles de potencia, sino también en la frecuencia, ancho de banda, modulación, forma de onda, ancho de pulso y otras propiedades que son biológicamente importantes.

Las antenas deben estar confinadas en ubicaciones específicas identificadas públicamente. Para proteger a las personas, las antenas deben estar ubicadas lejos de donde vive y trabaja la gente, y deben excluirse de los lugares por los que camina la gente.

Para proteger la vida silvestre, deben ser excluidas de los santuarios naturales y estrictamente minimizadas en áreas remotas. Para proteger toda forma de vida, los satélites de comunicaciones comerciales deben estar limitados en número y prohibidos en órbitas terrestres bajas y medianas. Las matrices en fase deben estar prohibidas en la Tierra y en el espacio.

La radiofrecuencia tiene efectos agudos y crónicos

La radiación de radiofrecuencias tiene efectos tanto inmediatos como a largo plazo. El cáncer y las enfermedades cardíacas son ejemplo de efectos a largo plazo. La alteración del ritmo cardíaco y los cambios en la función cerebral (EEG) son ejemplo de efectos inmediatos.

El síndrome que en la antigua Unión Soviética se denominó enfermedad de las radiofrecuencias y que hoy en día se denomina mundialmente hipersensibilidad electromagnética (EHS) puede ser agudo o crónico.

El profesor Dr. Karl Hecht ha publicado una historia detallada de estos síndromes, compilados a partir de una revisión de más de 1.500 artículos científicos rusos y de las historias clínicas de más de 1.000 de sus propios pacientes en Alemania.

Los hallazgos objetivos incluyen trastornos del sueño, presión arterial anormal y frecuencia cardíaca, trastornos digestivos, pérdida de cabello, tinnitus y erupción cutánea.

Los síntomas subjetivos incluyen mareos, náuseas, dolores de cabeza, pérdida de memoria, incapacidad para concentrarse, fatiga y síntomas parecidos a la gripe y al dolor cardíaco.


La Guía EMF 2016 de la Academia Europea de Medicina medioambiental establece que la EHS se desarrolla cuando las personas están «continuamente expuestas en su vida diaria» a niveles crecientes de CEM, y que la «reducción y prevención de la exposición a los CEM» es necesaria para restaurar la salud de estos pacientes.

No debería pasar más tiempo para que la electrosensibilidad sea considerada una enfermedad. Los daños por un ambiente tóxico afectan a una porción cada vez mayor de la población, estimada ya en 100 millones de personas en todo el mundo, y pronto afectarán a toda la población si se permite el despliegue mundial del 5G.


La Declaración Científica Internacional sobre electrosensibilidad (EHS) y la sensibilidad química múltiple (MCS), hecha en Bruselas en 2015 señaló que «la inacción es un coste para la sociedad y ya no es una opción…”

“Nosotros reconocemos un grave peligro para la salud pública …” “se requiere con urgencia que se adopten y prioricen las principales medidas de prevención primaria para hacer frente a esta futura pandemia mundial».


Los gobiernos mundiales están fallando en su deber de cuidar a las poblaciones que gobiernan

En su prisa por implementar la red 5G y alentar el uso sin restricciones del espacio exterior, la Unión Europea, los Estados Unidos y los gobiernos nacionales de todo el mundo están tomando medidas para garantizar un entorno regulatorio «libre de barreras».

Están prohibiendo a las autoridades locales hacer cumplir las leyes ambientales, y «en aras de una implementación rápida y rentable», eliminando «cargas innecesarias … como los procedimientos de planificación local [y] la variedad de límites específicos en las emisiones de campos electromagnéticos (CEM) y los métodos necesarios para agregarlos».


Los gobiernos también promulgan leyes para hacer que las instalaciones inalámbricas se puedan utilizar en cualquier lugar público.

Hasta la fecha, la mayoría de las instalaciones inalámbricas se han ubicado en propiedades privadas a cierta distancia de hogares y negocios. Sin embargo, para que se espacien a menos de 100 metros de distancia según lo requerido por la red 5G, ahora se ubicarán en la acera, justo enfrente de hogares y negocios, y sobre las cabezas de los peatones, incluidos madres con bebés.

En los procedimientos de instalación se están suprimiendo los requisitos de notificación y audiencia pública. Incluso en los casos en que exista una audiencia pública y 100 expertos científicos testifiquen contra el 5G, se aprueban leyes que hacen que sea ilegal que las autoridades locales tengan en cuenta su testimonio.

La legislación en Estados Unidos, por ejemplo, prohíbe a los gobiernos locales regular la tecnología inalámbrica «en base a los efectos sobre el medio ambiente de la radiación de radiofrecuencia» y los tribunales han revocado las reglamentaciones locales sobre colocación de torres celulares, simplemente porque la mayoría de los testimonios públicos versaban sobre la salud.

Las aseguradoras no proporcionarán cobertura contra los riesgos de CEM, y no hay claridad sobre quién asumirá la responsabilidad legal por los daños que surjan de la exposición al 5G, ya sea en la Tierra o en el espacio.


A falta de un régimen jurídico integral acordado que rija las actividades en el espacio exterior, la responsabilidad legal de estas actividades es inexistente, a pesar de la perspectiva de que continentes enteros, la atmósfera y los océanos serán puestos en peligro por ello.

Mañana: Incumplimiento de acuerdos internacionales

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