En decadencia y al garete el negocio del Cannabis Medicinal en Puerto Rico

Jaime Torres Torres

Como todo o prácticamente todo en el gobierno de Puerto Rico, la industria del Cannabis Medicinal, regulada por el Departamento de Salud, comienza a colapsar, evidentemente por la incidencia de pacientes y productores que no han renovado sus licencias.

Tras un despegue vertiginoso, el negocio multimillonario se debilita por la proliferación de dispensarios, los altos costos de los productos, su pobre calidad en comparación con el Cannabis orgánico y la venta a ciertos individuos que lo revenden en la calle.

Estadísticas del Departamento de Salud

Al pasado 27 de julio, de los pacientes (124, 592) de cannabis medicinal registrados en Puerto Rico, el 57% es del género masculino y el 43% femenino.

La distribución de pacientes por edades revela etapas muy productivas y en que se supone que la persona promedio dispone de buena salud, como los 21-30 años (28%), 31-40 (23%) y 41-50 (18.5%), que totalizan alrededor del 70% del universo de pacientes certificados en Puerto Rico.

No hay estadísticas de los usuarios no registrados y que se infiere usan la sustancia como recreación.

A pesar de la diversidad de condiciones y enfermedades que se pueden tratar con el cannabis medicinal, más del 70% de los pacientes (en edades productivas) lo usan para tratar desórdenes de ansiedad, depresión e insomnio.

Sin embargo, ha trascendido la pobre calidad de la yerba y sus productos derivados pues expertos alegan que el cannabis cultivado en Puerto Rico es modificado genéticamente.

“Todo ese cannabis es genéticamente modificado. Ninguno es orgánico. Como le deja millones de dólares al sistema, siguen vendiendo aunque se afecte la salud de los ciudadanos. No tiene nada de medicinal, lo siembran con abonos químicos. Por eso los consumidores de la yerba, siguen perdiendo la memoria”, dijo a Prensa sin censura el arbolista y agricultor orgánico Carlos Montalvo-Mont, conocido como Dr. Árbol.

En un foro promovido por este medio independiente para reflexionar sobre el asunto, la señora Carmen L. Matos explicó las razones para no renovar su licencia.

“El verdadero cannabis es el silvestre. Todas esas cepas y variedades son GMOs. Tuve la certificación por tres años y luego no renové más. Bastante caro que es y la pejiguera de renovar la certificación todos los años”.

Por su parte, Carlos Enrique Ruiz Durán reconoció que los productos a base sólo de CBD han sido muy beneficiosos para su salud.

“Para mi condición hasta ahora es lo único que me ha funcionado. Yo saqué licencia por si acaso pero la dejé vencer ya que puedo comprar CBD puro de Hemp (cáñamo) sin THC el cual es legal, no se necesita licencia y no tendría problemas con dopaje porque no tiene THC. El producto viene con enlace donde puedo ver pruebas de laboratorio que certifican pureza, que está libre de hongos, virus, bacterias, pesticidas, metales, entre otras cosas y el precio puede ser igual o menos que el de dispensario. Muchos de los de dispensarios no tienen toda la información en la etiqueta y los mezclan con otros aceites que lo que hacen es diluirlo y por tanto restarle efectividad. Entonces ¿para qué renovar si puedo conseguir más puro, seguro, certificado por laboratorio independiente y me rinde para más dosis?”

¿Uso Medicinal o recreativo?

Prensa sin censura estacionó cerca de un dispensario en Río Grande y dedicó un par de horas a observar los pacientes de cannabis medicinal que entraban y salían.

Sin prejuicios y estereotipos, las apariencias y el lenguaje no verbal a veces son muy elocuentes, ofreciendo pistas de los pacientes con licencias del Departamento de Salud para lograr acceso a productos con CBD, THC (sustancia adictiva) o una combinación de ambos en la mariguana índica (para descansar y estar relajado) y sativa (para la actividad).

La realidad es que las gestiones para la adquisición de la licencia de pacientes o la renovación de la misma están fácilmente al alcance de las personas, incluso sin mediar una conversación o entrevista presencial con un médico certificado.

“Con dinero baila el mono. Y la competencia entre los dispensarios es tan feroz, que después que te registras como paciente, serás bombardeado de propaganda de ofertas y renovaciones por los dispensarios”, dijo una joven profesional, paciente de cannabis medicinal, que solicitó no ser identificada.

Un empleado de un dispensario de San Juan, que también optó por mantener su nombre en el anonimato, fue más lejos al revelar que hay individuos con licencias de pacientes que realmente consumen para su uso recreacional, incluso con ventas a segundos y terceros.

“Es un trasiego solapado y cosmético, que pasa inadvertido por las autoridades porque después que el paciente hace su orden y la paga, no hay control de lo que haga posteriormente”, aseguró.

De las lagunas e irregularidades en el negocio del cannabis medicinal apenas se habla en Puerto Rico. Lo cierto es que, aunque en ciernes su decadencia por la saturación del mercado y la pobre supervisión del Departamento de Salud, es una industria que mueve una economía multimillonaria.

Los pueblos con la mayor cantidad de pacientes son San Juan, Bayamón, Guaynabo y Ponce.

Las regiones Metro-Fajardo y Mayagüez-Aguadilla son las de mayor cantidad de médicos certificados en cannabis medicinal y el 60% son generalistas, lo que no cuadra porque si los pacientes en su mayor parte padecen de desórdenes de ansiedad y depresión en todo caso sería un sicólogo o un siquiatra el profesional que los refiera.

A julio pasado en Puerto Rico operan 430 establecimientos y empresas con licencias para su manufactura, cultivo, transporte y venta, casi 40 más en comparación con las estadísticas de marzo de 2022.

En los 78 ayuntamientos hay uno o varios dispensarios de venta de productos de cannabis medicinal, como la flor, caramelos, aceites, etc.

“Triste por demás, pero se veía venir, hay uno prácticamente en cada esquina, antes eran las panaderías ahora los dispensarios de Cannabis”, reaccionó Emiliano González Valle.

Mientras no son pocos los pacientes que abogan por el auto cultivo legal y seguro, el Departamento de Salud sigue con su propaganda para atraer nuevos ‘pacientes’ que en una enorme cantidad la postre resultan ser clientes que también usan el cannabis con THC o una combinación con CBD para evadir la realidad.

Además, otro asunto que no se atiende es el relacionado al fraude con las certificaciones que la Junta Reglamentadora de Cannabis Medicinal de Puerto Rico expedía en formato de tarjeta, pero ahora lo hace en papel impreso tamaño 8.5 x 11. En la circular 2022-001 la directora ejecutiva de la Junta Lcda. Arlene M. Questell Aguirre advierte que fiscalizarán a los dispensarios y pacientes que incumplan con la directriz.

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