Periodista Alexis Morales Cales
La presentación de un reguetonero siempre es noticia en la Isla. Antes era noticia de farándula. De un tiempo para acá, es además noticia policíaca. Los 130 tiros al Choliseo hace alrededor de año y medio, sumados a la otra ráfaga a las oficinas de Raphy Pina, representaron la confirmación de un secreto a voces: el llamado género urbano arrastra una lucha por el poder en distintas formas. El control de esa industria es uno de los objetivos. Estamos hablando de un mercado multimillonario en el que los mal llamados conciertos son parte de la tajada, pero incluye otros productos. Mientras Raphy Pina tuvo el dominio de esa industria, hubo un grado de estabilidad en el mercado. Aunque siempre ha tenido sus rivales, Pina logró ser dueño y señor del género urbano. Como productor, como manejador, como distribuidor, era el líder indiscutible. Las dificultades comenzaron cuando exponentes del reguetón y otras formas de género urbano comenzaron a estar involucrados en guerras de organizaciones clandestinas. Muertes, atentados, amenazas, todo esto reflejado en la lírica de los intérpretes, son indicio de lo que pasa detrás del mercado legal visible. Con una fanaticada formada con esos mensajes, tenemos entonces una generación predispuesta a la violencia y al desafío a la autoridad.
El espectáculo de Bad Bunny viene de antemano cargado con ese espíritu violento y pendenciero. No que él lo sea, sino que el mercado es así. La convicción y encarcelamiento de Raphy Pina crea una inestabilidad y hasta cierto punto un vacío de poder que querrán aprovechar sus rivales de la industria. Aún cuando Pina deja a un encargado administrando sus negocios, no es la figura de poder que lleva dos décadas y media creando un mercado salido de la nada prácticamente. La figura al frente de las empresas no es un administrador de experiencia ni un líder respetado. Eso hace más incierto el programado espectáculo de Bad Bunny. Agravado ese ambiente por la desorganización y falta de preparación efectiva por parte de los organizadores.
Cuando estaba Pina, los espectáculos se programaban de tal forma que no quedaban cabos sueltos. Tanto es así, que con días de anticipación se sabía cuándo se iban a agotar los boletos, y se programaba una segunda y tercera función si eran necesarias. Nunca hubo filas interminables por tanto tiempo ni tanta alteración a la paz. Acaba de comenzar la venta de boletos, el ambiente se está calentando. Los que dicen que ellos llevan tantos días esperando, que no les vengan ahora que no pueden entrar. Esa incertidumbre surge porque a última hora se han anunciado unos requisitos para entrar, además de pagar boleto. Evidencia de vacuna con refuerzo, o de lo contrario prueba negativa de no más de 72 horas. Mascarilla, que muchos rehúsan ponerse.
Al momento de publicar esto, han comenzado los incidentes por los que se colaron. Vecinos del área se quejan de basura y hasta de fanáticos que han hecho sus necesidades en los alrededores. A medida que pasen las horas y se acerque el inicio, se verá cuán controlable es la situación. Pero hay unos nubarrones adicionales. Siendo que es una actividad privada les corresponde a los organizadores la seguridad del evento, no la Policía de PR. Esa agencia entrará al lugar en caso de recibirse un 10-50 informando de violencia en el Choliseo. Y con los sucesos alrededor del mundo en eventos como este, la seguridad del Choliseo no será suficiente. Basta con una falsa alarma, o un empujón, para que se inicie una estampida, y para salir la Fuerza de Choque a poner el orden. Claro que entonces vendrán los reclamos de violación de derechos civiles. Que no se han tomado en cuenta para los vecinos de la zona.
Si no ocurre nada lamentable, mejor. Pero era mejor precaver y no esperar para remediar. De todas formas, el desconcierto de hoy es solo el principio del futuro incierto de la industria del reguetón urbano.

Definitivamente el periodista que escribió este artículo debe empaparse mejor sobre la música de Bad Bunny. Decir que «el éspectaculo de BB viene cargado con ese espíritu violento y pendenciero» y luego decir «no que él sea así, sino que el mercado es así» no es justo para el artista. Me pregunto si el periodista escuchó el album «Un verano sin tí». Ninguna de esas 23 canciones hace referencia a la violencia. Es mas fácil culpar los artistas por los problemas sociales de un país, que señalar un gobierno que sabotea la educación cerrando escuelas, o que ignora la necesidad de sus ciudadanos. Entre el mal gobierno y el fanatismo de la religion, son dos de las cosas que poco a poco han ido llevando a PR al fracaso. La violencia, los abusos, y el desastre del pais achácalo a quien de verdad es responsable. Podemos hablar sobre los cantantes de salsa que se empericaban y nosotros cantabamos muy bien sus canciones. No me volvi una periquera. Mis hijas han escuchado todo tipo de musica, y son excelentes mujeres profesionales. Bad Bunny no «me las dañó». Yo espero que cuando Daddy Yankee haga su concierto el 6 de enero, un día especial en PR porque representa a los niños, escribas sobre el género y «culpes» tambien a DY de la violencia de PR, tu sabes, por aquello de ser justos.
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En mi opinión yo estuve 2 días en fila , y no hubo incidentes de peleas ni nada solo era un vacilon entre jóvenes y adultos porq habían bastantes adultos todo era cantar , y cuando se trataban de colar el vacilon era pa afuera y se iban a donde se les decía sin groserías. Se portaron Excelente y la producción de Bad Bunny excelente .
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