Del muro de Joanne Rodríguez Veve
La noticia de la destitución del Obispo de Arecibo, Mons. Daniel Fernández Torres, me estremece como puertorriqueña y católica. Su pastoreo, como obispo diocesano, transcendió las fronteras de su diócesis y se convirtió en un referente para el pueblo cristiano, tanto dentro como fuera de la Iglesia Católica.
Con su destitución, Puerto Rico pierde un pastor con olor a oveja, dispuesto a enfrentar los retos actuales sin miedo a quedarse solo, como voz en el desierto, por defender la Verdad, la Doctrina Católica y los principios fundamentales de la fe cristiana.
En estos momentos, le extiendo a Mons. Daniel mi gratitud por la vocación episcopal que ejerció por el bien de la Iglesia y de las almas.

Y cuando va a organizar una coalición para defenderlo, como hizo con su ex jefe el Arzobispo Roberto González que encubre pedófilos y quebró el retiro de los maestros de los colegios católicos de Puerto Rico?
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