Editorial de Prensa sin censura
“Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas!, que son como sepulcros blanqueados, bien arreglados por fuera, pero llenos por dentro de huesos de muertos y de toda clase de impureza. 28 Así son ustedes: por fuera aparentan ser gente honrada, pero por dentro están llenos de hipocresía y de maldad”.
Mateo 23; 27-28
JAIME TORRES TORRES
Inicia la Cuaresma de 2023 y los Obispos Católicos de Puerto Rico circulan la carta pastoral “La Salud en Puerto Rico”, documento que revela la hipocresía de los seis prelados que conforman la Conferencia Episcopal Puertorriqueña (CEP).
Hipocresía porque, tras publicar en agosto de 2021 la Instrucción Pastoral sobre la importancia moral de vacunarse contra el Covid-19, casi dos años después hablan de “orar a Dios” por la salud de los puertorriqueños, sin reconocer los estragos de la proteína espiga ARNM que destruye la salud de los vacunados.
Hipocresía porque, casi dos años después, con tanta información científica y médica reconocida a regañadientes por los CDC, la FDA y la OMS en el sentido de que la proteína ARNm de la vacuna experimental está enfermando y matando a la gente, es inconcebible cómo al final de la presente carta pastoral insisten en la mentira de la vacunación.
Prensa sin censura no quiere ni siquiera inferir que la Iglesia Católica se ha beneficiado de la millonada que se ha desembolsado por concepto del Covid.
Vamos al récord de 2021. Es menester enumerar algunas de las afirmaciones suscritas por los obispos de la CEP: Roberto González Nieves, Rubén González Medina, Eusebio Ramos Morales, Àngel Luis Ríos, Luis Miranda y Alberto Figueroa, quien sustituye en la Diócesis de Arecibo a Daniel Fernández Torres, el único que, amparado en la objeción por conciencia que fundamenta la máxima petrina de obedecer a Dios primero antes que a las hombres, con eco fuerte en la Doctrina Social de la Iglesia, declinó firmar la “Instrucción Pastoral sobre la importancia moral de vacunarse contra el Covid-19”.
Eso le costó el episcopado en la diócesis arecibeña porque “no estuvo en comunión con sus hermanos obispos” y porque “no fue obediente a las directrices del Papa Francisco”, a quien el Derecho Canónico considera -como a todos los sumos pontífices- infalible.
Los obispos de Puerto Rico aluden a la inocuidad de la puya experimental esgrimiendo el argumento de que el Papa Francisco y el Papa Emérito Benedicto XVI se vacunaron.
Benedicto se murió y Francisco ha estado bastante quebrantado de salud. Acá han fallecido varios sacerdotes vacunados, como el editor de El Visitante Padre Efraín Zabala, e incluso se comenta que la salud de uno u otro prelado de la CEP ha desmejorado desde los pinchazos.
Por aquello de comprender la enajenación de la presente carta pastoral, recordemos algunos puntos de la “Instrucción Pastoral sobre la importancia moral de vacunarse contra el Covid-19” de agosto de 2021:
• El Secretario del Departamento de Salud de Puerto Rico ha emitido la Orden Administrativa 2021-509 que requiere la vacunación, tanto a los estudiantes de 12 años o más de las escuelas públicas y privadas, como al personal docente y no docente de las escuelas públicas y privadas.
• Nosotros, luego de escuchar reiteradamente el llamado del Papa Francisco a favor de la vacunación contra el COVD-19, queremos, por este documento, solidarizarnos con el Santo Padre, hacernos eco de su llamado insistente a la vacunación, promover y alentar la vacunación del pueblo de Dios que peregrina en Puerto Rico y a reiterarnos y/o impartir instrucciones a ciertos agentes de pastoral de nuestras respectivas Diócesis.
La Vacunación contra el COVID-19
• Ciertamente los datos científicos que tenemos hasta ahora indican que las vacunas aprobadas para usarse en Estados Unidos, que son las que usamos en Puerto Rico, son seguras y eficaces. No son perfectas y no ofrecen 100% de protección contra el contagio, pero esto no debe sorprendernos. Las vacunas no ofrecen una protección del 100%. Además, es preciso recordar que en medicina y en salud pública se trabaja normalmente con grados de probabilidad y con juicios estadísticos, no con certezas absolutas. Por lo tanto, en el estado actual de nuestros conocimientos, lo razonable es aceptar la seguridad y eficacia de las vacunas. Son el medio más eficaz que tenemos a nuestra disposición para luchar contra la pandemia que está causando tanto daño y sufrimiento en nuestro país y a nivel global.
El Papa Francisco y la vacunación contra el COVID-19
• El Papa Francisco no solo ha hecho un llamado a la vacunación, sino que se ha referido a la misma como un acto de amor. En la primera oportunidad que tuvo, se inoculó contra el COVID-19 recibiendo la primera dosis el 13 de enero del 2021. Con este acto, el Papa nos dice al pueblo católico del mundo entero que la vacunación es un signo de esperanza, que salva vidas, que al momento presente es la manera más efectiva para combatir la mortal pandemia del COVID- 19. También, el Papa, al vacunarse, nos quiere comunicar que la vacuna es cónsona con la ética, la moral y la doctrina de la Iglesia Católica. De no haber sido así, hubiese sido el primero en objetarla. El Papa, al dar este primer paso, nos invita a emularlo.
• Tenga el pueblo católico la certeza de que, si tanto el Papa Francisco como el Papa Emérito [Benedicto XVI] tuvieran algún indicio que recibir estas vacunas riñe con las enseñanzas de la fe católica, así lo hubiesen dejado saber al pueblo santo de Dios y hubieran rehusado vacunarse. Todo lo contrario, se han vacunado para animar a la humanidad a la vacunación masiva para salvar vidas.
• El Papa Francisco desea ver al pueblo de Dios vacunado y desea a la humanidad entera vacunada; por eso ha hecho un llamado a que la misma también sea accesible a los países pobres.
• Cuando me niego a vacunarme, no solo estoy poniendo en riesgo mi salud. Estoy poniendo en riesgo la salud de otras personas, sobre todo de las más vulnerables. Vacunarse es, pues, un acto de responsabilidad para con la propia salud, pero también es un acto de solidaridad y responsabilidad social. No vacunarse nos expone al colapso en Puerto Rico del sistema hospitalario. Atestar los hospitales de COVID- 19 pudiera privar a otros pacientes con condiciones de riesgo de muerte de servicios y espacios hospitalarios.
¿El Estado puede imponer la vacunación?
• Por las razones antes mencionadas, somos de la opinión que, en medio de una pandemia, el Estado puede hacerlo en aras del bien común y de proteger las vidas humanas. De la misma manera que puede obligar a la vacunación de los menores, de la misma manera que puede obligar a que se les trasfunda.
• La fe católica no prohíbe vacunarse contra el COVID-19 con las tres vacunas [hoy van por cinco] actualmente aprobadas por la FDA. Si lo hubiese prohibido, nuestro Papa Francisco y el Papa Emérito jamás hubiesen accedido a la vacunación.
Casi dos años después, con las evidencias de daños serios a la salud y la incidencia de enfermedades asociadas a la vacunación experimental que Pfizer pretendió mantener ocultas por 70 años y los informes de VAERS (Sistema para reportar efectos adversos de las vacunas) que así lo confirman, es inconcebible que la jerarquía católica de Puerto Rico insista en la vacunación.
“Aún el Covid permanece en medio nuestro, así como la influenza y otros virus. Una vez más exhortamos a la vacunación de nuestro pueblo. Vacunarse es un acto de amor como ha expresado el Papa Francisco”, comentan los obispos al final de la carta pastoral.
El motivo del documento es la presente crisis de salud, que los prelados de Puerto Rico atribuyen a todo (la falta de médicos especialistas en muchas ramas de la medicina, la fuga de médicos y enfermeras y enfermeros, salarios bajos del personal de la salud, la situación con las aseguradoras, la crisis en algunos hospitales, el problema con las residencias para estudiantes graduados de las escuelas de medicinas) menos al Covid.
Hoy, en el inicio de la Cuaresma 2023, juzguen ustedes Católicas y Católicos y convénzanse de la hipocresía de la Conferencia Episcopal Puertorriqueña respecto de la pandemia del Covid-19.
