Jaime Torres Torres
Lalo Rodríguez se marchó de este plano el pasado 13 de diciembre, dos días antes del cumpleaños 86 de su eterno mentor Eddie Palmieri.
El medio radial independiente Prensa sin censura entrevistó a El Sol de la Música Latina, como se le conoce a Palmieri, justo en la hora en que el martes 20 los restos mortales de Lalo recibían cristiana sepultura en el camposanto del Barrio Santa Cruz de su natal Carolina.
Parte de los radioescuchas del programa transmitido en vivo por Mixlr, entre ellos Nanette Lucy, Brenda Davenport, Bea Arroyo, Manuel Villaneuve y Luis Omar Ortiz, anotaron sus preguntas en el chat, que el maestro Palmieri respondió con empatía y amabilidad.
Eddie calificó el deceso de Lalo, de 64 años, como “una tragedia” y “una pérdida, un dolor en mi alma porque le decía, como aprendí del gran pianista Lino Frías, que vive en mi corazón y no paga renta”.
Se conocieron a finales de 1973, cuando Palmieri promovía el disco “Sentido” con Ismael ‘Pat’ Quintana, quien posteriormente fue firmado por Jerry Masucci para la división Vaya de Fania Records, luego de no llegar a un acuerdo contractual con Eddie.
En 1973 Palmieri y Quintana quemaban las ondas radiales con “Puerto Rico” y “Adoración”, aparte de los boleros “Cosas del alma” y “No pienses así”.
Pero finalmente Ismael se concentraba en su carrera como solista y miembro de las Estrellas de Fania, por lo que Eddie necesitaba urgentemente un cantante.
Eddie le dijo a un primo del sonero matancero Justo Betancourt que necesitaba un cantante. Y le habló del talento de un chamaquito de entre 15 y 16 años de nombre Ubaldo Rodríguez Santos, cuyo padre trabajaba en el hotel donde se hospedaba.
“Le dije a través de un primo de Justo que se presentara a mi habitación del Hotel Americana. Y llegó puntual. Cuando abrí la puerta su guitarra casi era más grande que él. Tomamos un taxi y fuimos a la Calle del Parque, donde vivía René Hernández, el gran pianista y arreglista de Machito, que en ese tiempo trabajaba en el Hotel Caribe Hilton. Le dijimos: ‘canta lo que tú quieras cantar’. Y dijo: ‘Esto lo escribí cuando era más joven’.
Lalo se refería al bolero “Deseo salvaje” y mientras cantaba Palmieri y René Hernández lo miraban y escuchaban atónitos. “Le dije a René que escribiera el arreglo de “Deseo salvaje” comenzando con una trompa francesa y que grabaríamos el disco en Nueva York”.
A inicios de 1974 Ubaldo, sin aun cumplir 17 años, viajó a Nueva York a poner la voz al disco grabado en el estudio Electric Lady y que incluye las composiciones de Eddie, “Nada de ti”, “Mi cumbia”, “Una rosa española”, “Un día bonito” y el bolero “Deseo salvaje” de Lalo.
Eddie lo apodó Lalo y lo trató como a un hijo, pero exigiéndole un trabajo de excelencia. Después de grabar el bolero “Deseo salvaje”, Lalo se trancó. Necesitaba calidad y se la exigió. Ante su indisponibilidad, le dijo: ‘Vamos abajo, al restaurante, y te tomas un te o algo’.
Las luchas espirituales de Lalo
Palmieri, que por su pasión y respeto por los tambores de fundamento se acercó al estudio de la santería, pronto identificó que “el tranque” de Lalo (la idea de pensar que era incapaz de cantar el resto de la secuencia) era resultado de sus luchas espirituales.
El Maestro utilizó la sicología con su discípulo.
“Yo sabía que él tenía una tía que estaba en la santería, que yo la estudiaba por los tambores batá, porque esto me encanta. Le dije: ‘Lalo, yo no quiero que tú pienses que eres un cantante malo. Tienes que borrar eso de tu mente. Lo que quiero decirte es que tengas la pura seguridad de que eres el cantante más malo que he oído’. ¡Pa’ qué fue eso, mano! Para ese jovencito eso fue como un volcán. Le saqué el Conguito que llevaba por dentro, subimos al estudio y me dio uno de los elepés más increíbles grabados por un jovencito de 16 años que no sabía nada de grabar con los mejores músicos a nivel mundial que salieron de Nueva York. Hicimos un tremendo trabajo y ese disco está ahí para siempre”, recordó Palmieri del elepé distribuido por Coco Records a mediados de 1974 y reconocido con el Grammy norteamericano al año siguiente.
Para Palmieri, admirador de Oyá, la deidad yoruba que se manifiesta en los vientos y que en el catolicismo sincretiza con la Virgen de la Candelaria y Santa Teresa de Jesús, la llegada de Lalo a su orquesta fue un regalo de los Santos.
“[Los Santos] me enviaron ese jovencito. Cayó en mis manos y lo pude presentar inmediatamente pa’l mundo entero. El disco ganó el primer Grammy en la música latina. Lalo fue un alma de Dios, tremendo talento, una voz única y un bolerista al que todo el mundo había que prestarle atención […]. Casi todas las composiciones del disco son mías. Era mi disco para él y lo presenté al máximo. Después de eso tuvo mucho éxito con Fran Ferrer y diferentes disqueras […] La muerte de Lalo es una pérdida grandísima en el mundo musical”.
El legendario pianista y compositor, que se recupera de un quebranto cardiopulmonar que le impidió participar en el Blue Note del estreno del disco de jazz latino “Eddie Palmieri Presents Sonido Solar”, aseguró con plena convicción que Lalo estaba predestinado a encontrarse con él.
“Creo mucho en lo que está escrito en el Libro grande que viene de Dios y los Santos. Ese encuentro entre Lalo y yo estaba escrito ya. Ese disco puso al jovencito en el mapa”, afirmó Palmieri al recordar que en noviembre pasado se cumplieron cuatro años de su encuentro con Lalo en un histórico concierto en el Lehman College en Nueva York.
El Rumbero del Piano, como también es reconocido Palmieri, afirma que las voces más poderosas que su orquesta ha acompañado, a pesar de la excelencia de Ismael Quintana, Cheo Feliciano, Herman Olivera y Gilberto Santa Rosa, son las de Lalo e India.
“Ahí se los llevan a todos Lalo e India”, afirmó Eddie, que en 2023 concluirá la producción de un disco a Arlene G.
Eddie Palmieri, cuyo piano ya fue afinado y pronto comenzará a tocar y ensayar pensando en la presentación de jazz latino programada para marzo de 2023 en el Coca Cola Music Hall en un festival en que su mentor Tito Rodríguez será recordado en su centenario, que se conmemorará el próximo 4 de enero, se despidió con un mensaje para Puerto Rico y el mundo: orar por Lalo y recordarlo por su talento.
“Un talento único que dio la Isla; un talento único que no tenemos ahora. Está ahora en las manos de Dios. Por la cuestión de su enfermedad, se lo llevaron o él mismo ayudó a llevarse a sí mismo. Queda naturalmente tristeza en la familia y yo mando siempre mis rezos para la familia que ahora se encuentra sin Lalo. Esa es la tristeza máxima”.

