Puerto Rico: basurero tóxico de las farmacéuticas

(Nota del Editor: segundo de una serie de artículos sobre los daños al medioambiente de las empresas farmacéuticas que operan en Puerto Rico.)

Publicado por Hedge Clippers

Los sitios del Superfondo son zonas contaminadas repletas de desperdicios químicos que las industrias no han manejado adecuadamente. Las compañías a menudo han dejado los desperdicios al descubierto, lo que afecta a las comunidades locales.

El Congreso federal estableció el Programa del Superfondo en 1980 para que la EPA pudiera rastrear, gestionar y limpiar lo peor de estos lugares con residuos peligrosos.

De estos, la Lista de Prioridades Nacionales (NPL, por sus siglas en inglés) registra “los sitios más graves identificados para limpieza a largo plazo”. La EPA se vale de un sistema de puntuación que determina qué sitios pertenecen a la lista según “la probabilidad de que un sitio haya liberado o tenga el potencial de liberar sustancias dañinas al ambiente; características de los desechos (es decir, por toxicidad y cantidad de desechos); y las personas o los ambientes sensibles (objetivos) afectados por esta liberación”.


Puerto Rico cuenta con más de 500 sitios del Superfondo. A la fecha de julio de 2022, más de
la mitad todavía están calificados como “activos”, lo que significa que todavía representan un peligro para las personas que viven cerca de ellos.

Dieciocho están en la Lista de Prioridades Nacionales debido al gran riesgo potencial que las sustancias dañinas tienen de causarle daños al ambiente o a las comunidades aledañas.

A modo de comparación, Montana también tiene 18 lugares tóxicos en la Lista de Prioridades Nacionales, pero cuenta con una población que equivale a un tercio de la de Puerto Rico.

La EPA le ha atribuido directamente
a la manufactura farmacéutica 15 sitios del Superfondo en Puerto Rico.

Las compañías farmacéuticas también han contribuido a crear lugares adicionales del Superfondo al descargar desechos tóxicos a los vertederos.

Además, la EPA le atribuye cuatro sitios del Superfondo en el archipiélago al sector relacionado a la manufactura de dispositivos médicos.

Las compañías farmacéuticas son responsables por algunos de los lugares más contaminados de Puerto Rico.


• En Barceloneta, las compañías farmacéuticas AbbVie, Merck, Pfizer y Upjohn contaminaron las comunidades aledañas, lo que provocó que la EPA designara cuatro sitios del Superfondo desde la década de 1990. La EPA todavía está supervisando la remediación y limpieza de riesgos en las instalaciones de UpJohn, que actualmente se encuentra en la Lista de Prioridades Nacionales por su concentración extremadamente alta de desechos tóxicos. Uno de los tanques de almacenamiento subterráneo se filtró a las aguas subterráneas y las contaminó con tetracloruro de carbono, un líquido sumamente tóxico que se usa en insecticidas, líquidos de limpieza y refrigerantes. Aunque se brindaron otras fuentes de agua para la comunidad local, y aunque UpJohn ya no lleva a cabo sus actividades de manufactura en el lugar, la contaminación vigente causó la pérdida de un abasto importante de agua subterránea.


• En Arecibo, Pfizer filtró materiales líquidos peligrosos gracias a sus pobres prácticas de gestión de desperdicios, contaminando así los suelos y las aguas subterráneas en las áreas cercanas. Los químicos fueron cloroformo, tetracloruro de carbono y acetonitrilo. Los tres químicos representan un riesgo al medioambiente, pero el acetonitrilo en particular es un líquido extremadamente tóxico que se disuelve fácilmente en agua. El sitio solía ser un lugar de manufactura de UpJohn; mientras que Merck Sharp & Dohme Corp se encontraba a cerca de una milla de distancia.


• En Guayama, TAPI contaminó el agua subterránea con benceno, clorobenceno, etilbenceno, cloruro de metileno, naftaleno, antimonio, arsénico, plomo, talio y vanadio. La base de datos del Historial En Línea de Cumplimiento de la EPA, conocida como “ECHO” por sus siglas en inglés, registra información de sobre 50 instalaciones farmacéuticas y de fabricación de equipo médico que operan actualmente en Puerto Rico.

En los pasados cinco años, la EPA implementó 15 acciones formales e informales de protección ambiental en instalaciones farmacéuticas en Puerto Rico.


Estas medidas pueden variar desde cartas informales de advertencia y citaciones, hasta órdenes administrativas más formales y serias, así como acciones legales.

A continuación, se presentan algunos ejemplos de instalaciones activas y operantes de fabricación farmacéutica que ya han sido objeto de algunas de estas acciones formales por cometer graves violaciones ambientales:


• PFIZER PHARMACEUTICALS en Barceloneta está violando las regulaciones de plomo y cobre (y lo ha estado haciendo de forma continua desde el 2020). La EPA estableció esta regulación para controlar el plomo y el cobre en el agua potable, ya que ambos causan afecciones de salud tan leves como problemas estomacales, o tan severos como problemas de aprendizaje o daños cerebrales. Pfizer no ha respondido a este planteamiento.


• AMGEN MANUFACTURING, LTD en Juncos ha violado varias regulaciones ambientales de cumplimiento en los pasados cinco años. Desde abril de 2019 a diciembre de 2020 no sometieron su informe de monitoreo de descargas sobre los químicos que descargan. También cometieron dos violaciones al monitoreo de coliformos en el 2021, lo que significa que no monitorearon patógenos en su sistema de tratamiento de aguas. Se ha hallado que la cuenca hidrográfica cerca de donde opera Amgen —el río Gurabo y la quebrada Ceiba— están contaminados con amonia, arsénico, fósforo, selenio y más, lo que la EPA dice que está potencialmente vinculado con Amgen y las descargas industriales.


• LA BRISTOL MYERS SQUIBB MANUFACTURING COMPANY en Humacao violó los parámetros nacionales de contaminantes peligrosos del aire en el 2020. Tampoco sometieron sus informes de monitoreo de descargas de abril 2019 a septiembre de 2019, que la EPA requiere de las instalaciones que descargan contaminantes al agua. La EPA halló que la cuenca hidrográfica cerca de su lugar de operaciones, la quebrada Frontera, sufría de agotamiento de oxígeno debido a los químicos que la planta de manufactura liberaba al agua. Asimismo, que contenía también patógenos que son peligrosos para las especies acuáticas en peligro de extinción de la quebrada.

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