Farmacéuticas provocan SOS ambiental en Puerto Rico

(Nota del Editor: primero de una serie de artículos sobre los daños al medioambiente de las empresas farmacéuticas que operan en Puerto Rico.)

Publicado por Hedge Clippers

LAS CORPORACIONES FARMACÉUTICAS estadounidenses están causando un daño ambiental masivo en Puerto Rico. No solo están estas gigantes farmacéuticas extrayendo inmensos beneficios contributivos y ganancias del archipiélago, sino que también están propulsando el racismo ambiental que afecta a millones de puertorriqueños.

Johnson & Johnson, Abbott, Merck, Pfizer y otras han creado quince sitios de residuos tóxicos que la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés) ha designado como “sitios del Superfondo”.

Tal y como lo resalta el informe, las compañías farmacéuticas que operan en Puerto Rico lo hacen en violación de la Ley de Aire Limpio. Asimismo, agotan y contaminan los abastos cruciales de aguas subterráneas de las que beben los puertorriqueños, e ignoran regulaciones ambientales cruciales.

Los datos de la EPA revelan que, solo en los pasados tres años, entre las instalaciones farmacéuticas que la agencia monitorea, una de cada tres fue citada por violar protecciones ambientales vitales. Amgen, Bristol Myers Squibb y más de una docena de otras plantas que operan en Puerto Rico también se enfrentaron a acciones por parte de la EPA debido a los graves efectos ambientales.

Las comunidades puertorriqueñas sufren, como resultado, de una enorme cantidad de padecimientos crónicos de la salud, lo que incluye tasas altas de cáncer, asma y otras enfermedades respiratorias.

Lidian con agua que no está apta para consumo y se exponen a químicos tóxicos. El gobierno de Puerto Rico y las agencias federales estadounidenses no están exigiéndoles a los contaminadores farmacéuticos que asuman responsabilidades.

El racismo ambiental persiste a menudo en Puerto Rico en el nombre del lucro; las regulaciones laxas, las limpiezas ambientales inadecuadas y la complicidad del gobierno con el sector farmacéutico contribuyen a este problema constante.

Aunque las grandes farmacéuticas se vanaglorian de su compromiso con los derechos humanos, con la neutralidad de carbono y con las redes de energía renovable, en realidad la impostura ecológica (conocida en inglés como greenwashing) por las corporaciones esconde la envergadura de la devastación ambiental que ocasionan en las comunidades locales.

Los hallazgos de este informe evidencian la necesidad urgente de que los políticos investiguen la degradación ambiental por parte del sector farmacéutico de Puerto Rico a la vez que les exigen rendición de cuentas a los responsables mediante el fortalecimiento de las regulaciones y con medidas de supervisión.

El racismo ambiental en Puerto Rico

La industria farmacéutica extrae ganancias enormes de Puerto Rico mientras causa daños ambientales gigantes. Compañías multimillonarias como AbbVie, Merck y Pfizer saquean los recursos escasos que hay en Puerto Rico a la vez que afectan masivamente la salud de los trabajadores y de la comunidad.

Desde fines de la década de 1970, ha habido científicos y activistas que han alzado la voz sobre cómo la industria farmacéutica ha ocasionado daños ambientales. Han señalado que las leyes de salud y medioambiente no se hacen valer como se debe, y que esto es en parte la causa que contribuye a lo que el académico y activista puertorriqueño Dr. Neftalí García nombró “colonialismo ambiental” en 1979.

Este patrón de explotación colonial es autor de los males ambientales de Puerto Rico, ya que los políticos y las compañías han optado por priorizar las ganancias sobre nuestro derecho de respirar.

Décadas más tarde, el huracán María dejó en evidencia cómo los desperdicios tóxicos industriales siguen asolando el panorama de Puerto Rico.

Aunque ofrecen ganancias económicas, las compañías farmacéuticas multinacionales contribuyen a una mezcla tóxica de desperdicios para las comunidades puertorriqueñas.

Comunidades como Arecibo sufren de montañas de cenizas de carbón, lodos tóxicos, contaminantes del aire y químicos pesticidas.

Esto evidencia que existe una actividad regulatoria inadecuada por parte de la Agencia de Protección Ambiental.

En comparación con otros ejemplos más notorios de daños ambientales, como la pila de carbón de cinco pisos de altura en Guayama proveniente de la planta de carbón de Applied Energy Systems (AES), o los experimentos por la Marina de Guerra de los EE. UU. en Vieques, los efectos de la industria farmacéutica sobre el ambiente por lo general se han ignorado o no se han estudiado en los Estados Unidos. Esto hace que sea más fácil que estas corporaciones eviten asumir responsabilidades.

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