Jaime Torres Torres
Ante la mirada atónita de su anciana esposa, un menor de edad y su madre, el ciudadano Roberto Capella, de 63 años, se encuentra hospitalizado hoy, luego de ser intervenido el lunes por varios agentes de la Policía de Puerto Rico en la PR-2 en jurisdicción de Aguadilla por presuntamente manejar a exceso de velocidad (alegadamente a 58 millas en una zona de 46).
Don Roberto mostró su licencia de conducir y el registro de su vehículo de motor, pero declinó entregarlos a los agentes, solicitando que el oficial que intervino inicialmente se identificara y repitiendo en varias ocasiones, según videos provistos a este medio, que no sentía seguro.
Don Roberto reiteró que no manejaba a exceso de velocidad y que no se sentía seguro. “Usted está obstruyendo el derecho que tengo como viajero de ir de un punto A a un punto B. ¿Usted me puede enseñar la documentación de que usted es policía”, dijo el anciano, evidentemente muy informado sobre sus derechos al amparo de la Ley Natural.
A la escena llegó bastante airado y molesto el Sargento Losangel Acevedo, quien insistió en la entrega de los documentos. Don Roberto le solicitó que lo escuchara, sin éxito.
Finalmente, con la intervención del sargento Acevedo y el uso de un dispositivo eléctrico (taser) lo lograron sacar del auto, lo registraron, lanzaron al suelo, esposaron y metieron en la patrulla, como si fuera un criminal.
No bastaron las súplicas de su esposa ni el respeto a su integridad exigido por el ciudadano.
Al momento de publicar esta nota don Roberto, paciente cardiaco, se encontraba hospitalizado.
Este hecho ha consternado al País y ha denigrado una vez más la imagen de la Policía de Puerto Rico. Los videos revelan que en ningún momento el ciudadano se tornó agresivo en su intercambio de impresiones con los agentes de la uniformada.
“Ayer estuvo en una actividad de supervivencia en Aguadilla. Donde yo también estaba. Nos explicaban sobre siembra sustentable y lo importante de comenzar a sembrar para sobrevivir. Lo que he visto es que es un hombre tranquilo, amable y cooperador. Siempre que lo veo estay con su esposa, una señora mayor que usa andador. Es a la que los policías le gritan en el video. Ellos salían de allí cuando los detuvieron y ocurrió lo que se observa en el video. Esto es persecución, porque ellos no hicieron nada ilegal. Saben que él asiste a los grupos de soberanía. No lo conozco personalmente. Es lo que he visto. Ahora está con dolor de pecho”, dijo una mujer participante del taller de soberanía alimentaria que, por lo pronto, opta por mantener su nombre en el anonimato.

