Fátima Seda Barletta
Periodista y Abogada Puertorriqueña
TERCERMUNDISTA. Doña Jennifer González deduce en su cuarta década que somos, todos somos, un país tercermundista.
Puede que tenga razón. Si somos tercermundistas, ella ha tenido un papel medular en lograrlo. Lleva al menos dos décadas en la política activa. Lleva al menos dos décadas libando del manantial económico de este país tercermundista, sin aportar un ápice a que no lo sea.
TERCERMUNDISTA. Del tercer mundo. Del mundo que no cuenta con medios para educarse, para mantenerse saludable, para comer todos los días, para salvar a su infancia hasta que sea adulta y a los ancianos hasta que se vayan a la otra dimensión. Estoy a punto de darle la razón.
Ella es parte del combo que le ha recortado a la Universidad de Puerto Rico, la universidad que durante más de un siglo ha ofrecido magnífica educación a los que no hubiesemos podido costearla, los fondos para seguir siendo una entidad educativa de calibre mundial.
Allá, donde ella engorda todos los días de banquete en banquete y de buen restaurante en buen restaurante, nada ha hecho para conseguir los dineros que su país, la nación estadounidense, le regala cada día a los países tercermundistas.
Cuando se acuerda que Puerto Rico existe, nunca le llevan sus piernitas al área oeste, o al área sur, o al área este, para espantarse y gritar allá que el desarrollo económico cesó hace décadas y que es urgente abrir empresas, abrir escuelas especializadas, abrir hospitales nuevos, al menos como eran cuando su mentor, Pedro Rosselló González, los regaló.
Y ya que estamos en eso, JGo podría conseguir trapos de nueve millones de dólares para sustituir los que el alcalde tercermundista de Mayagüez, José Guillermo Rodríguez, desapareció. Así, el área suroeste tendría un centro de trauma eficaz que descongestionaría al Centro Médico de San Juan, donde ya las condiciones son… ¡adivinó! Tercermundistas.
TERCERMUNDISTA. Así son las condiciones para los ancianos y los niños en Puerto Rico, gracias a políticos como ella, como Jennifer González. En lo que juega a abogada sin reválida, en lo que juega a bariatrizada sin resultados, en lo que se ahoga con comida excesiva, podría sacar un rato para ver en cualquier farmacia cómo los ancianos piden una tercera parte de la receta, teniendo que escoger entre comer o sanar, a lo Tercer Mundo.
Podría enterarse de la cantidad de escuelas sin clases de educación física, o de artes. Y quiénes nos llevaron a eso, políticos tercermundistas como ella, como Jennifer González.
Pues mira, analizándolo bien, poniéndolo bajo la lupa, sacándolo de líneas partidistas, tengo que reconocer que uno de los grandes logros de la comisionada residente que menos ha hecho desde que se trepó, es hacernos tercermundistas. Si la comparo con una María Luisa Arcelay -de sus creencias estadistas- o con una María Libertad Gómez, con una Pepita Nazario o con una María De Choudens, que de seguro Jennifer ni sospecha quiénes fueron, le tengo que dar la razón. Somos tercermundistas gracias a la que lo proclama a los cuatro vientos, porque eso fue lo que la González logró.
