Texto y Fotos por
Rebeca Adames
Para Prensa sin censura
Es una mueca de la miseria en Puerto Rico en pleno siglo XXI.
Doña Ana Francisca y don Confesor es una pareja de adultos mayores que reside en condiciones infrahumanas en la comunidad Estancias del Río en Medianía Baja en Loíza.
Sus vecinos han intentado ayudarlos y el municipio también, pero su problema no es solo de pobreza financiera, sino de irrespeto institucional a sus derechos y dignidad como seres humanos.

Son lapidados, según conocidos, por la enfermedad del alcoholismo y se presume que padecen de alguna condición mental.
Agencias, como el Departamento de la Familia, al servicio de las personas de edad avanzada, la procuraduría del paciente y entidades privadas como AARP pudieran aportar lo que más urge en estos momentos: asistencia médica integral de emergencia para rescatarlos de la calle.
Ana Francisca y Confesor deambulan por sectores de Medianía Baja; ingieren licor; viven sin servicios de agua potable y energía eléctrica en un verdadero caos, expuestos a moscas y roedores, comiendo alimentos descompuestos, sin asear sus cuerpos y olvidados por las agencias.
Varias vecinas entrevistadas aseguraron que reciben ayuda del Programa de Asistencia Nutricional, que otras personas les ayudan a administrar.
Se alega que ambos son electores activos, con sus tarjetas electorales vigentes, pero después de cada elección son relegados al olvido.
Esta pareja vive en condiciones infrahumanas en Loíza y, de algún modo, afectan involuntaria e inocentemente la calidad de vida de sus vecinos.



