Por Emiliana Correa
Para Prensa sin censura
Desde mi rinconcito reflexivo: nuestros recursos naturales, manipulados por los adinerados y burgueses de este país.
Como es conocido por los que hemos estado siguiendo los reportajes de la periodista de Wapa TV Canal 4, Maritza Cañizares, sobre el control y uso de nuestros recursos naturales y las playas de Puerto Rico, deseo comentarles que estos han sido de gran impacto dentro de nuestras comunidades costeras, en especial las que circundan el balneario Nolo Morales, mejor conocida como Costa de Oro.
En lo que a mí respecta como residente de Dorado y una de los tantos caminantes diarios que nos ejercitamos por el litoral de esa preciosísima playa, ha sido impresionante ver cómo han estado tratando de mantener todo tipo de control y de impedir el libre discurrir por toda esa área en donde convergen el bosque húmedo, uno de los pocos que poseemos en el país, y el que los dueños de toda esa área que comprende Dorado Beach East y el hotel Dorado Beach mantienen cercado dentro de sus lindes eximiendo a la comunidad doradeña y transeúntes del conocimiento y disfrute pleno del mismo.
Así como del caminar tranquilamente sin dejar de sentirse vigilado, o de correr bicicleta por zona segura sin que se lo impidan o detenga un guardia de seguridad del hotel, a menos que no sea residente o esté vacacionando en sus instalaciones. Esto expresado por ese personal de «seguridad» cuando les he preguntado el porqué de impedir, por ejemplo, a un joven relajarse y ejercitarse por un área que sabemos corresponde a la zona marítimo-terrestre doradeña.
Comentario que en diferentes ocasiones y situaciones observadas me he visto precisada a clarificarles y orientarles sobre la violación de derechos como paso de servidumbre. Su respuesta es siempre la misma, «seguimos órdenes y esto es área privada». Obligando indirectamente a que tengan que correr y /o caminar preferiblemente por la orilla del océano exponiéndo sus vidas dado el alto y fuerte oleaje en ocasiones de cambio de clima. Sé que acude gente mayor, en su mayorìa, a caminar por razones médicas, y me incluyo, en donde algunas hasta se han caído por la cercanía al agua de mar, que les han tumbado, mojado y puesto en riesgo porque el personal del hotel se detiene, nos pasa al raz y velozmente con sus carritos de golf y nos rondan en cierto modo intimidantes.
Más aún, canalizan el desague de las aguas pestilentes que se les acumulan cuando llueve mucho en sus cuerpos de agua artificiales internos hacia el balneario a través del bosque húmedo y abriendo un inmenso canal o anchos y profundos surcos al lado de la línea de piedras colocadas por ellos como límite para caminar por lo que es la orilla de nuestro enorme y hermoso balneario público.
Utilizan equipo pesado para remover grandes porciones de arena alterando así la condición natural del litoral, provocando la separación de la playa en dos y, por consecuencia, delimitándonos el área de caminar diariamente e interrumpiendo el flujo y comportamiento natural de las aguas marinas. Esta semana ha sido bien difícil recorrer todo lo que comprende el litoral por no poder cruzar con seguridad de salubridad y por empujarnos a hacerlo cercano a las olas, si es que lo logramos, ante semejante barrera creada por estos sin mediar ningún tipo de consideración ni aviso.
Son tan intimidantes que al vernos retratando la situación de riesgo creada por su personal, y al alejarnos del lugar por inseguro para caminar por el estacionamiento, nos pudimos percatar que una guagua del hotel se ubicó pegado entre la verja del estacionamiento y el bosque húmedo, se bajó una persona, tal vez dos, para vigilarnos mientras caminábamos tranquilamente.
Se hicieron notar por nosotros, por lo que decidimos retrarlos a ellos también como evidencia de su raro comportamiento. Por lo que nos hace pensar que probablemente los del hotel estén estableciendo barreras mayores dado el anuncio de la protesta de este fin de semana en la zona del balneario de Dorado.
Juzgue usted.

