Jaime Torres Torres
Prensa sin censura
Un año y medio después del aterrizaje de Pedro Pierluisi en la Fortaleza, de sus continuos vetos a proyectos de ley concebidos con el bienestar del Pueblo en mente, el panorama apunta a que el Partido Nuevo Progresista, a pesar del lastre de la corrupción que arrastra, revalidará en las elecciones de 2024.
Sea con la reelección de Pierluisi o con la elección de Jennifer González, aunque sea con menos del 33% de los votos, revalidará en el poder ejecutivo con una legislatura mucho más heterogénea que integrará candidatos independientes y del Partido Popular Democrático, Movimiento Victoria Ciudadana y Proyecto Dignidad.
No es un secreto que el Frente Puertorriqueñista, con Carmen Yulín Cruz y Aníbal Acevedo Vilá, pondera lanzarse al ruedo al igual, en opinión de este periodista, que el Movimiento de Conciencia liderado por Eliezer Molina, que desde las redes sociales se sigue organizando en municipios claves.
Habría que ver qué le deparan a Puerto Rico los próximos dos años y medio en términos de su bancarrota y el alto costo de la vida. Este 2022 ha iniciado con considerables aumentos a los peajes y a la factura de LUMA Energy, que esta semana dejó al País en tinieblas por su falta de mantenimiento a infraestructura de la red eléctrica acarreando pérdidas multimillonarias.
Mientras se asegura que sobre la mesa está un aumento al IVU de hasta un 5% adicional y el encarecimiento de los productos y servicios de primera necesidad en general, tras la escalada en los precios del combustible.
La emigración hacia los estados de USA continuará y los extranjeros, en su mayor parte los norteamericanos, seguirán desplazando a los boricuas y comprando fácil y cómodamente sus propiedades.
Mientras, bendecidos con las exenciones de las leyes 20 y 22, hoy Ley 60, cada vez más ricos se apoderan del patrimonio nacional, cumpliéndose la profecía del corrupto funcionario que soñaba con un Puerto Rico sin puertorriqueños.
A la ecuación hay que sumar qué nos depararán los próximos dos años y medio en términos de la presente pandemia del Covid-19 o de otra que pudiera surgir y de eventos naturales a consecuencia del calentamiento global, huracanes, terremotos y tsunamis.
Con una Ley Electoral que un año después no parece someterse a enmiendas y que de radicarse un proyecto de ley a tales efectos podría recibir el veto del gobernador, el escenario apunta a la revalidación del PNP por varias razones:
• Un año después no hay una personalidad en el PPD que represente esperanza en la colectividad e inspire confianza en el pueblo para administrar la colonia. Algunos mencionan a las alcaldesas de Loíza y Morovis, Julia Nazario y Carmen Maldonado, respectivamente, pero no hay otra figura en el horizonte.
• Por el Movimiento Victoria Ciudadana ya Manuel Natal ha iniciado su campaña en las redes, pero aún sin conectar con el corazón del Pueblo. Claro, los señalamientos a Mariana Nogales, la pasión estadista de Bertito Márquez y la salida de Alexandra Lúgaro para aliarse a los grandes intereses socavan la credibilidad del movimiento que descansa en la combatividad legislativa de la propia Nogales, Ana Irma Rivera Lassen y Rafael Bernabe a la administración Pierluisi.
• Por el Partido Independentista Puertorriqueño, un año y medio después la gran decepción ha sido Juan Dalmau. Descansa en los laureles del respaldo recibido en noviembre de 2020, pero más allá de apariciones cosméticas en algunos medios corporativos realmente ha estado ausente de luchas del Pueblo, como las antenas, la piscina en Sol y Playa, el desastre de LUMA, el humedal de Luquillo, la UPR, la sentencia a la indigencia del magisterio y los derechos de los no vacunados.
• Por el Movimiento de Conciencia, al que se alinean personas muy decentes y bien intencionadas, dificulto que Eliezer Molina (cuya candidatura independiente a la gobernación respaldé) logre convencer a la masa porque, aunque milita en causas legítimas, a juicio nuestro carece de carácter, autodominio, inteligencia emocional y madurez política (eso en su momento será tema de otro análisis).
• Por el Frente Puertorriqueñista, extraoficialmente, se espera que alguna proyección tengan Carmen Yulín y Acevedo Vilá, a quienes no pocos consideran cadáveres políticos por sus derrotas en las pasadas primarias y por lo mucho que pudieron hacer como incumbentes y no hicieron. Hay otra gente muy respetable en esa organización, como la Dra Gladys Escalona y los licenciados Noel Colón Martínez y Luis Toro Goyco que promueven la opción de la Libre Asociación en el drama de una Asamblea Constitucional de Estatus en la que los puertorriqueños ejerzan su derecho a la libre determinación.
• Por el Proyecto Dignidad, que tras bastidores aún maneja el Dr. César Vázquez, la representante Lissy Burgos ha logrado un buen ‘standing’ ante la opinión pública por su defensa de los derechos de los no vacunados contra el Covid. Joane Rodríguez Veve se ha enfocado en sus fundamentalismos y ahora encabeza la lucha del Proyecto 693 contra el aborto. Esta colectividad debe trascender de su obstinación en los asuntos inherentes a la ley natural para asumir posturas claras y definidas en torno a las pensiones, la deuda, la UPR y la privatización y desarrollo de los recursos naturales.
• Por los candidatos independientes a puestos electivos, al pensar en José Vargas Vidot aplica eso de que “para muestras con un botón basta”. Su voz no se escucha y él sabe que sí se podría escuchar. No ha sacado la cara por el Pueblo. En causas como la del desastre ambiental en la Reserva Natural del Río Espíritu Santo en Río Grande, de la que es vecino, ha reaccionado a destiempo con un proyecto demagógico que da ganas de reír porque el daño hace más de un año que está hecho y es irreversible.
¡Cuánto Puerto Rico necesita de una líder o un líder como el millenial chileno Gabriel Boric que ha sido electo presidente de la República! Se necesita urgentemente una o un líder que integre a un Pueblo heterogéneo desesperanzado. Un líder o una liderasa que confronte a la Junta de Control Fiscal y, por consiguiente, al Congreso y la Casa Blanca.
Ante el desastre de gobernanza de la administración Pierluisi (Pedro gobierna junto a su hermana Caridad) y la desconfianza que provoca la oposición, se espera que en noviembre de 2024 -si es que queda País- un mayor número de electores se abstenga de acudir a los colegios, optando a conciencia por el ‘Retraimiento electoral’ al que alude Don Juan Antonio Corretjer en su libro “La Patria Radical”, en que alerta que las elecciones son un ardid fútil de Estados Unidos para perpetuar el estatus quo en la colonia que es su paraíso fiscal en el Caribe.
Por eso, tampoco se debe esperar mucho con el proyecto de descolonización de las congresistas Nydia Velázquez y Alexandría Ocasio Cortez. El camino se hace andando ¿o no?
A enormes sectores del Pueblo, esa masa heterogénea y compleja, no le interesa el futuro político de Puerto Rico, si tiene techo, carro, plasma, celular, alacena, nevera llena, generador y placas fotovoltaicas. En todo caso, prefieren la cosa como está o en su defecto la anexión aunque sean marginados en un nuevo ghetto.
A dos años y medio de las elecciones, lo reseñado sugiere un triunfo del PNP, a menos que al margen de las colectividades anquilosadas y carentes de liderato genuino, se asome la voz sincera y la conciencia sagaz de una joven o un joven puertorriqueño que renuncie a privilegios, convoque, convenza a la masa y se comprometa con administrar la colonia para todos, educando y orientando para ponerle fin a la colonia de nuestra desgracia común.
