In Memoriam
Nota del Editor: Fragmento de la homilía del Arzobispo durante las exequias de Don Rafael Ithier.
Roberto Octavio González Nieves
Arzobispo Metropolitano de San Juan
Con el corazón colectivo de nuestro país, Puerto Rico, profundamente entristecido, ofrecemos esta misa exequial por el eterno descanso del alma de Don Rafael Ithier, el maestro.
Ithier recibió en su vida millones de aplausos. Hoy, Rafael, todo un pueblo de fe, te recibe en esta catedral con un gran aplauso.
Con esta misa exequial, en un sentido agradecido no despedimos a Don Rafael Ihier. De los artistas nunca nos podemos despedir porque ellos siguen viviendo en el corazón del pueblo, en los pies que bailan, en la historia de su nación … El artista nos lleva una ventaja, es que disfruta de la inmortalidad de este mundo. Con Ithier podemos aplicar el dicho que no es lo mismo, ser recordado, que ser inolvidable: hoy estamos ante un inolvidable. Más que una misa histórica, presenciamos una misa por un histórico. Por un nuevo prócer de la nación puertorriqueña. Cuando se señalen los grandes hombres y mujeres de nuestra tierra, Ithier debe ser mencionado entre los grandes. Rafael enalteció su raza, que no es otra que la raza humana, la raza boricua, y la puertorriqueñidad. De agradecidos, como este pueblo, ningún otro. Te agradecemos hoy con nuestras oraciones que sirvan de incienso para elevarte a la presencia de Dios.
Los artistas deben reconocer de su gran potencial, pues cuando promueven con su música con su vida, con su compromiso social, se convierten en un soplo agradable de aire fresco que oxigena el arte del buen vivir y exalta la dignidad humana, especialmente de los más necesitados y la justicia social.
Ithier siempre consciente de lo anterior, se destacó por hacer del Gran Combo de Puerto Rico, además de ofrecernos buena música, de ofrecernos buenos ejemplos de disciplina, de respeto, de cultura. Se dice que los artistas, como ningún otro, tienen la capacidad de soñar nuevas versiones del mundo. Ithier soñó un Puerto Rico alegre y digno, a pesar de sus y de nuestras dificultades; soñó un Puerto Rico unido por la música, por el respeto, por la aceptación de las diferencias en las personas y en los géneros musicales, aunque para él, «sin salsa no hay paraíso.»
Hizo del gran Combo, no solo la universidad de la salsa, sino la universidad de la buena cultura, del respecto, de la disciplina que edifica, del ejemplo que engrandece. Nos enseñó que se puede evangelizar sin decirlo. Fue un artista de excelencia, de primer orden sin degradar al ser humano sin claudicar a sus valores, sin olvidar sus origenes sencillos.
Pues una de las grandes lecciones de la Navidad es que lo sencillo agrada a Dios, que Dios se nos revela en lo humilde y en los humildes como sugiere el evangelio de hoy. Dios nace sencillo, de padres, sencillos, en un lugar sencillo, en ciudad sencilla, Belén. Fue maestro de la universidad que nos enseñó a amar a Puerto Rico, como nuestra patria aquí en este mundo, en lo que vamos camino a la Patria celestial.
Decía Ithier que cada vez que salía de Puerto Rico a dar un concierto, cuando regresaba, lo hacía amándolo un poquito más de cuando se fue.
Gracias Ithier, maestro de la salsa, de buen dirigir, maestro de la identidad nacional puertorriqueña. Quisiste que al morir te recordaran sobre todo como un luchador. Hoy el cielo recibe a un gran gladiador, laurado con la corona más hermosa que se puede conquistar, la corona de amor de todo un pueblo, la corona de un alma revestida del amor de Creador del cielo, de la tierra y de todas las naciones…
Los buenos maestros nunca dejan de enseñar, Ithier nos seguirá enseñando con su legado, con sus consejos y con su rectitud en la manera de vivir la vida y de hacer negocios.
«Señores, yo soy salsero, para salsero mi Dios me quiso…Cantando salsa me elevo al cielo, Porque sin salsa no hay paraíso» dice uno de los éxitos de El Gran Combo de Ithier. Al reflexionar esto, quizás para estar un poco más seguro de ir al paraíso, necesitamos ser un poco más de salseros, salseros de Dios.
Hoy encomendamos el alma de Ithier al Todopoderoso en quien él creyó fielmente. Para que su alma vaya, como dice una de la canciones del Gran Combo, «A la viñaña, a la viñaña, a la viña, a la viña del Señor, del Señor», donde allí se forma el verdadero rumbón de la fe, de la alegría, del amor y de la paz y eterna», con el más perfecto ritmo, porque se va al compás de Cristo.
Allí el alma celebrará melodiosamente a la mejor partitura, la partitura de la vida del libro de la vida eterna del Resucitado.



se cumplió su voluntad un acto emotivo, solemne con interpretaciones musicales que tocaron nuestro Espíritu y muy importante , el Arzobispo González, el abogado y el médico resaltaron las cualidades de un gran ser humano, lleno de luz que siempre dio el buen ejemplo lo que es un puertorriqueño bueno y comprometido con su Pueblo sin matices políticos, gracias Don Rafael qepd🙏👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻🇵🇷🇵🇷🇵🇷🇵🇷
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Gracias Hilda. Hermosas y sentidas Palabras.
JaimeTorresTorres
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