La Independencia es posible y necesaria

Patriotismo

(Nota del Editor: primero de una serie de artículos.)

Dra. Martha Quiñones Domínguez

Para Prensa Sin Censura

El Plan B Independencia y el Plan Nacional de Desarrollo Económico para un Puerto Rico independiente y soberano son propuestas estratégicas e innovadoras que se componen de una parte política y otra económica.

El objetivo es la Independencia y plena soberanía como algo viable y posible. El mismo fue redactado por diversas personas que produjeron y circularon lo que se conoce como un borrador de Orden Ejecutiva.

La Orden, que fue dirigida al presidente Donald Trump pero que sus ayudantes no han recibido, promueve un proceso pacífico y ordenado con ciertas medidas para decretar la independencia para Puerto Rico, en un lenguaje que Trump puede entender.

No sabemos si sus asesores lo leerán y él lo filmará, pues el Gobierno de Puerto Rico ha pagado cabilderos para que no nos reciban en el Congreso y nos cierren las puertas. Pero presentamos al pueblo de Puerto Rico la parte económica, redactada por un grupo en que Javier Hernández y quien suscribe diseñamos la transición planificada y ordenada hacia la independencia con propuestas económicas viables.

Con la orden se han logrado tres aspectos positivos: que se hable de que la independencia es posible; que se eduque sobre la independencia y la viabilidad económica; y se comience a retar el miedo a ser libres. Es un proceso encaminado a la transformación de la colonia.

La parte económica recoge varios escritos de otros documentos como las tesis del MPI, PSP, MINH, PIP, Seremos libre y el País que queremos de Diálogo Soberanista, y de los escritos de René Marqués en sus dos libros, Javier Hernández en varios libros y otros escritos.

Le decimos al Pueblo que podemos ser libres y tenemos los recursos para lograrlo. Contestamos la pregunta: ¿cómo vamos a vivir? Surge en el momento en que enfrentamos la múltiple crisis -social, económica, ambiental, cultural- pero en especial ante la incertidumbre de cómo administrar la colonia con una deuda impagable, una economía que se contrae, la corrupción incontrolable y los recortes a los fondos federales.

El debate se centró en que supuestamente era ilegal que el Presidente pudiera decretar la independencia, que le corresponde al Congreso, que es anti democrático que decidan por el Pueblo, pero luego de debates y análisis la misma es posible. Lo ilegal es la colonia, la invasión, el Tratado de París firmado con España en 1898 (que Albizu había definido como ilegal y nos convierte en botín de guerra), la imposición de la Ley PROMESA y la Junta de Control Fiscal. En todas no se ha consultado al Pueblo y han sido el Presidente o el Congreso quienes lo impusieron.

El Plan B: Independencia ha presentado recientemente el Plan Nacional de Desarrollo Económico para un Puerto Rico Soberano, una hoja de ruta coherente, detallada y transformadora.

El Plan responde a qué podemos hacer para lograr la independencia y que sea posible.

Puerto Rico enfrenta varios retos: la deuda y la mala gestión burocrática; su ubicación propensa a huracanes y terremotos; y la reestructuración de la deuda de la Ley PROMESA de 2016 y sus planes de ajuste y recortes.

Por eso uno de los puntos es que se incluye un Plan de Transición ordenado que sirva para romper con la dependencia colonial en fondos federales y encamine a Puerto Rico al desarrollo de una economía productiva y autosustentable. Y se reconoce que se tiene derecho a las transferencias ganadas como son los beneficios del Seguro Social y Veteranos.

La fuente central para las cifras utilizadas en el Plan de Desarrollo fueron los presupuestos y planes fiscales certificados de la Junta de Control Fiscal. En un escenario de independencia donde muchas personas retienen su ciudadanía estadounidense y la traspasan a sus hijos, una parte significativa de los fondos devengados seguiría fluyendo a Puerto Rico. Se estableció un Fondo de Transición suficientemente robusto para absorber cualquier impacto económico derivado de la reducción de estas transferencias otorgadas (fondos federales). Esta delimitación responde a la necesidad de mantener el análisis claro, preciso y políticamente viable, sin introducir variables inciertas que puedan dificultar la interpretación de los resultados. 

Puerto Rico se enfrenta a la “trampa de la deuda” en la que nos lleva la Junta de Control Fiscal al renegociar la deuda a términos que no podremos pagar condenándonos a pagar y pagar, convirtiéndola en deuda odiosa.

Otro de los puntos de la Orden es que se provee para la condonación de la deuda pública para facilitar la transición económica ordenada, pasando el Departamento del Tesoro federal a hacerse cargo de cualquier obligación existente o futura en relación a ésta.

Basada en la doctrina de deuda odiosa, la deuda de Puerto Rico al ser renegociada por la Junta de Control Fiscal se ha convertido en deuda odiosa. Por lo tanto, le pertenece al imperio. La Republica de Puerto Rico comenzaría con cero deudas y eso es positivo. 

Sobre la mala gestión entre el Gobierno y la Junta, donde no se ha corregido el problema de la corrupción. Debido a que la colonia es corrupción y la Junta es y permite la corrupción, cayendo en la “trampa de la corrupción” donde la corrupción se perpetúa por sí misma. Otro de los puntos es que se decide la terminación de la actual Junta de Control Fiscal. No hay desarrollo económico pues los planes diseñados por la Junta y el Gobierno se basaban en la llegada de fondos federales y la dependencia de capital externo, llevando a la colonia a la “trampa de la dependencia”.

La Junta se empeña en destruir la educación y la UPR motores de crecimiento económico y destruir los acervos de infraestructura, culturales y ambientales vendiéndolos, llevando a la “trampa neoliberal”. Resultado, Puerto Rico en crisis que se agrava con el problema de la economía del crimen y la gentrificación que va tomando espacios y restándonos calidad de vida.

Puerto Rico se encuentra al borde de una crisis económica estructural, cuyo origen es la colonia que nos lleva a la destrucción, es costosa, está quebrada y diseñada para la dependencia. La estadidad o el Estado Libre Asociado enfrentan los mismos problemas, la deuda y la falta de fondos en una economía de enclave, donde te imponen el modelo.Además, las transferencias federales no han traído prosperidad a Puerto Rico. Por tanto, proponemos la independencia como alternativa, el borrador de la Orden Ejecutiva soluciona el problema y transforma a Puerto Rico de una dependencia colonial a un país independiente. 

Para asegurar que la economía de Puerto Rico pueda sostenerse tras la independencia, se diseñó un Fondo de Transición y se determinó que necesitamos un promedio de cerca de $36 mil millones anuales a lo largo del período de transición. No son fondos federales, son un Fondo de Transición de $720 mil millones, o $36 mil millones anuales por 20 años. Este nivel de financiamiento proporciona un amortiguador suficiente para compensar la pérdida de fondos otorgados a individuos y estabilizar la economía durante la transición. Se planificaron cuatro fases de transición con ese dinero, en periodos de 5 años con métricas para conocer el desempeño.

La transición de Puerto Rico hacia la independencia y soberanía representa una oportunidad histórica para transformarse en una economía altamente industrializada y diversificada, dentro de un modelo mixto de Economía Social y Solidaria, con democracia participativa y diversificada. La colonia es crisis, la independencia es prosperidad.

La independencia de Puerto Rico es una opción viable y económicamente sensata. Con un Fondo de Transición o de reparación adecuado, garantizado por una proyección fiscal sólida y realista, Puerto Rico puede pasar a ser un estado soberano con una base económica estable. Es hora de considerar alternativas y caminar hacia una Puerto Rico independiente, libre de los grilletes de la dependencia colonial. La independencia es posible, y debemos actuar para hacerla realidad.