Una revisión de la Segunda Guerra Mundial a partir de Pedro Albizu Campos y su cosmovisión católica

OpiniónHistoria

Por Pablo Francisco Cruz Azize

Para Prensa Sin Censura

El 8 de mayo de 2025 se conmemorarán 80 años del final de la Segunda Guerra Mundial en Europa. Este conflicto destructivo que cobró tantas vidas proveyó para el establecimiento de un nuevo orden mundial liderado por aquellas potencias vencedoras, que fundaron la Organización de las Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales claves para sostener el nuevo orden supuestamente basado en valores liberales. 

Este orden, que debió en teoría beneficiar a todas las naciones, ha sido cuestionado por beneficiar a los países más poderosos como los Estados Unidos a costa de los más débiles.

No me conformo yo sin embargo con criticar los males del orden internacional actual, que parece estar llegando a su fin. Creo que conviene además cuestionar y revisar el relato oficialista en torno a la Segunda Guerra Mundial que sirve para justificar este orden vigente. 

Nos enseñan en todas partes, desde las escuelas y universidades hasta en los cines y los discursos políticos, que la Segunda Guerra Mundial fue como la última “guerra buena” y necesaria en defensa de la “libertad” para salvar al mundo de los alemanes.

Nos pueden decir a veces para colmo que los EE.UU.y sus aliados ganaron porque estaban “del lado del bien”. 

¿Debemos seguir creyendo (ciegamente) el mismo cuento de siempre? ¡No! El Maestro don Pedro Albizu Campos nos puede enseñar por qué.

Albizu Campos sufrió cárcel y hospitalización durante la Segunda Guerra Mundial, pero no fue por eso ajeno al conflicto. Al contrario, una carta de 1937 a su esposa Laura publicada por el periódico La democracia revela la actitud crítica de Albizu ante la guerra que se anticipaba. Albizu, lejos de declararse a favor de los “buenos”, critica tanto a los llamados “fascismos” de Italia y Alemania, al comunismo de la Unión Soviética, y a las “democracias” (liberales) como Francia, Gran Bretaña y los Estados Unidos, que le negaban la liberación nacional a los pueblos bajo su dominio. 

No cambió mucho la actitud de Albizu una vez los EE.UU. entraron en el conflicto en 1941. Aquellos cercanos al líder nacionalista intentaron convencerle para que se declarara a favor de EE.UU. y las naciones que combatían a Alemania, pero siempre se negó. ¡Ni diciéndole que se le daría la independencia a Puerto Rico una vez se ganara la guerra aceptó Albizu apoyarla! Otros líderes políticos puertorriqueños como Luis Muñoz Marín apoyaron la guerra y dijeron que el estatus de Puerto Rico se solucionaría al acabar la guerra. No me parece desacertada la intransigencia albizuista: EE.UU. ganó la guerra, pero, ¿la independencia dónde quedó? 

La última guerra mundial, lejos de ser la última guerra buena entre buenos y malos, era para Albizu una guerra entre imperialismos y como tal creía que Puerto Rico, país ajeno a ella, debía abstenerse de apoyar a cualquier bando: ni a los alemanes con su errado nacionalismo racista, ni a los estadounidenses con su liberal capitalismo ni a los soviéticos con su marxista comunismo.

Coincide su opinión con la del sacerdote argentino Julio Meinvielle, quien en su libro Hacia la cristiandad reflexiona sobre el sentido providencial cristiano y católico que podría tener la Segunda Guerra Mundial.

Meinvielle vio por un lado los bienes propuestos por las ideologías enfrentadas: los “fascismos” defendían la autoridad del estado, el liberalismo la libertad y el comunismo la justicia social. Las tres cosas eran buenas, pero por otro lado observó Meinvielle que ninguno podía proveerlas porque los tres eran bienes que solo Dios, a través del respeto debido a la enseñanza de la Iglesia, podía darplenamente al hombre. El origen de la guerra estaba en la descristianización de las naciones europeas, que por rechazar la Iglesia de Dios llevaban al mundo a la muerte en cuerpo y alma. 

Tampoco debemos olvidar los males de los “fascismos”, del liberalismo y del comunismo, que Meinvielle también denunció. Los males, abusos o crímenes cometidos por los representantes de las tres ideologías en pugna deben hacernos ver que la maldad no fue solo cosa de los vencidos, sino también de los vencedores. ¿Lanzaron acaso los vencidos una bomba atómica? Los “buenos” vencedores no lanzaron una, pero sí lanzaron dos. Prueba de los males de los “buenos” es también el nuevo mundo de los vencedores: repartido entre un imperialismo liberal capitalista y otro marxista comunista que se enfrentaron en una Guerra Fría, distó también de ser ideal.

Albizu Campos, de manera similar a Meinvielle, veía los males de cada lado y creía que la salvación estaba en la Fe cristiana y católica que legó en nuestra América la Madre España. Confiaba, según escribió a su esposa, que el resurgimiento de nuestros países hispanoamericanos revitalizados por los principios de la Fe cristiana contribuiría a lograr un mayor bien para la humanidad que la victoria de Alemania o Estados Unidos y Rusia con sus ideologías falsas. 

No fue así. No se logró la independencia de Puerto Rico e Hispanoamérica no se reunificó. La alianza entre el liberalismo capitalista y el marxismo comunista ganó la guerra mundial y poco hizo para basar el orden internacional según las enseñanzas de la religión cristiana. La Providencia Divina habrá permitido estos males para sacar de ellos un bien mayor, pero no por esto me gusta decir que la guerra fue ganada porque los vencedores estaban “del lado del bien”. Hubo males tanto entre los vencedores como entre los vencidos y creo, además, que en ambos bandos hubo personas de buena voluntad. 

Hace falta el revisionismo histórico respecto a este tema, aunque sea motivo de mucha controversia. Puede promoverse el revisionismo por las razones correctas o por las incorrectas. Creo que una de las razones correctas puede ser recordar, ante los rumores de guerra hoy, las palabras del Maestro: “no confíen ustedes en lemas internacionales que embrutecen a la humanidad”.

El orden liberal impuesto hace 80 años por la fuerza de las armas podría caer, pero no creo que caería sin una lucha.

Hoy los líderes desde el poder invocan ideales y discursos similares a los que justificaron la Segunda Guerra Mundial para justificar sus guerras hoy. Las consecuencias de las guerras hoy podrían ser peores que las de hace 80 años. Conviene recordar las palabras del Maestro que nos invitan a desconfiar de las consignas que engañan a la humanidad… y que podrían llevarnos al matadero. 

Fuentes:

Las llamas de la aurora por Marisa Rosado (biografía de Albizu Campos) 

Hacia la Cristiandad de Julio Meinvielle

Albizu Campos contra el fascismo y el comunismo” [título de carta de Albizu Campos publicada en el periódico La democracia; (incluida por el Taller de Formación Política como apéndice de Pedro Albizu Campos: ¿conservador, fascista o revolucionario?)]

Pedro Albizu Campos.

 

Un comentario en “Una revisión de la Segunda Guerra Mundial a partir de Pedro Albizu Campos y su cosmovisión católica

  1. Hace siglos que los católicos españoles crearon una copla extraordinaria:

    Vinieron los sarracenos / y nos molieron a palos,

    que Dios protege a los malos / cuando son más que los buenos.

    Las guerras las ganan los que están mejor preparados para vencer, en soldados, armas y estrategias. Es evidente que la «Divina Providencia» está con ellos…

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