Nota del Editor: Prensa Sin Censura lee todas las colaboraciones que llegan a su redacción. Las publica en consonancia con el respeto a las libertades de prensa y opinión, aunque no representen su posición editorial.
Primero de dos artículos.
Por Gian Carlo Berríos Gilormini
Para Prensa Sin Censura
Puerto Rico sin duda sufre una colonización nefasta por todo rincón de la Patria, colonización que origina en el poderío del imperialismo yanqui. No obstante, hoy hablaremos de un tipo de colonización muy poco hablado. Y no solamente muy poco hablado: la vertiente que presentaré jamás la oirás ni leerás de un liberal (sea de la derecha conservadora ni la izquierda socialdemócrata marxófila) porque esta vertiente revela la verdadera naturaleza de las colonizaciones que sufrimos los puertorriqueños. Estoy hablando de una colonización intelectual, una colonización ideológica. El yanqui no solamente invadió nuestras tierras a tiro de cañón, este cañón disparó tan fuerte y profundamente que compenetró nuestras mentes y forma de pensar como pueblo, y lo ha hecho por más de 126 años (todavía no es julio para completar 127).
La colonización ideológica que hablo está tan arraigada en nuestro invadido y violado ser que ni el puertorriqueño promedio se da cuenta. Este artículo les hará de alguna forma u otra darse cuenta de lo malísimo que está nuestro panorama intelectual. Dividiré esto en cuatro partes: dos sobre el problema del yanquismo ideológico, y dos sobre la solución hispanoamericanista.
Este artículo es una versión resumida del ensayo La colonización ideológica yanqui, agonía moral y el ethos hispanocatólico que se haya aquí: https://drive.google.com/file/d/14ppXke4yel93SjZcX9-trJK3P44ESf3f/view?usp=drive_link
Tío Sam y su imperialismo ideológico: un programa vigente desde La Doctrina Monroe
“El cristiano debe dar su testimonio frente a las «colonizaciones ideológicas y culturales» que suenan como verdaderas y propias «blasfemias» y suscitan «persecuciones» furiosas. Introduciendo «novedades» malas, hasta llegar a considerar normal «matar a niños» o perpetra «genocidios» para «anular las diferencias», tratando de hacer «limpieza» de Dios con la idea de ser «modernos» y al compás de los tiempos. Como ejemplo concreto para responder a las «colonizaciones culturales y espirituales que se nos proponen» el fenecido Papa Francisco relanzó el testimonio de Eleazar, sugerido por la liturgia de la misa celebrada el martes 21 de noviembre en Santa Marta.
[…] He aquí que precisamente «para defender la historia, para defender la fidelidad del pueblo, para defender las tradiciones, las verdaderas tradiciones, las buenas tradiciones del pueblo, se crean resistencias, algunas resistencias».” (Papa Francisco “No a las colonizaciones ideológicas”)
En fin, para Francisco, las colonizaciones ideológicas, son esfuerzos de una variedad de índoles y aspectos en la vida donde tratan de desarraigar el vínculo tradicional del hombre en sus respectivas culturas autóctonas (sea de su formación histórica en varias generaciones o milenios) a un proyecto igualitario creado según los estatutos y doctrinas libertarias sociales de la Ilustración del siglo XVIII y los liberalismos del siglo XIX, típicamente encontrados en Francia, Inglaterra y EE.UU., pero mayormente en el tercero. Lo reformularemos a una forma más general, y es que la colonización ideológica es una forma de subyugación de una potencia extranjera que somete a un pueblo a que piense como la potencia subyugadora y no como el pueblo subyugado según la tradición de éste, sino de quien los somete, típicamente bajo la fuerza militar, pero también con intimidación propagandística, social o civil. Si es así, indiscutiblemente esto incluye todo esfuerzo de la colonia insular en Puerto Rico para imponernos todos los valores liberales que se predican allá en la metrópoli yanqui, y transplantarlos en el pueblo de Puerto Rico con la misma retórica de allá. Se enseña acá con el propósito de asimilar al pueblo, a nivel intelectual, hacia el yanqui. Esto no salió del vacío, pues esto ha sido todo un programa meticulosamente planificado desde la formulación de la Doctrina Monroe, en donde “América es para los americanos”, o sea, el panamericanismo de Tío Sam.
Estas colonizaciones ideológicas, para empezar, no dependen del espectro político en operación (esto es importantísimo recalcarlo a este pueblo colonizado) pues la colonización ideológica aquí no es meramente que Tío Sam transplante el conservadurismo de Ben Shapiro y Charlie Kirk en nuestras tierras; este Tío Sam también transplanta el socialdemocratismo sandersiano (de Bernie Sanders), la retórica frankfurtiana de la teoría crítica de raza, las retóricas BLM-istas, y los iconoclastas contra estatuas de figuras históricas. Todo esto viene de la capital del imperio yanqui. Si quieren un ejemplo, cuando en el 2015 se legalizó el “matrimonio gay”, Puerto Rico todavía contaba con una conciencia predominantemente arraigada en su tradición hispanocatólica para resistirla, pero el gobierno insular lo sometió a la misma legislación de Washington porque Puerto Rico sigue siendo sometido por la tiranía legalista del yanqui. Puerto Rico posee un ethos hispanocatólico que está siendo desvinculado y erosionado por la politiquería extranjerizante yanquista por todo el espectro político artificial de este gobierno ilegal y los grupos que pretenden apoyar estas acciones contra la manifestación y materialización de nuestro ethos autóctono son cómplices agentes del imperio yanqui.
Entonces la conclusión es inevitable: tanto los conservaduristas neoliberal capitalistas de la vertiente de Ben Shapiro son igual de agentes y portavoces del imperialismo yanqui que el lobby LGBTQ+. Así es, esto escandalizará sin duda a la comunidad LGBTQ+ si lo lee, pero quien pertenezca a esa comunidad, debe entender esto que es innegable: todo el esfuerzo estatal de acomodar esta comunidad a nuestra sociedad hispanocatólica y re-habilitar al pueblo para normalizar las uniones homosexuales, normalizar los expresionismos transgéneros, conmemorar “Juneteenth”, normalizar la bandera arcoíris; todo este esfuerzo solamente fue posible bajo el yugo y amparo de Tío Sam. Ni China, ni Rusia, ni Alemania, ni tan siquiera Francia fueron responsables de que Puerto Rico aceptase las retóricas y “cultura” LGBTQ+.
No importa si en EE.UU. el homosexual y el transgénero experimenta discrimen en Yanquilandia: el aparato legislativo-político que ampara los deseos sociopolíticos y geopolíticos de que se propague la “re-educación queer” viene todo de la hegemonía yanqui. Cuando el yanqui desea bombardear nuevamente a Afganistán y establecer sus bases militares en esas regiones, trae consigo sus “educaciones queers” para “educar” al pueblo de Afganistán, del Líbano, de todo el Medio Oriente árabe, que tampoco tolera esa aculturación. Pero estos grupos imperialistas quieren que Puerto Rico se trague la demagogia neoliberal “en el nombre de la tolerancia.” O si no somos [inserta la lista de fobias que se les venga a la mente]. Que tachen de fobias cuanto se les antoje, pero no pueden negar que todo el planteamiento “queer” es indudablemente yankófilo, hasta sus terminologías son todo un empaque de anglicismos imperialistas para subyugar nuestro pensar y hacernos pensar como las élites liberales del yanqui: sea derechista o izquierdista.
Retar estas colonizaciones es retar el aparato hegemónico que alimenta la influencia cultural y política de este pueblo. Y no solamente aplica a los imperialistas “queers”: hasta las feministas son agentes imperialistas pues el feminismo propagado por nuestras élites es indistinguible del de las yanquis. Originalmente un feminismo reaccionario que buscaba el buen trato de los hombres a nuestras mujeres y exigirles la hidalguía que emana de nuestro ethos patrio, ahora ha sido violado e invadido por el feminismo imperialista yanqui que busca convertir nuestras mujeres en agentes de toda un aculturación y propaganda feminista de las vertientes de las liberales del imperio yanqui. Ellas también son cómplices en subyugar nuestras mentes al feminismo yanquista, a un imperialismo feminista anglofrancés que nada tiene que ver con el feminismo que se dio en Hispanoamérica.
El feminismo de Sor Juana Inés de La Cruz nada tiene que ver con el feminismo de Tío Sam y sus buitres féminas contra nuestras mujeres. En resumidas cuentas, el puertorriqueño no solamente se encuentra sometido política y socialmente bajo el yanqui, sino que se encuentra sometido intelectual e ideológicamente bajo el mismo. Esto tiene implicaciones serias en la concepción identitaria del puertorriqueño, implicaciones problemáticas, y efectos nocivos que generará en el puertorriqueño al él o ella internalizar e interiorizar estas fuerzas que lo someten y lo asimilan al imperio yanqui depredador, al ser prohibido afirmar y defender su ethos que es antitético y hostil al yanqui y sus intereses.
Sobre la ilustración
Ilustración editada de la Clase de Tío Sam. Los libros representan las colonizaciones ideológicas que el yanqui promulga mediante varios títulos enciclopédicos: en la izquierda yanqui está Las Venas Abiertas de América Latina, representando el neo-indigenismo anti-hispanocatólico; The Second Sex por Simon de Beauvoir, representando el feminismo yanqui y el culto al aborto que se infiltró en las mujeres hispanoamericanas; Black Lives Matter, representando el racialismo yanqui liberal que pretende racializar nuestra raza bajo sus paradigmas liberales; en la derecha está Turning Point USA y True Allegiance de Charlie Kirk y Ben Shapiro, respectivamente, representando el conservadurismo neoliberal capitalista yanqui. El libro de Tío Sam es el de Jean Jacques Rousseau del Contrato Social, representando la esencia de cómo el yanqui estructura su sociedad como nación liberal. La pizarra representa el programa de colonización actual y la mentalidad yanqui respecto a las culturas que el yanqui imperialista conquista mediante sus “guerras de liberación.”


El reconocimiento de los derechos de los «diferentes» (Lgbtq+, mujeres, indígenas, musulmanes o inmigrantes) es una cuestión de justicia y convivencia, no de imperialismo yanqui. No sé quién es el escritor, pero me parece que sufre de muchas fobias conservadoras.
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