Desplazamiento en El Falansterio

JAIME TORRES TORRES

Periodista y Editor

PRENSA SIN CENSURA

Es una ola de gentrificación que, incluso, arrasa sin pausa a comunidades humildes como El Falansterio en Puerta de Tierra.

La percepción de los titulares, que han residido durante muchos allí, es que la intención es convertir a Puerta de Tierra en un Condado, Miramar o Isla Verde, pero habitado predominantemente por inversionistas beneficiados con la ley 22, hoy 60.

Parte de los dueños de apartamentos en El Falansterio residen en Estados Unidos y desde allá alquilan a corto plazo mientras otros venden sus propiedades.

El efecto de la gentrificación que provoca el alquiler a corto plazo es insospechado. Desde mujeres desnudas caminando ebrias por los pasillos; fiestas hasta altas horas de la noche; basura, abuso de alcohol e invasión de la privacidad. 

“La ola no la para nadie; es como un tsunami y pararlo es difícil. Ya la gente se enteró que este será el nuevo Condado”, dijo a Prensa sin censura Jesús Esteban ‘Bubu’ Cruz Negrón, de 48 años y quien reside en El Falansterio desde hace 15 años.

“Yo los voy a defender”, dijo Bubu, quien originalmente, cuando era estudiante de la Escuela de Artes Plásticas, residió en el Viejo San Juan.

“Cuando no pude pagar la mensualidad de mi apartamento en el Viejo San Juan, compré en El Falansterio. Fui afectado por la gentrificación del Viejo San Juan y ahora siento un ‘deja vu’ porque le tocó a Puerta de Tierra. Cuando estaban Las Acacias nadie quería vivir cerca porque desconocían el Barrio”, explica Bubu.

La ola de la gentrificación arrasa desde hace alrededor de dos años, según recordó. “Soy titular. Ha cambiado tanto a alquileres a corto plazo, a restaurantes y hoteles. El impacto es la subida de la renta. Ponen los apartamentos como hotel e imponen rentas altísimas, cuando normalmente estaban entre $300 y $500”, puntualizó.

Por su parte, Maritza Rivera, residente de alrededor de 40 años en el lugar, recordó que el alquiler a corto plazo promueve todo lo contrario al civismo, la urbanidad y la sana convivencia: aislamiento, desplazamiento e impersonalidad.

“No se crean buenas condiciones de convivencia. Vienen aquí y se quedan hasta la madrugada jangueando. Tememos que esto siga subiendo. Como los apartamentos están pegados unos a otros, no se puede controlar convivir con gente extraña. Muchos llegan borrachos y con actitudes. Ahora todo el mundo quiere comprar en El Falansterio. Ahora cualquier persona puede comprar”.

El Falansterio, primer proyecto de vivienda pública en Puerto Rico inaugurado en 1937, originalmente fue una obra federal para ofrecer techo seguro a los pobres de los arrabales de San Juan.

Con el tiempo se estableció una cooperativa de residentes y más adelante se distribuyeron títulos de propiedad a 216 familias. Desde entonces, comienza la venta de apartamentos con el funesto desenlace del presente.

“Hoy no tiene ni la mitad de la gente que hubo. Hoy día entran personas con las que nos sentimos incómodas; gente que viene y alquila una noche y se va”, reaccionó Bibiana Hernández Suárez, líder comunitaria que lleva 63 años como residente de El Falansterio, conocido en sus inicios como el Tenement Group Project A, localizado entre la Avenida Fernández Juncos y las calles Matías Ledesma y San Juan Bautista.

Su sistema arquitectónico es hormigón expuesto y su estilo ‘art deco’. En 1984 fue declarado monumento histórico.

“El dueño de un apartamento AirB&B no vive para la comunidad. No se criaron en Puerta de Tierra ni en El Falansterio. Están para su negocio”.

Bibiana gestiona un recurso que visite la comunidad y les explique las ventajas y desventajas del alquiler a corto plazo.

“Antes se vivía alquilado por años y años, pero se convirtió en cooperativa de vivienda y luego en asociación de condominios y se entregaron los títulos de propiedad, y ya las personas con sus escrituras venden y esto provoca alquileres de manera escandalosa y eso incide en gentrificación o desplazamiento de la gente de escasos recursos”, sostuvo Bibiana.

“Lo de los AirB&B es el colmo. Antes nos asegurábamos de que no se metiera gente extraña aquí. Uno no sabe para qué vienen y qué hacen porque tienen una fama fatal”, añade la mujer al reiterar que el turismo viene exclusivamente a festejar.

“Eso trae problemas de inseguridad e intranquilidad en las personas mayores. Ya se está creando un precedente y se están aprovechando para subir las rentas”.

Los apartamentos en El Falansterio son acaparados por extranjeros, jóvenes profesionales y gente de la misma comunidad. Los titulares en su mayor parte son adultos mayores, con excepciones como Bubu, que lleva 15 años y no abandonará a la comunidad. 

Recientemente se celebró una asamblea para votar a favor o en contra de los alquileres a corto plazo. La pospusieron por falta de información. Ahora gestionan las escrituras del condominio, su reglamento y la legislación más reciente sobre el alquiler a corto plazo.

“A la gente que es dueña de apartamentos y alquila, como no van a vivir aquí, no les interesa la calidad de vida. Hay apartamentos que están vacíos, pero tienen titulares como herederos que están en Estados Unidos y como se están enterando de que pueden negociar a corto plazo, lo hacen. Ese es el temor que se está generando aquí”.

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