Reseña
JAIME TORRES TORRES
Periodista y Editor
PRENSA SIN CENSURA
En Puerto Rico desaparecen niños regularmente.
Algunos aparecen, otros no.
Solo los padres que pierden a un hijo saben lo que es entrar a su cuarto y encontrar la cama vacía.
Esa es una de las frases lapidarias que quedan alambradas después de ver la película “Sound Of Freedom”, en cartelera desde el pasado 4 de julio y que sigue en la delantera entre las más taquilleras del verano.
Basta recordar que el magnate multimillonario e ‘influencer’ político Jeffrey Epstein fue dueño de una isla en el Caribe, a donde junto a su cómplice Ghislaine Maxwell trasladó centenares de adolescentes para satisfacer sus fantasías sexuales.
Cuando el récord reveló que Epstein se codeaba de gente influyente como ex presidentes y príncipes, que solían visitar sus mansiones, se necesitó levantar bandera porque la trata de niñas, en un mundo disfuncional, es un mal social que ocurre porque se piensa que el dinero puede comprarlo todo, incluida la dignidad y la libertad del ser humano.
“Sound Of Freedom”, filme producido por el actor Eduardo Verástegui, es una denuncia contundente del problema de la trata de menores para fines de explotación y esclavitud sexual. Aunque no entra en consideraciones sobre la ola de pederastia que sigue estremeciendo a las iglesias, particularmente a la Católica, y dinamita la poca credibilidad que le queda como institución, enfoca el mal del tráfico humano de forma valiente y muy contundente, basada en hechos de la vida real.
El filme, estelarizado por Jim Caviezel (“Passion Of Christ”) en el papel del agente Tim Ballard, ha alertado a no poca gente sobre un problema del que se rehúsa hablar y que no es ajeno a Puerto Rico si se le echa un vistazo a las estadísticas de personas desaparecidas del Negociado de Seguridad Pública.
A la realidad del trasiego de niños se suman otros tan escandalosos y reprochables como la vacunación en masa con una inyección experimental que hoy causa estragos, la incidencia en el maltrato de menores, el pobre contenido de los programas televisivos, los contravalores de parte de la música con la que se les bombardea, incluida la de Bad Bunny, las deficiencias en el Departamento de Educación y el abuso sexual en el núcleo familiar, como el caso del joven padre arrestado días atrás tras admitir un patrón de violaciones sexuales a sus dos hijos desde que eran niños.
En un mundo en que un gran sector idolatra el placer y le rinde culto a la pornografía, “Sonido de Libertad” es una película que interpela a padres y abuelos sobre la seguridad de sus pequeños cuando están fuera del hogar, incluso en los colegios o centros de cuido, participando en actividades, como audiciones artísticas.
El ritmo de la historia es ágil, dinámico y te mantiene a punta de butaca desde que comienza. Es inevitable que se asomen lágrimas y que su ceño se pueda fruncir de indignación.También es inevitable, de repente, recordar los escándalos de pederastia en organizaciones como Boys Scouts y en agrupaciones musicales como Menudo.
El filme comienza con la niña Rocío Aguilar que sueña con ser artista y asiste junto a su hermanito Miguel a un ‘casting’ de menores en un suburbio de Tegucigalpa, Honduras. Las niñas terminan maquilladas con lápiz labial y posando para las cámaras con gestos sensuales forzados.
A su padre no le permitieron estar presente durante la audición y cuando los pasa a buscar por la noche encuentra cerrado el lugar, resultando que sus pequeños, junto a una decena más, habían sido secuestrados.
Así comienza el desarrollo de la trama que transporta al espectador a Calexico, California,donde el agente Tim Ballard investiga la trata de menores y rastrea al pedófilo que “compró” y “alquilaba” al pequeño Miguel para que lo abusaran repetidamente.
Miguel pregunta al agente si lo puede ayudar a encontrar a su hermana Rocío. Ballard, por empatía paternal e indignado por el entramado que descubre, se compromete y se lanza a la misión.
De manera que la historia discurre también entre Cartagena, Colombia y México. Los menores se exponen a manipulación, además de humillación a su autoestima con apodos y sobrenombres, para que cedan a las aberraciones de los criminales de la explotación sexual.
Ballard se despide de su esposa e hijos en Estados Unidos y viaja a Colombia en busca de Rocío, llegando incluso a simular ser médico para lograr acceso a una remota selva de la provincia de Moriño controlada por rebeldes, donde asesina al líder Alacrán para liberar a la niña.
Durante el filme hay líneas que no se olvidan: “Imagina entrar a su habitación y ver su cama vacía”, “Los niños de Dios no están a la venta”, “Cuando Dios te dice lo que tienes que hacer no puedes dudar” y “Nosotros, los niños de Dios, no estamos a la venta”.
El tráfico de menores ya supera al de drogas y armas de fuego. La película presenta datos reveladores como la friolera de 22 millones de fotos de pornografía infantil que circulan en las redes y sitios de Internet.
La banda sonora es una joya, echando mano el productor Javier Navarrete a música coral infantil, ritmos folclóricos centro y sudamericanos, y a canciones de Mercedes Sosa, Lila Downs y Shakira, quien entona “Cada día pienso en ti”, que ambienta el reencuentro de Rocío con su hermano Miguel y su padre.
A veces la fotografía es sombría, con mucha oscuridad en las tomas en interiores; en los paisajes sudamericanos es ensoñadora y enfoca bastante las angustiosas expresiones faciales de Ballard y los niños secuestrados y abusados. La dirección de Alejandro Monteverde merece cinco estrellas por su manejo del suspenso, la acción y el drama.
El tráfico de niños es un negocio que mueve $150 billones anuales y Estados Unidos es centro de operaciones, como se demostró en el caso de Jeffrey Epstein, quien se suicidó en la cárcel poco antes del inicio del juicio en su contra.
Su vista de “Sonido de Libertad” valdrá la pena si contribuye a que usted esté mucho más alerta de las actividades que comparten los niños de su familia; los desconocidos que los pudieran acosar en las redes y si lo motiva a exigir a las autoridades orientación para mantenerlos a salvo de los depredadores sexuales.
“Sonido de Libertad” dista del filme hollywoodense promedio. El mensaje a los productores de la meca del séptimo arte es contundente: en 2023 a muy poca gente le interesa las fantasías de Indiana Jones y Spiderman. Y no poca gente aspira a cine con conciencia, denuncia y compromiso social. Eduardo Verástegui lo logró y con creces.
Lo demás es pura especulación. Lo demás es retórica fundamentalista. Discursos conspiranoicos. Aquí no se promueven agendas religiosas ni componendas ideológicas. Aquí no hay fines proselitistas. En este filme se coloca el dedo en la llaga de un esquema de destrucción de nuestra niñez que no queremos o no conviene que reconozcamos. Hace rato que vienen por nuestros niños y lo sabemos.
Pero parafraseando el evangelio de Mateo: “Pobre de aquel que haga caer a uno de mis pequeños porque mejor le valdría que lo hundieran en lo profundo del mar con una gran piedra de molino atada al cuello”.
Y, a juicio de Prensa sin censura, eso aplica a la trata para fines de explotación sexual y también a la mentira de la vacunación Covid.





El departamento de la familia en Puerto Rico ni sabe dónde están decenas de sus menores. Lamentablemente. La trata humana de niños para fines sexuales se debería conciderar antes de ivalidar, ilegalizar, obstruír El aborto. Porque peor es dar vida y no saber qué ocurrió con ella. algunos tendrán Buenos padres sustitutos, otros vivirían con un demonio. Lamentablemente.
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Fui a ver la película ayer, a Plaza Las Américas. La sala estaba LLENA y, al terminar la proyección, el aplauso fue masivo. Ojalá y no solo provoque lágrimas y angustia, sino compromiso verdadero con la niñez en un país presuntamente cristiano donde los padres abandonan los hijos con extraños, para irse de juerga; donde los padres violan y matan a sus propias hijas; donde las iglesias protegen a los pederastas, sobre todo si dan buenos diezmos; y donde queremos anexarnos al país con mayor tráfico y «consumo» de niños. A pensar, señores, a pensar.
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Extraordinario comentario!! Gracias Margarita!!
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