JAIME TORRES TORRES
Periodista y Editor
Prensa sin censura
En el cumpleaños 90 de Filiberto Ojeda Ríos, el asesinato del líder machetero sigue impune.
Si el Código Penal tipifica el asesinato como un delito que no prescribe, la muerte de Filiberto Ojeda Ríos, 18 años después, merece ser investigada por un Fiscal Especial Independiente, ya que el Departamento de Justicia arrastra los pies en una pesquisa que no avanza sobre los hechos que estremecieron a sectores de la sociedad en general, incluida la diáspora puertorriqueña en Estados Unidos.
Así lo dijo en entrevista exclusiva con Prensa sin censura un machetero que, por lo pronto, prefiere mantener su nombre en el anonimato. Su intención es que los legisladores del Partido Independentista Puertorriqueño (PIP), que aún son la senadora María de Lourdes Santiago y representante Denis Márquez, presenten antes de que finalice el cuatrienio proyectos para que se investigue si realmente el deceso de Filiberto Ojeda Ríos fue un asesinato político.
La entrevista con el machetero, apodado Pitirre, se efectuó en su residencia en Aguada. Fueron unas declaraciones reveladoras y muy impactantes porque Filiberto fue traicionado por un miembro del Ejército Nacional Boricua que se asegura era un encubierto de la Policía de Puerto Rico y del FBI.
Posterior a la emboscada que desembocó en la muerte de Filiberto, la fuente publicó varios artículos en un boletín impreso que identificaba como El Grito del Pitirre.
En dicha publicación, copias en manos de Prensa sin censura, se alude a Aurelio López Hernández, quien aún reside en Aguada, en el Barrio Cerro Gordo, cerca de su familia.
Previo a su regreso al clandestinaje, Filiberto le solicitó a Pitirre que organizara unidades del Ejército Nacional Boricua en el área Oeste de Puerto Rico y gestionara casas de seguridad para el líder machetero.
Aurelio López Hernández, un agente infiltrado en el independentismo desde 1975-76, según revelan las carpetas hechas públicas por la Policía, fue reclutado por Pitirre, convirtiéndose en su mano derecha. Estudiaron en la Universidad Interamericana. Pitirre le llevaba el periódico Claridad y solían coincidir en actividades del PIP en la región Oeste.
Solo ellos sabían de las casas de seguridad en que Filiberto y su esposa Elma Beatriz Rosado se desplazaron durante parte de sus años en el clandestinaje.
Pitirre, cuya identidad real se hará pública si se legisla a favor de una investigación orientada a probar el asesinato político de Filiberto, supo entre 1995 y 1996 que Aurelio era un agente infiltrado, que se identificaba en los expedientes como el Agente 356, con el seudónimo ‘José’.
“La información fue descubierta cuando se hicieron públicas las carpetas. Los seudónimos que me dijeron que usaba en la policía eran los mismos que me habría dado para operar en la organización. Durante todo ese tiempo Filiberto residía en el Barrio Naranjo arriba de Aguada y luego en el Barrio Naranjo de Moca. Al yo darle esa información a los compañeros, buscaron otros lugares, pero para entonces era tarde: el rastreo a donde quiera que ellos fueran iba a continuar y continuó hasta su asesinato”, publicó el entrevistado en el boletín El Grito del Pitirre.
Filiberto regresó al clandestinaje un 23 de septiembre, Día del Grito de Lares. Y un 23 de septiembre de 2005 murió baleado por el FBI.
“Filiberto y su esposa Elma Beatriz Rosado fueron informados del infiltrado el mismo día que la información me llegó. Fui a donde vivían en el Barrio Naranjo de Moca y les dije que tenían que salir de allí porque había un infiltrado en la unidad que yo había organizado en el oeste. A esos efectos Beatriz Rosado sabe de ese infiltrado desde 1996”, sostuvo Pitirre, que conoció en persona a Filiberto el 30 de agosto de 1985, cuando su esposa era doña Blanca Serrano, que llegó a hospedarse en su apartamento del condominio en que residía en Hartford, Connecticutt.
En 1986 Pitirre le dijo a Filiberto que regresaría a Puerto Rico. Acá, posteriormente, organizó células del Ejército Nacional Boricua en el área Oeste, específicamente en Isabela, Aguadilla y Aguada.
Filiberto Ojeda Ríos, líder del Ejercito Nacional Boricua, conocido como Los Macheteros, fue objeto de una emboscada la tarde del 23 de septiembre de 2005 en su casa en un remoto campo del Camino Plan Bonito en Hormigueros.
Hubo intercambio de disparos y se alega que Filiberto hirió a varios agentes del FBI. Al ser blanco de un francotirador federal, identificado con el nombre de Brian, un proyectil perforó uno de sus pulmones, muriendo desangrado horas después.
Su esposa Elma Beatriz Rosado se encontraba a su lado y salió ilesa. Filiberto anunció a viva voz que ella saldría de la casa. La mujer, mucho más joven que el líder machetero, lo hizo con las manos vacías y extendidas hacia el frente, según detalla el informe de la Oficina del Inspector General (OIG). Fue colocada boca abajo sobre el suelo, esposada y trasladada al Centro de Detención Metropolitana de Guaynabo, de donde fue liberada al siguiente día sin la radicación de cargos.
El informe de OIG revela que escogieron la fecha del 23 de septiembre porque entendían que Filiberto Ojeda Ríos posiblemente saldría para asistir a Lares, donde ese día se concentraría gran parte de los militantes del independentismo.
“Yo le había hablado a Aurelio que en algún momento íbamos a decirle a los otros miembros ya que había que prepararse para si el FBI localizaba el lugar nosotros tendríamos que defenderlo desde fuera del perímetro. Por eso escogieron el 23 de septiembre pues estaban seguros que los que salieran a enfrentarlos estaban en Lares”, añadió Pitirre.
Días previos Plan Bonito en Hormigueros fue sitiado por el FBI con el despliegue de centenares de agentes y el uso de helicópteros e inteligencia de rastreo.
“Estaban acechando la casa en distintas horas. Tenían cámaras para tomar vídeos. Agentes incluso llegaron a la casa de mi hermana preguntando por mí”.
Por información conducente al arresto de Filiberto Ojeda Ríos el FBI ofrecía alrededor de un millón de dólares. “Hice mucho esfuerzo en Estados Unidos para que esto se hiciera público. Enviamos cartas a los congresistas Nydia Velázquez y Luis Gutiérrez, que respondieron, pero sin resultados. La intención es que se investigue el asesinato político de Filiberto. Se debe investigar mientras Aurelio viva. Tenemos al agente que vive todavía. Si el muere, ya no hay más na”.
