Por Carlos Montalvo-Mont
Arbolista Paisajista
Cuando era niño en la década de los años 50′ barrenaba las semillas del árbol de Algarrobo (Hymenaea courbaril) y las amarraba con un cordón para jugar gallitos, tomando turnos para chocar las semillas hasta que una rompía. Son bastante duras.
El Algarrobo es nativo de las Antillas, Centroamérica, el norte de Sudamérica, Brasil y Bolivia. Alcanza los 150 pies de altura, con tronco derecho de 6 pies de diámetro. La copa es ancha, redonda, muy densa, ampliamente extendida y el tronco es cilíndrico. La fruta es una cápsula dura, de hasta 4 pulgadas de largo, con varias semillas rojizas rodeadas de una pulpa seca blancuzca, comestible. Mi perra Gaia se las come.
Las flores son grandes, blancas, verdosas, fuertemente perfumadas, extendidas. Entre la cáscara y las semillas tiene un polvo blanco que los indígenas usaban y se les puede ver maduros colgando en el árbol por un periodo prolongado.
La madera se usa en artesanías, trabajos de tornería e instrumentos musicales como pianos y guitarras, construcciones rurales y navales y es muy apreciada para la ebanistería, para leña y carbón.
Es conocido por sus múltiples propiedades antibacterianas, antimicóticas, antiparasitarias, y nutricionales debido a sus características químicas y bromatológicas. La pulpa de su fruto tiene alto contenido de fibra rica en sustancias antioxidantes y con alta capacidad de absorción de agua.
Existen muchos tipos de Algarrobo similares a Hymenaea courbaril, que se diferencian básicamente en el tamaño del árbol, pero que producen frutos muy parecidos. También se utilizan como alimento para humanos: una vez secos se muelen y preparan lo que se llama harinita mezclada con leche: es muy nutritiva y el sabor es semejante a la cocoa.
También con la harinita se hacen tortas cocidas al horno y “patay”, una torta seca cruda que puede guardarse por varios meses. Se preparan también bebidas alcohólicas, como la “aloja”, que es un producto derivado de la fermentación de los frutos maduros molidos, colocados en agua.
Es uno de los alimentos vegetales más ricos que se conocen por su alta concentración en almidón y proteínas y constituía una parte importante de la dieta de muchos pueblos indígenas.
La pulpa es dulce, se consume cruda, se incorpora como harina en galletas y sopas, o se mezcla con agua para preparar una bebida llamada atole y a los niños se les da con leche por ser un excelente alimento.
Cuando caen las hojas se forma un humus composta rico para fertilizar las plantas. En este mes de febrero 2023 los árboles por la finca están en producción continua cayendo por el camino.

