Crónica del Periodista Omar Alfonso
Editor Ejecutivo de La Perla del Sur
Fue casi un acto de magia.
Después de dirigirse al presidente Joe Biden durante breves minutos e incluso argumentar con el gobernador Pedro Pierluisi sobre falsas representaciones, Ruth Santiago Quiñones, la hija de Salinas e integrante del Consejo Asesor de Justicia Ambiental en Casa Blanca, extrajo de un bolso un cartel enrollado y lo desplegó.
Con él posó junto al presidente de los Estados Unidos, mientras un batallón de fotógrafos perpetuaba para la prensa anglosajona y para los propagandistas políticos de Biden “el junte comunitario” que ayudantes de la Casa Blanca habían organizado en Ponce y para el que se excluyó a la prensa local.
Aun así, en solo minutos la imagen de Ruth junto a otros líderes cívicos trascendió a las redes sociales y desde la tarde del pasado lunes, 3 de octubre, no ha dejado de propagarse ni multiplicarse.
“#FUERALUMA #QUEREMOSSOL” leía el aviso que Santiago Quiñones exhibía entre sus manos mientras Biden y Pierluisi sonreían a los lentes, y miles de familias de extremo a extremo del país sufrían, otra vez, los efectos de un apagón general que cumplía el decimoquinto día.
¿Cómo ocurrió? ¿Qué pasó luego? ¿Qué ocurrió antes?
Para conocer el trasfondo y las secuelas del “viral” suceso, La Perla del Sur dialogó con la protagonista, también abogada especializada en Derecho Ambiental de la Universidad de Columbia, y con Roberto José Thomas Ramírez, coordinador del colectivo comunitario IDEBAJO (Iniciativa de Ecodesarrollo de Bahía de Jobos).
Ambos fueron convocados el domingo, 2 de octubre por la organización Hispanic Federation para participar al día siguiente de una inusual actividad en los predios de los Centros Sor Isolina Ferré en Ponce, donde se distribuirían provisiones a damnificados y se separaría espacio para que líderes de 10 organizaciones puertorriqueñas conversaran con “una personalidad V.I.P.” cuya identidad no podía ser revelada.
Por los vínculos Hispanic Federation con la Casa Blanca y por la invitación coincidir con la fecha de la visita del presidente Biden a Ponce, tanto Santiago Quiñones como Thomas Ramírez entendieron que la coyuntura no podía desperdiciarse.
“Esperábamos que la promesa de dialogar con el V.I.P. se cumpliría, pero no fue así”, puntualizó el coordinador de IDEBAJO, quien acudió a la convocatoria junto a Santiago Quiñones y el líder comunitario de El Coquí en Salinas, Héctor Sánchez.
Como explicó, luego de superar la descoordinación entre el Servicio Secreto de los Estados Unidos y los agentes de la Policía, quienes crearon cinco puntos de cotejo para llegar al Centro Sor Isolina en La Playa de Ponce, a Sánchez y a él le impusieron instrucciones distintas a las trazadas en la invitación de Hispanic Federation.
“Después de impedir que llegáramos en nuestros autos y después de forzarnos a caminar para atravesar cinco puntos de cotejo, donde nos pedían unas bandas de muñecas que no nos dieron, llegamos a una cancha bajo techo y allí todo cambió”, explicó Thomas Ramírez.
“Finalmente nos informaron que íbamos a trabajar entre varias líneas de mesas para montar 500 compras de suministros, mayormente alimentos, y allí comprendimos que nos habían invitado, a nosotros y a otros líderes comunitarios, para hacer las funciones de baggers (empacadores) frente a las cámaras de medios de los Estados Unidos”.
El desaire, reconoció Thomas Ramírez, se agravó cuando los coordinadores del operativo en la cancha se negaron a confirmar que se concedería tiempo a los participantes para interactuar con el V.I.P., como se prometió por escrito.
“Sobre la oportunidad de un diálogo con el V.I.P., que ya sabíamos de quién se trataba, nos indicaron que dependería de si la primera dama (Jill Biden) o el presidente (Joe Biden) hacían el acercamiento”.
“En ese momento, entendimos que nos faltaron el respeto, que esa actividad era más un formato para gestiones de propaganda para la campaña demócrata, que para otra cosa. Y con los periodistas presentes vimos con claridad cómo todo estaba montado de manera que la prensa estadounidense pudiera presentar cómo el presidente o la primera dama ayudaban a los puertorriqueños”, sentenció.
“Fue allí cuando Héctor y yo decidimos no participar y quedarnos para visualizar todo lo que ocurría”, explicó Thomas Ramírez. “Desde el día cero, en IDEBAJO y muchas organizaciones hemos estado asistiendo directamente a las comunidades, sin la ayuda de los dos estados, el puertorriqueño y el norteamericano, por lo que no nos sentimos cómodos con participar de este espectáculo”, agregó.
Saludo y despedida
Ya como observadores, presenciaron el instante cuando la primera dama Jill Biden entró a la cancha bajo techo acompañada de Caridad Pierluisi de Guillemard, directora de la Oficina del Gobernador y hermana del primer ejecutivo, quienes, a juicio de Thomas, interactuaron esporádicamente con los líderes comunitarios mientras también empacaban suministros y eran fotografiadas.
Mas a 20 minutos de esta incursión, el presidente Biden y el gobernador Pierluisi entraron al mismo espacio de trabajo.
“El primero que salió corriendo a darles la mano fue (Luis Alberto) Ferré Rangel y después de una foto de grupo, volvieron a salir de la cancha”, precisó Thomas Ramírez, “por lo que ocurrió lo que ya habíamos anticipado: no hubo ninguna interacción ni oportunidad para el diálogo entre el presidente y las comunidades”.
Prolongada espera
Mientras todo esto ocurría, la abogada Santiago Quiñones esperaba fuera de la cancha y luego en un salón de clases al que acudiría el presidente Biden. Según la agenda, durante 20 minutos el presidente escucharía a los portavoces de seis agrupaciones comunitarias, reunidos alrededor de varias mesas, para luego hacer expresiones.
Tras una bienvenida a cargo de Frankie Miranda, presidente de Hispanic Federation, Santiago Quiñones tomó la palabra para plantear los puntos más relevantes de una carta abierta que la Coalición Queremos Soldirigió al presidente y publicó esa mañana.
“También le entregué una hoja de la organización Cambio donde se detalla cómo llegar a las metas de energía renovable en Puerto Rico”, recordó la abogada, a lo que el presidente respondió con referencias a su rol como congresista, casi 35 años atrás.
“Él hizo una alocución sobre la legislación que sometió en el 1987 a favor de la energía renovable y luego, en otro momento, habló sobre la energía eólica y sobre medidas recientes para implementarla”, continuó. “Pero el presidente no hizo un compromiso, más allá de indicar que delegaría en la secretaria del Departamento de Energía federal, Jennifer Granholm, la supervisión de cómo se administren los fondos de FEMA, incluyendo los destinados al sistema eléctrico de Puerto Rico”.
Aclaración inmediata
A la aseveración de Biden, el gobernador Pierluisi respondió con condescendencia, recordó Santiago Quiñones, y con expresiones de endoso a las directrices que imponga el presidente para que se logren las metas de energía renovable.
“Incluso Pierluisi dijo que ya lo estaban haciendo, promoviendo proyectos de energía renovable en techos, y allí fue que yo interrumpí, porque ese esfuerzo ni se acerca al dinero que están destinando para reconstruir la red eléctrica del país, y para que siga igualmente vulnerable a los efectos mínimos de una tormenta”, recalcó.
Acto seguido, y de forma abrupta, una coordinadora del encuentro cedió el turno a la representante de la otra entidad comunitaria presente, Ponce Neighborhood Housing Services, con lo que se dio por terminada la intervención de la abogada.
Concluidas las alocuciones, se invitó a los líderes comunitarios a una foto grupal y fue allí cuando nada impidió que Santiago Quiñones reiterara su propuesta.
“Porque era bajita”
Como explicó a La Perla del Sur, en su bulto personal Santiago Quiñones traía un cartel con el que pretendía unirse a manifestaciones públicas esa tarde, fuera del perímetro de seguridad creado para el presidente Biden.
“Pero también tenía claro que aprovecharía cualquier oportunidad para proclamar nuestro mensaje ante la prensa invitada, que conoce muy poco de este tema”, aclaró.
“Por eso, cuando dijeron que querían tomar la foto grupal, yo abrí mi cartera, tomé el cartel, lo abrí y caminé hacia el área. Entonces, el presidente me dijo que me parara al frente, porque yo era bajita, se tomaron muchas fotos, por buen tiempo, ¡y ya!”.
Agenda en desarrollo
Perpetuado el instante, ahora Thomas Ramírez y Santiago Quiñones enfocan su atención en el seguimiento a reuniones prometidas con Granholm y los administradores de los fondos de FEMA, al igual que a la promoción de los objetivos de Queremos Sol.
“La reacción a la foto no deja de abrumarme”, confesó la abogada salinense, “pero también me llena de esperanza que, con las reacciones, se conozca más el plan de Queremos Sol, que haya un reclamo masivo, que más personas entiendan que esta propuesta sí puede salvar vidas”, expresó.
“No hace ningún sentido desaprovechar esta oportunidad y no invertir los fondos en lo que realmente le conviene al país”, puntualizó Santiago Quiñones.
Por su parte, Thomas Ramírez reconoció que esta coyuntura puede ser crucial para que las comunidades se organicen “no solo para responder a emergencias como las de María y Fiona, sino para trascender a emergencias como la que vivimos hoy” y no vuelvan a paralizar al país.
