Lcda. Yolanda Rodríguez Torres
Ex Jueza
La Real Academia Española define tribu como el “grupo de un mismo origen real o supuesto de gentes” por pertenecer al movimiento u organización en que se comparte el mismo idioma, intereses y reverencia a los mismos dioses.
Si reflexionamos un poco se entenderá que los acontecimientos en torno a Bad Bunny tienen su trasunto tribal.
Actualmente eso ocurre con el llamado de la tribu del Conejo Malo, sus canciones, vestimentas y por supuesto, la celebración de su nueva temporada de conciertos en Puerto Rico.
Hoy día, la sociología tribal es evidente en grandes partidos de fútbol, manifestaciones ideológicas, marchas políticas, revueltas sociales y grandes conciertos de música, buena o mala, espectáculos que carecen de contenido, a pesar de la espectacularidad de sus montajes.
Eso ocurre con el concierto de Bad Bunny. Su empresa, que maneja su carrera exitosamente, hace que la tribu lo siga sin cuestionarse el contenido de sus canciones y sus implicaciones.
Promueven y venden una experiencia y el mayor ejemplo de ésto fue la inconcebible y kilométrica fila para comprar los boletos, cuando se pudieron adquirir por internet. Otro espectáculo, porque en efecto lo fue, escenificaron los jóvenes al pernoctar día y noche en el Coliseo para poder comprar boletos para disfrutar de los próximos conciertos del mal o bien llamado Conejo Malo.
A mí modo de ver esto, para los jóvenes es una escapada a las momentos nefastos que vive el País y que por consiguiente esos chicos y miles de adultos también conforman la masa tribal e irreverente del Conejo Malo.
De alguna manera por el deterioro de la imagen de los líderes políticos y los representantes de las Iglesias, que ya no son un referente para la presente generación.
Parte del éxito de Bad Bunny confirma que la cultura y algunas expresiones del arte se han convertido hoy en un espectáculo de masas. Banalidad de una cultura desechable.
Algunos de los nuevos exponentes de la música urbana han provocado que en la vida de algunos y tal vez la nuestra, esto sea una representación irónica de la realidad; un gran espectáculo que la tribu debe seguir porque, en este caso, el Conejo Malo se ha convertido en su Cacique y deben seguirlo y emularlo.
De hecho, el espectáculo de Benito es una representación, es decir, cuasi teatral con visos de la peligrosa virtualidad del metaverso que muchos jóvenes podrían concebir como cierta y alcanzable.
Nunca se había visto que los canales de televisión hicieran una cobertura sobre las ventas del concierto del Conejo Malo sin advertir las consecuencias en términos de orden público y respeto al sosiego de los residentes en las inmediaciones del Choliseo. Indiscutible que importaron más el rating, los views y los shares.
Pero cuidado: ese espectáculo empobrece culturalmente por el contenido de sus canciones, en su mayor parte sexualmente explícitas. Y la tribu seguirá a su cacique sin importar las consecuencias de su concierto “Un Verano sin ti”, que de seguro se verán inmediatamente después de sus puestas en escena.
Piénselo.
