Maripily: Oda a la joda

Editorial

JAIME TORRES TORRES

Periodista y Editor

PRENSA SIN CENSURA

La recibirán con los honores de una heroína de Estado; de un ilustre personaje; de una celebridad internacional.

Mañana nuevamente se paralizará el País: llega María del Pilar Rivera Borrero ‘Maripily’, a quien el comisionado de la Policía, Coronel Antonio López Figueroa la felicitó la noche del lunes tras coronarse en la Casa de los Famosos por “demostrar la cría que distingue a los puertorriqueños”.

Los fanáticos de la modelo y empresaria se reunieron en restaurantes y pubs para seguir la transmisión de Telemundo.

En las comunidades se encontraron amigos, vecinos y familiares como en los tiempos de las más excitantes peleas de campeonato de Tito Trinidad y Miguel Cotto.

El lunes Puerto Rico estuvo de fiesta; ayer también, hoy, mañana y durante los próximos días.

¿Por qué? Porque Telemundo resucitó al ‘monstruo’ y lo atosigó 24/7 por ojo, boca y nariz. Incluso veteranos periodistas del canal debían hablar de ‘la casa’ y las posibilidades de triunfo de Maripily, aunque el resultado del reality era predecible.

La persona común y corriente no comprende que la reafirmación del orgullo por la puertorriqueñidad es muchísimo más que el ‘chijí-chijá’ por Maripily.

Somos testigos del poder de la televisión que, en tiempos de Internet y las redes sociales, tiene un alcance más arrollador.

También somos testigos del poder de la TV en la creación de personajes y personalidades de la farándula y la política que, como el refrán, hacen mucho ruido pero tienen pocas nueces.

Poder, el de la tevé que te ve, que alambra gustos, preferencias, pasiones e ideologías; y que silenciosa y peligrosamente programa con idioteces la neurolingüística de la gente pa’ que ni piense ni razone.

Cuando los medios, por motivos comerciales y razones políticas, identifican una fórmula ganadora en una sociedad dormida y, por consiguiente, fácilmente manipulable, apuestan cabalmente a eso porque el rating se traduce en millones por ingresos en publicidad y, sobre todo, en control de las masas.

Por eso el impacto sociocultural de Maripily, que por la dicotomía de su deslumbrante fisionomía y hueco cacumen, capturó la atención de muchos y despertó la curiosidad de no pocos. Hoy es la ‘representación’ boricua, dicen que huracán, en un programa de alcance internacional con una audiencia millonaria. 

Es la consoladora heroína en la presente sequía de héroes nacionales porque no hay campeones ni beldades a quienes aplaudir para así justificar la entonación del reverencial estribillo colonial: ‘Yo soy Boricua, pa’ que tú lo sepas’.

Ante la desaparición de La Comay, el enfriamiento de Benito y la decepción con la última pelea de Amanda Serrano, se generaliza que Maripily es el nuevo símbolo de unidad del pueblo puertorriqueño.

A eso apostó, con todos sus recursos, la gerencia de Telemundo y la producción de Tony Mojena. Falso e hipócrita insularismo, no hay duda. Patriotismo feca. Nacionalismo de embuste y a conveniencia porque saben que la ingenuidad de la joven mujer de rasgos taínos es simpática.

Sin embargo, la gente de ‘a pie’, la persona común y corriente, no comprende que la reafirmación del orgullo por la puertorriqueñidad es muchísimo más que el ‘chijí-chijá’ por Maripily o las filas kilométricas para ver a Bad Bunny.

El País desmoronándose; el País hipotecado y el ciudadano promedio enfocado por semanas en el espectáculo televisivo y ahora en la cobertura de su llegada como si fuera una medallista de oro o una diosa.

El pasado fin de semana hubo dos eventos culturales sumamente relevantes, al menos, para Prensa Sin Censura: los monólogos “The Other Side Story” de Ángel Vázquez  y “Tite Curet Alonso: Lírica y Poesía” de Josean Ortiz.

El culto a Maripily eclipsó su presencia en cartelera, como eclipsa la realidad de la cotidianidad isleña la gentrificación o desplazamiento de los locales por extranjeros en su mayor parte del Norte; el empobrecimiento de la clase trabajadora; el abandono de los ancianos; la condena a la indigencia médica de un País con rostro de adulto mayor enfermo y azotado por una epidemia de sobrepeso, obesidad y diabetes.

La casa de los famosos importó más. La idolatría a Maripily es un signo de la decadencia de estos tiempos. Es como enterrar basura y encima colocarle flores. Es como no bañarse y perfumarse. Es como dictar una conferencia sin cepillarse los dientes.

Es observar que la situación está jodida en Puerto Rico, pero Maripily es el enajenante ente y alucinante antídoto con que se generaliza que todo está bien y que lo demás no importa, aunque los encantos de Puerto Rico los vendan en cantos.

Maripily no representa a Prensa Sin Censura. Un paradigma a emular es mucho más que las caderas y el busto de un cuerpo descomunal; es mucho más que su piel morena y cabello azabache a media espalda.

La modelo, que alcanzó notoriedad junto a Tony Sánchez en “No Te Duermas”, suele caracterizarse por su poca educación e ignorancia. Pero aparentar en la casa ser ‘bicha’ paga y muy bien.

No quiero imaginar cuántas niñas en Puerto Rico ahora sueñan con ser como Maripily. Sólo necesitarán un cuerpo de modelo aunque en el cacumen tengan confeti. Ese es el alto precio que se paga por la bayoya mediática corporativa en la fokin colonia de las Tres B.

Maripily no representa a Prensa Sin Censura. Sí la representan Julia de Burgos, Lolita Lebrón, Zoraida Santiago, Lucecita, Mariana Nogales, Aidita Encarnación, Cheryl Rivera, Choco Orta, Adriana Díaz y otras distinguidas mujeres boricuas.

Claro está, ¿qué se puede esperar en la colonia? Adoctrinamiento y reverencia en prime time a la mediocridad y superficialidad. 

De igual forma, loas a lo banal. 

Oda a la joda.

Alabanzas a lo trivial. 

Comercialización del fanatismo. 

Glorificación de la ignorancia. 

Condecoración de la mentira.

Anestesia al sentido común.

Secuestro de la dignidad del Pueblo.

Premiación a la decadencia.

Refinamiento de lo procaz.

Insulto al orgullo nacional.

Y, como me escribió una estimada Amiga, admiración a un mierdero de contenido.

Al final, el problema no es necesariamente María del Pilar Rivera Borrero, sino la maldición colonial que carcome medios corporativos y conciencias periodísticas en detrimento de la gente embelesá frente a la pantalla digital porque en el Commonwealth el dinero lo compra todo, incluso la ética e integridad de los custodios del decadente oficio de la información.

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María del Pilar Rivera Borrero, Maripily. Foto/Facebook

11 comentarios en “Maripily: Oda a la joda

  1. Libertad de opinión. Coneccion humana, que muchos no entienden porque no pueden sobrepasar el rechazo hacia Maripily por x o y razón. Si hubieran visto el programa que es un proyecto social entenderían pero como escriben y hablan desde las gradas, desde la periferia, ni vieron lo que el público vio en Maripily. Solo siguen viendo la imagen que la presa misma le creo al fijarse y rechazarla al cometer errores al hablar al vestir de x forma o utilizar palabras en público que todo ser humano utiliza en su casa y pretende negarlo y hacerse los más finos y correctos. Discursos que buscan héroes idealizados de los cuentos que se quedaron con la TV del pasado. Las redes dan la alternativa de buscar las personas reales que cada cual desee. No es ya un solo héroe, no es ya un solo vocabulario o lo que digan que un medio decida que es correcto. Y muchos menos si el escrito o el mensaje va dirigido a separar, a ser elitistas, a querernos situarse por encima de una persona para ser mejores o decir que somos una mejor sociedad. Existe diversidad pq la sociedad se compone de seres humanos diversos. Y se permite en nuestra libertad de diferir en opinión y no pasa nada. El que quiera decir que Maripily no lo representa super, a otros incluyéndome a mi si me representa, perfectamente imperfectamente pero feliz como es. Pero siempre aspirando a ser mejor y la misma Maripily lo dice y estimula, pero reales hasta la muerte. No con personajes. No aparentando ser mejores que nadie, ni más correctos que nadie, ni molestándose porque otros no opinen igual. Maripily la más buleada y como dijeron la seguirán burleando, pero se sigue monetizando y ella estudio relaciones públicas si no me equivoco, así que publicidad buena o mala es publicidad y de la mejor boca a boca y gratis. Y ella lo sabe. Y para los que también señalan que hizo dinero con sus ex parejas, busquen los datos, ella se hizo empresaria desee abajo, sin dinero de hombres, con el sudor de su frente mientras la burleaban ella creaba su empresa que es internacional y sus productos. Pero algunos se quedaron con la imagen de ella de los programas de TV con Marcano y con No te duermas y calendarios. Ella evolucionó pero al verla con ojos de que es menos y que habla vulgar o viste de x forma la encerraron en una imagen que la misma TV y revistas le creo de bruta no inteligente etc y demostró lo contrario aunque nadie lo quiera ver menos sus seguidores, familia y amigos. Que hoy se han multiplicado internacionalmente dando promoción y distinguiendo a su cultura y país por encima de las críticas.

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  2. Esto lo escribí en mi Facebook y estamos en la misma línea de pensamiento:

    MARIPILI: DE LA BURLA AL PAROXISMO.

    Faltando todavía el cierre de toda esta comedia macondiana nacional que algunos catalogan erróneamente de “gesta” y otros ponen casi a la par de una hazaña deportiva, resulta interesante analizar el fenómeno sociológico y mediático que ha despertado la participación de María del Pilar Rivera “Maripili” en el “reality” La Casa de los Famosos.

    Por una parte, es cierto que buena parte del pueblo de Puerto Rico se unió en celebración. Eso es indudable. Anoche en Hato Rey se escucharon las explosiones de petardos y fuegos artificiales a la par que los motores de las motocicletas sin silenciador, recorriendo las avenidas circundantes.

    Ahora bien, ¿qué celebraban?

    Sé que mucha gente incauta, otras no tanto, prefieren pensar que se trata del “sentimiento de un pueblo” unido tras una causa común. Y puede ser que algo de eso haya. No obstante, lo que a mi modo de ver sucedió, es que vivimos en un país cuya condición colonial determina muchas cosas. Una de ellas, la resistencia casi heroica (esto si lo es) a abandonar una identidad de pueblo y una cultura arraigada en la genética de los boricuas. Ese orgullo que sale a relucir en la exclamación “yo soy boricua pa’ que tú lo sepas” surge como un grito de combate cada que se tiene oportunidad, bien sea en un fiesta patronal, en la celebración de un triunfo deportivo, en los conciertos de algún artista del patio o en instancias como los desfiles puertorriqueños a lo largo de las ciudades de EEUU que se llevan a cabo cada año. Eso me parece bonito y valioso.

    Lo que me parece sacado de proporción es el interés que suscitó dicho programa y la atención mediática que ha recibido, evidenciando un hambre “héroes” nacionales de un país que desde 2016 no tiene uno, cuando Mónica Puig ganó su medalla de oro en las Olimpiadas de Brasil.

    Si, han aparecido por ahí los Bad Bunny de la vida o la boxeadora Serrano, pero ella no ha llegado a aglutinar al pueblo, quizás porque el boxeo ya no tiene el mismo arraigo de otros tiempos, y BB no compite en nada.

    Entonces en un país necesitado de referentes que nos hagan olvidar un gobierno desastroso, una Junta de Supervisión Fiscal que apesta, y una crisis económica sin precedentes en las últimas décadas, “se vale” echar mano de cualquier cosa para disipar las penas.

    Es así como la otrora vilipendiada, burlada y hasta ultrajada socialmente, Maripili emerge como “símbolo” de esa necesidad de algo que aglutine al pueblo tras un propósito, ya que lo último que lo logró fue el verano del 2019 cuando todos nos unimos para sacar del poder al nefasto Ricky.

    Resulta ser que de la noche a la mañana todos olvidaron que Maripili fue por varios lustros el referente de la “brutalidad” la “ignorancia” y hasta la “vagabundería” en la isla. Olvidaron las cientos de horas que programas de chismes y farándula utilizaron para hablar de ella y sus escándalos.

    Se olvidaron también de las burlas por sus fracasos sentimentales o por sus propias publicaciones en las redes sociales. De los memes, los chistes de doble sentido y hasta las críticas por su apariencia física o su manera de vestirse, maquillarse o por su manera de expresarse o interactuar con su hijo.

    Y así un día de la noche a la mañana todo eso se hizo a un lado y gracias a una excelente estrategia de mercadeo tanto de parte de Telemundo como de ella misma y su “staff” pasó de ser el objeto de burla a una especia de heroína nacional. Pasó de ser la más “odiada” a ser la más “amada” y vaya uno a saber cuántos de los que hoy levantan carteles con su foto o escriben a su favor en sus redes sociales, en otros tiempos despotricaron contra ella.

    ¿Que Maripili debe tener algunos méritos? Claro que sí. Pero de ahí a exaltarla como una especie de modelo a seguir y ejemplo de lo que es “ser puertorriqueño” hay una total desproporción.

    El paroxismo desatado a raíz de su triunfo bien merece un buen estudio sociológico.

    Hace un rato escuchaba en la radio a alguien resaltar entre los valores de Maripili el haber “criado a su hijo desde cero” ¿en serio? Entonces deberíamos hacer un desfile por cada una de las cientos de miles de madres puertorriqueñas que lo han hecho siendo madres solteras para sacar adelante a su hijos y sin tener algunas de las oportunidades que Maripili ha tenido (y las que también se habrá forjado).

    Por supuesto que María del Pilar aun cuando sea la más farandulera (lo cual no es un pecado) tendrá sus méritos como persona y como empresaria, pero de ahí a desatar todo esta apoteosis que se ha desatado, y lo que falta cuando llegue a la isla, simplemente por participar en un programa que consiste en encerrar un bonche de gente en una casa por meses a sacarse los ojos unos a los otros y generar el mayor número de bochinches posible, para beneplácito de Telemendo y sus auspiciadores, deja mucho que pensar de nosotros como sociedad.

    Yo sé que hay mucha gente que de buena fe defiende este tipo de bodrio televisivo. Pero para mí que he dedicado más de la mitad de mi vida a la televisión pública educativa, me parece cuando menos, preocupante.

    Como diría un querido profesor y amigo «tema de simposio».

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  3. Aquí en nuestra isla hace falta del huracán la virazón, que es volver a ser una sociedad productiva, aspirar a mejorar la educación, la salud y tomar las mejores decisiones para fomentar nuestro desarrollo económico y tener una mejor calidad de vida.
    Aquí no podemos seguir con el “Ay bendito” no se puede seguir romantizando la pobreza tanto intelectual como física y seguir aceptando este discurso como cierto. Yo me niego y me negaré a aceptar esta nueva realidad de país y no voy a claudicar lo que pienso respecto a estos espejismos mediáticos y embrutecedores.

    Lo que logro María del Pilar Rivera Borrero realmente no tiene ningún impacto, ni representa algo importante para nuestro país de echo pregúntense donde lo ganó y haciendo que??? Pueden tratar de ponerle todos los adornos y azúcar que quieran pero yo no me trago ese pesca’o!! A quien verdaderamente favoreció todo esto es a ella a nivel económico por el dinero que ganó y a nivel de su imagen mediática que le ayudará a conseguir otros guisos en los medios de comunicación masiva y así acabo todo como acabo el show, totalmente inconsecuente!

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  4. Cuando en un país no existe conciencia nacional ni patriótica genuina,las personas de pueblo tienden a llenar ese vacío con cualquier cosa banal o hueca.Un buen ejemplo es todo este tinglar que se ha formado,por un evento sin importancia ni significado alguno con la figura insignificante de Maripily,que aparte de ser una persona sin ninguna capacidad educativa o intelectual,no representa absolútamente nada en las vidas de los puertorriqueños,ni abona en manera alguna,a la solución de los graves problemas de este pueblo en nuestro ya muy afectado diario vivir, y más aún cuando el Comisionado de la Policía de P.R. le hace coro y se identifica con ella y con esa misma mentalidad hueca,sin sentido y sin nada que aportar ni resolver a los graves problemas de criminalidad, corrupción,vandalismo y pocavergüenza de este podrido gobierno.

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  5. ¿Quién es el periodista limitado y oportunista? El pobre hoy escupe para arriba, mańana le cairá en la cara. Jaime dedícate al horóscopo que Walter Mercado dejó vacante.

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