Geopolítica
Por Manuel Ludueña
Para Prensa Sin Censura
En el corazón del mundo pueblos del Abya Yala, luego de resistir los embates de conquistadores colonizadores y formaciones Estatales se regocijan en sus Comunidades de Vida. 10 Gobiernos Indígenas formalizan sus autoridades y territorios en la estructura político-administrativa de Colombia como Entidades Territoriales Indígenas (ETI), para seguir protegiendo la vida en sus múltiples expresiones.
Es una transformación político e institucional paradigmática del Estado de Colombia para el funcionamiento de Autonomías de Gobierno y financiación de los Pueblos Indígenas en sus territorios, en coordinación con las áreas de gobierno (artículo 382/86 de la Constitución de Colombia, 1991).
La reforma constitucional de Colombia en 1991 implicó para los Pueblos Indígenas alcanzar un avance sustancial en la reivindicación de sus derechos
Las ETIs de los Territorios Indígenas de Yaigojé Apaporis, Mirití Paraná, Río Tiquié, Bajo Río Caquetá, PANI, Ríos Cotuhé-Putumayo, UITIBOC y ARICA, en los departamentos de Amazonas y Vaupés, se encuentran organizados con autonomía política administrativa, fiscal y son autogobernadas por sus Consejos Indígenas. Como tales tienen competencias administrativas en salud, educación, agua, saneamiento básico, ordenamiento del territorio, entre otras.
«Tradicionalmente, el indígena era considerado como un menor de edad, un salvaje que por su clara posición de inferioridad ante el hombre blanco debía ser civilizado y sometido a una tutela paternalista”. La reforma constitucional de Colombia en 1991 implicó para los Pueblos Indígenas alcanzar un avance sustancial en la reivindicación de sus derechos, que se plasman luego de 30 años de prolíferos y tensos diálogos, en un contexto donde se hace explícito el cambio de concepción de un Estado monocultural a uno multicultural.
La Constitución de 1991 devolvió a los Pueblos Indígenas la identidad y la plena autonomía para la toma de decisiones y el control político, social y judicial al interior de sus territorios, siempre que guarden concordancia con la Constitución. Consagra que las etnias rigen sus vidas mediante el derecho propio, de acuerdo con cada tribu, considerado, en términos generales, como: un proceso vivo y cambiante que supone reafirmaciones étnicas, fundado en creencias y costumbres que datan desde antes de la llegada de los conquistadores europeos, aunque se ha mantenido y también modificado por la interacción con otros grupos humanos y sociales, pero que ha conservado su esencia basada en la concepción misma del origen y destino de la humanidad.
La cosmovisión de los Pueblos Indígena se basa en una conexión sagrada y holística con la naturaleza, la importancia de la comunidad y los ancestros, en un tiempo cíclico. La espiritualidad del Territorio está en los ríos, montañas y bosques sagrados, en las ceremonias para honrarlos y pedir por buenas cosechas y salud. La vida gira en torno al bienestar colectivo, no al individual.
Los Pueblos Indígenas habitan desde hace 30 mil años con sus formas de relacionarse y explicarse el mundo, el entorno que habitan, de equilibrar y regular la convivencia. Las comunidades ante el asedio Castellano se resistieron y se internaron en zonas selváticas de difícil acceso para los conquistadores y colonizadores. Así, las etnias se refugiaron en lugares como la Sierra Nevada de Santa Marta, las selvas de Amazonas, Guainía o Vaupés logrando mantener algunas de sus costumbres cinco siglos después.
La integración final de los territorios como entidades altera la cartografía político-administrativa de Colombia. Asimismo, implica ejercer los sistemas de educación, ordenamiento territorial y salud propios, en la articulación con los Ministerios correspondientes, así como la prohibición de la minería en sus territorios (Sentencia T. 106/2025), ante el impacto de la minería por la contaminación con mercurio.
Los Consejos Indígenas son autoridades políticas y territoriales donde confluyen las distintas características culturales: quienes cazan, pescan, trabajan la chagra (huerta) u otras. Siendo sus líderes elegidos según las tradiciones, normas y saberes ancestrales de cada ETI, para responder a sus valores, sistema de conocimiento y necesidades particulares de los pueblos indígenas que las componen.
En las ETIs no tienen planes de desarrollo, sino Planes de Vida que derivan de sus sistemas de conocimientos complejos, enlazados con la oralidad. Las ETI se definen por sus prácticas culturales, calendarios ecológicos, sistemas de justicia, educación y salud indígenas y una relación de vida con el territorio. El territorio es una economía cultural, una economía de vida, político vivencial, cultural, que busca el bienestar de la población, junto con todos los seres vivos que lo habitan, con un sistema alimentario local; condiciones que garantizan el buen vivir.
“No queremos gobernarnos como el blanco. Queremos que se respete nuestro modo de organizar el territorio con nuestros tiempos, nuestras ceremonias y nuestras decisiones colectivas” (Plan de Vida del territorio Indígena Yaigojé Apaporis).
Esto es, sin dudas, el inicio, no sólo político institucional, sino de comprensión amplificada de los valores y conocimientos desconocidos por la homogeneidad y el verticalismo impuesto desde 1492. Es un enorme desafío de las ETIs, de la población y del Estado de Colombia, del Abya Yala y del mundo. Este resultado habla de diálogo, de mutuo respeto, reciprocidad, equitativa fluidez, abriendo camino hacia la justicia. Hoy nos toca Inspirarnos y practicar un accionar que no se limite a observar desde afuera, sino a vincularnos con las luchas de justicia, derechos y dignidad, manteniendo el rigor de las denuncias y verdad desde cada Pueblo Indígena de vivir bien. Otros mundos son posibles. Por un Futuro Ancestral.
El autor es Integrante del streaming Abya Yala en Clave de Geopolítica y del Movimiento Ecopolítico por el Buen Vivir PACHAS.
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