Abuso policial
Un policía municipal de Barceloneta disparó y mató a Rafael Acosta Centeno en un contexto de crisis de salud mental
Por Kilómetro 0
Rafael Acosta Centeno es la decimotercera (13) muerte por uso de fuerza policial que hemos documentado este año, y al menos la cuarta en la que la víctima muere durante una intervención en crisis.
Alegadamente, Acosta Centeno llamó al 911 amenazando con quitarse la vida quemando su carro, que estaba estacionado en su casa. Al ser intervenido, alegadamente hirió con una cuchilla a uno de los policías, quien se encuentra estable y fuera de peligro. Este caso nos hace cuestionarnos, una vez más, qué pasaría si en lugar de responder a estas situaciones de crisis emocionales con policías y fuerza desproporcionada, tuviéramos un equipo de profesionales de la salud mental con especialidad en desescalar crisis en lugar de escalar la violencia.
La evidencia es clara: la presencia policial constituye un uso de fuerza que agrava las situaciones de crisis. Un Policía no habla con empatía, se expresa en «comandos verbales». No ofrece tiempo ni espacio físico y recurre a la fuerza si las personas no «obedecen». En muy contadas ocasiones, es necesario movilizar a la Policía para estas situaciones. Tal vez en una situación como esta hubiese llegado la Policía, pero hay que preguntarse cuán distinta sería la historia si hubiese habido en esta intervención un equipo de profesionales de salud mental.
Necesitamos con urgencia una infraestructura salubrista que responda con cuidados y estrategias no violentas.
La muerte de una persona en medio de una crisis no puede normalizarse como un desenlace inevitable. Es consecuencia de un sistema que insiste en delegar estas situaciones a personal incapaz de manejarlas con un enfoque en la salud y la vida. Lo ocurrido en Barceloneta no es un hecho aislado: forma parte de un patrón documentado por KM0 de intervenciones mal gestionadas que escalan la violencia y generan trauma y muerte.
Desde nuestra campaña Manejo de Crisis sin Policía reiteramos:
- Es indispensable una infraestructura salubrista y equipos de respuesta compuestos por profesionales de salud mental capacitados para desescalar.
- Es urgente eliminar la participación policial en intervenciones de salud mental, pues su presencia aumenta el riesgo de letalidad.
- Se deben garantizar investigaciones independientes en casos de uso de fuerza y letalidad.
- El Estado tiene la responsabilidad de proveer una infraestructura de salud y seguridad pública enfocada en el acompañamiento y alternativas no punitivas.
- Construir alternativas comunitarias para desescalar crisis es necesario; debemos educarnos y organizarnos para impulsar un Manejo de crisis sin policías.
La historia sería otra si existieran estructuras de respuesta adecuadas.
Cualquier persona puede atravesar una crisis y lo que debe recibir es cuidado, acompañamiento y tratamiento. Hoy fue Rafael; mañana puede ser cualquiera. Exijamos que no sea la Policía quien intervenga en una crisis de salud mental.

