Comunidad
El Alcalde Miguel Romero nos lee.
Hoy publica un artículo auto felicitándose por su obra en los parques de San Juan, entre ellos el Parque Barbosa.
Interesante.
Ese ha estado cerrado en estos días luego de reabrirlo tras tres años con candado. Sirve de ejemplo del efecto de la pobre planificación y los retrasos en las comunidades en su entorno.
Hicieron una verja a su alrededor como resultado de su remodelación tardía y costosa, con su entrada mirando a la playa.
El resultado es evidente. Se ve desde el aire. Ahí su entrada y estacionamiento del cuartel. La arena, el agua y el mar reclamando lo suyo.
Afecta al cuartel también. Por cierto no hemos visto ninguno de los 40 agentes «turísticos», 25 patrullas, motoras y bicicletas por aquí. Si puede envíelos para acá.
En el artículo se le olvidó mencionar el Parque Antonia Quiñones, foco de sus acciones de cerrarlo con verja y lona súbitamente para una remodelación que se desconoce cuanto se va a tardar.
Entre otras cosas, ha afectado a niños, adultos y personas de la tercera edad y ha aportado a crear una nueva zona oscura de oportunidad al crimen.
Sentenciando a los niños a estar sin lugar donde jugar y obligándolos a protestar para ejercer sus derechos a su temprana edad.
Buena lección gracias a sus acciones. Son los hechos no palabras de un trato de súbditos sin la debida transparencia y comunicación.
Alcalde Miguel Romero, de cara y respete al Condado.
Amaury Rivera
Líder comunitario
Prensa sin censura 