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Ayer nos compartieron “las intensas labores” dentro del Parque Antonia Quiñones. Lavando vehículos estaban. Ya sabemos porque la lona de secretividad alrededor del parque.
En eso se entretienen los tres empleados que tienen ahí.
El sentido de urgencia y la dejadez parte de todo eso. El alcalde Miguel Romero anda en ‘damage control’. Anda en la vieja estrategia de divide y ganarás. Está buscando como aguja en el pajar alguna persona que no nos representa para ponerle el título de dedo de líder y nombrarlo intermediario.
La estrategia es informar a través de esa ‘foca’ o simpatizante y evitar dar cara. Nada de eliminar la verja. Ni hacerlo por fases. O incluirnos en lo que ocurra ahí como fueron los deseos de Doña Antonia cuando donó el parque al Condado.
Solo quiere informar algo a los súbditos desde el trono. Y dividirnos. No va a pasar. No lo vamos a permitir. La credibilidad con esto es cero. Juegan con nosotros. La información cambia constantemente.
Que si el alcalde vendría a explicar de qué se trataba antes de comenzar los trabajos. Eso lo canceló varias veces con excusas inverosímiles. La última fue por culpa de Erin. Una tormenta que nunca pasó.
La poca información totalmente salpicada de cambios. Como se completaría para noviembre de este año. Para luego de cercarlo con verja y lona decir que sería en el 2026.
Y el misterio de eliminar los bancos estilo Central Park recién renovados, los bellos postes antiguos que todos funcionaban y más. Todo se lo llevaron esta semana en camiones municipales marcados como «Escombros y Basura».
Empezaron a cortar un árbol y pararon ante los insultos que recibieron desde la lona.
¿Quién pidió y ordenó eso? No sabemos.
Ese parque lo que necesitaba era mantenimiento, sembrar grama y arreglar los desagües. Es bienvenido siempre atender y mejorar pero no puede ser cerrando completamente nuestro parque para que se dediquen a lavar carros ahí.
De cara alcalde.
Nos vemos mañana en nuestro encuentro frente a Stella Maris.
Amaury Rivera
Líder comunitario
