Editorial
JAIME TORRES TORRES
Prensa Sin Censura
La Residencia de Bad Bunny en el Coliseo de Puerto Rico José Miguel Agrelot será recordada como un fenómeno sociocultural sin precedentes y un hito histórico del mundo artístico y cultural a nivel global.
Difícil, por no decir imposible, que Benito Martínez y RIMAS repitan la gesta de la puesta en escena de “Debí tirar más fotos” en todos los sentidos: recaudos millonarios, efervescencia turística, ocupaciones hoteleras y de alquiler a corto plazo, artistas invitados, cobertura mediática local e internacional, euforia popular y ventas de mercancías y memorabilias en el mercado exterior del Coliseo. ¡Todo un andamiaje capitalista en la colonia saqueada y quebrada!
En una opinión muy bien ponderada, si es que se tratase de ser coherente, lo próximo -ya que le funcionó apelar al patriotismo y a la identidad nacional- sería educar para la descolonización y lanzar un disco más radical que “Debí tirar más fotos”.
No es una utopía y menos una hipérbole. Este Periodista cultural ha observado que durante la Residencia ha interpelado conciencias no solo de jóvenes, sino de miles de ‘Boomers’.
Claro, hay quien pensará que eso no le corresponde porque el discurso de Bad Bunny, aunque político, a final no es partidista. [Entonces, ¿cómo se justifica su discurso en el cierre de campaña de la Alianza PIP-Victoria Ciudadana?]
El conejo es un producto de masas y entre su grey de incondicionales hay novoprogresistas, populares, independentistas, creyentes, ateos, agnósticos, pobres, ricos, heterosexuales, homosexuales, estudiantes, profesionales y obreros.
Desde antes de la Residencia, Bad Bunny era y es un referente de la industria del entretenimiento; la misma que lo conceptualizó, fabricó y catapultó, como lo afirman los medios corporativos, nuevo Rey del Pop.
En “Debí tirar más fotos”, con la salvedad de que ya definía su ruta con “El apagón” de “Un verano sin ti”, abordó con valentía y con el respaldo de su poderoso andamiaje de mercadeo y publicidad, el asunto del desplazamiento o la gentrificación. [No olvidemos el documental que le financió a Bianca Graulau y las entrevistas en Puerta de Tierra, el primer barrio sanjuanero a punto de desaparecer.]
El disco, como reseñamos a inicios de este año, es una vitrina mundial para el folclor boricua y sus letras de resistencia para seguir aquí; en el lar nativo.
No son pocas las conciencias que ha despertado. Un álbum que debilita los eslabones de las cadenas de la esclavitud colonial y la fuerte carga que entraña a nivel del subconsciente colectivo.
Se sabe que en el concierto “Debí tirar más fotos” hubo bellaqueo y superficialidad, pero lo más contundente [porque así lo determinó la producción] fue el contenido de denuncia de opresión imperial, evidente en “Lo que le pasó a Hawaii” y, por supuesto, en “Patria” cuando Bad Bunny recibió a Rubén Blades y en “Preciosa” de Rafael Hernández antenoche con Marc Anthony.
La pregunta obligada en MAYÚSCULA es: tras poco más de una treintena de funciones con un desfile de estrellas de la canción que abonaron al ardid del suspenso y la expectación que en su mayor parte no aparecieron de gratis y recibieron un buen cheque, además de figuras muy queridas que llegaron a la casita ahora en porfía, después de la Residencia: ¿QUÉ?
¿Sus miles de seguidores se organizarán para evitar que a Puerto Rico le suceda lo que le pasó a Hawaii?
¿Usarán la pava y la flor de maga en su cotidianidad como símbolo de su identidad?
¿Defenderán los recursos naturales de los insaciables colmillos del capital?
¿Sacarán la cara por el sapo concho, el coquí y otras especies amenazadas y/o en peligro de extinción?
¿Combatirán la colonia que perpetúan el PNP y el PPD?
¿Exigirán respeto para la sabiduría y experiencia de los ‘viejos’ que representa Jacobo Morales?
¿Respaldarán a otros exponentes de la bomba, la plena y el aguinaldo?
¿Aprenderán a bailar salsa, bomba y plena?
¿Asumirán posturas políticas respecto del derecho de P-erre a su libre determinación?
¿Se pronunciarán sobre la remilitarización de Puerto Rico y la humillación estadounidense de utilizar sin tu permiso el archipiélago como base de operaciones de una posible invasión a Venezuela?
¿Serán coherentes con el discurso emancipador ‘badbunniano’ denunciando el genocidio en Palestina?
¿Combatirán la gentrificación en Puerto Rico?
Más allá de la puesta en escena capitalista, ¿cómo Bad Bunny y RIMAS van a ayudar a los que no se quieren ir de aquí?
¿Se integrarán a las luchas por el acceso a las playas y los ríos que nos quitan?
O, por lo contrario, ¿no pocos seguirán bellaqueando y usando a la mujer como instrumento de satisfacción sexual?
¿Celebrarán los valores del patriotismo solo virtualmente?
¿Hasta cuándo se prolongará la fiebre o moda de sentirse boricua con pava, Monoestrellada y machete en manos?
La bola ahora sí que está en la cancha de Benito Antonio Martínez Ocasio, aka Bad Bunny.
Y después de la residencia… ¿QUÉ?


Estimados compañeros de Prensa Sin Censura. Saludos. Creo que el reto está dirigido en una dirección equivocada. No creo que Benito haya tenido estudios ni formación política. Demasiado mucho ha hecho. La pregunta debe ir dirigida a los partidos políticos y a las personas que creen y defienden la soberanía para Puerto Rico. ¿Cada cuál seguirá tirando para su lado? ¿Por qué no hacer un reencuentro para discutir ideas y estrategias comunes sobre esa base extraordinaria en una juventud que sintió un gran orgullo en ser puertorriqueño? ¿Por qué no desarrollar una propuesta para crear una fundación educativa, cultural y social que sirva para fortalecer ese orgullo mediante la educación y experiencias prácticas? Estoy seguro que si se le hace una propuesta sensata desde una base mínima de unidad puertorriqueña, puede haber receptividad en ese niño que superó con humildad el empacar compras en un supermercado.
Juan Vélez Rivera Desde Gurabo
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