Charlie Kirk: ‘Empatía selectiva y violencia estructural: un espejo social’

PolíticaOpinión

Por Lcdo. Amexis Bonilla Nieves 

Para Prensa Sin Censura

Charlie Kirk construyó una carrera y una fortuna monetizando la violencia, desinformación y la deshumanización. Eso no son meras diferencias de “ideas” o temas “debatibles”. Sus posturas no eran simples diferencias de criterio, fueron discursos violentos, llenos de odio, racismo, misoginia, transfobia, xenofobia y fascismo.

Argumentar que es que las personas no toleran ideas diferentes equivale a poner en el mismo nivel la evidencia y la mentira, la dignidad y la deshumanización. Eso no es democracia ni tolerancia, es legitimar el discrimen, la opresión y la violencia. La tolerancia no puede ser ilimitada. Tolerar al intolerante significa abrir la puerta a la violencia y al desprecio y violación de los derechos humanos. Frente a posturas que niegan la igualdad y la dignidad de las personas, no hay obligación de debatirlas ni de respetarlas como “opiniones”. Lo único responsable es rechazarlas y poner límites claros. Esto tampoco quiere decir que las personas merezcan ser asesinadas ni que la violencia deba ser la solución.

La trágica ironía de su muerte es que fue la consecuencia directa de la misma cultura de violencia que él promovió activamente. Este es un hombre que, una semana después de un tiroteo escolar, declaró que la muerte de niños era «el precio que pagamos» por la Segunda Enmienda, un precio que consideraba «digno» de pagar.

La violencia con armas de fuego que él normalizó y defendió es la misma que cobró su vida. Las propuestas de reforma de armas que él mismo combatió podrían haberlo salvado.

La ausencia de duelo por parte de muchos no debe ser malinterpretada como una celebración de la violencia. Es una negativa a ofrecer empatía a alguien que no la extendió a nadie, que se burló de la violación a mujeres, que promovió narrativas que alimentan la violencia sistémica contra inmigrantes, personas negras, la comunidad lgbtqia+, los árabes y contra cualquier persona que él disintiera.

Existen cientos de videos que no solo demuestran su odio, sino su consistente sonrisa burlona y despectiva ante el sufrimiento y la muerte de personas.

Violencia también es dejar que la gente muera de hambre, negar servicios médicos, negar vivienda, la destrucción de recursos naturales, las guerras y el genocidio, entre otras. El apoyo a esa violencia y/o el silencio ante ella revela todo lo que necesitamos saber y la hipocresía e inconsistencia de las posturas de muchos que ahora reclaman obligatoriamente un “duelo” o “empatía” y que «rechazan» la violencia. Si dicha postura fuese honesta, no estarían inmediatamente culpando a la “izquierda” (máxime cuando ni conocen la identidad o motivos de la persona), ni pidiendo usar el poder del Estado para «exterminar» a la oposición. Estarían reclamando más humanidad, más empatía, más equidad, mejores políticas públicas respecto al control de armas, denunciando el genocidio en Palestina, denunciando las guerras e intervenciones militares, reclamando la protección de los derechos humanos, etc. Pero casualmente todo eso está ausente. Para esas personas realmente es el momento perfecto para fabricar una crisis, tratar de justificar mayor violencia contra cualquiera que disienta de ellos, y seguir fomentando el discrimen, odio y violencia.

El asesinato de Charlie Kirk debe servir como un recordatorio de que la única salida es rechazar la violencia, el racismo, misoginia, transfobia, xenofobia y el fascismo rampante en nuestra sociedad. Mínimo, mínimo, tenemos que ser consistentes y coherentes. Decir que la violencia es inaceptable, mientras convenientemente se hacen de la vista larga respecto al resto de las políticas violentas que cobran miles de vidas, nunca va a lograr la supuesta paz, amor, respeto y unidad que desean, si es que realmente lo desean.

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