Salud
Por José W. Rodríguez Zayas, PhD MS
Para Prensa Sin Censura
Los ftalatos, enemigos ocultos en tu hogar, son compuestos químicos utilizados para aportar flexibilidad y durabilidad a plásticos, presentes en productos cotidianos como envases, cosméticos, juguetes y utensilios para alimentos.
Aunque han estado en uso por décadas, solo recientemente la ciencia ha comenzado a revelar cómo pueden influir en el desarrollo y progresión del cáncer de mama.
En septiembre de 2025, un artículo en Ecotoxicology and Environmental Safety concluyó que los ftalatos pueden alterar los sistemas hormonales, activar genes promotores de tumores y hacer que las células tumorales sean más agresivas y resistentes a tratamientos.
Estos compuestos, que se comportan como xenoestrógenos, pueden actuar sobre vías como PI3K/AKT/mTOR y CREB, intensificando la supervivencia tumoral y reduciendo la apoptosis.
Además, un estudio epidemiológico reciente en Environmental Sciences Europe encontró que la exposición a ftalatos específicos como MEP, DEHP, MEHHP y MEOHP se asocia con un aumento del riesgo de cáncer de mama (odds ratio entre 1.08 y 1.17). Aunque los riesgos relativos son modestos, su apoyo estadístico es sólido y preocupante.
En el ámbito regulatorio, la Unión Europea ha tomado medidas más estrictas: bajo el reglamento REACH, ftalatos como DEHP, DBP, BBP y DIBP están restringidos y requieren autorización para usos específicos. En contraste, Estados Unidos limita las prohibiciones principalmente a productos infantiles como juguetes, y ha resistido adoptar una restricción más amplia en plásticos de contacto alimentario, lo que motivó una demanda legal de grupos ambientalistas.
La clave está en la exposición continua: estamos frente a “una sopa química” diaria, lo que hace difícil atribuir efectos individuales, pero el patrón poblacional es claro: los ftalatos están vinculados a efectos adversos generalizados, incluida la salud reproductiva y el desarrollo neurológico.
¿Qué podemos hacer? Aquí tienes medidas prácticas para reducir tu exposición (y la de quienes te rodean):
• Usa vidrio o acero inoxidable para almacenar y calentar alimentos; evita usar plástico en microondas o lavaplatos.
• Evita productos con PVC (código de reciclaje #3) y envases plásticos innecesarios.
• Prefiere cosméticos sin fragancia o específicamente etiquetados como “libres de ftalatos”.
• Consume menos alimentos ultraprocesados y empacados, priorizando los frescos.
• Apoya y promueve políticas públicas que restrinjan ftalatos en plásticos, especialmente los de contacto con alimentos.
Aunque el riesgo individual es bajo, el impacto acumulado puede ser significativo a nivel poblacional. Al adoptar estas estrategias, no solo te proteges a ti, sino que contribuyes a una mayor conciencia pública y presión para una regulación más robusta.
Referencias
• Ecotoxicology & Environmental Safety (2025). Phthalates and breast cancer mechanisms. Elsevier.
• Liu et al. (2025). Association of urinary phthalates with breast cancer risk. Environmental Sciences Europe.
• European Chemicals Agency (ECHA). REACH regulation on phthalates (2025).
• U.S. Consumer Product Safety Commission (CPSC). Phthalates Business Guidance (2025).
• Washington Post (2025). Plastic chemicals and reproductive health impacts.

