Salud
Por José W. Rodríguez Zayas, PhD MS
Para Prensa Sin Censura
“Es hora de poner la salud de los niños por encima de las ganancias de la industria de pesticidas”
La discusión sobre el uso de pesticidas y sus impactos en la salud humana se ha intensificado en los últimos años. Diversas investigaciones científicas vinculan sustancias como la atrazina, el clorpirifos, el paraquat y el herbicida 2,4-D con efectos adversos, en particular sobre la infancia y poblaciones vulnerables.
Sin embargo, la regulación de estos compuestos varía de manera considerable entre regiones, generando un debate global sobre la aplicación del principio de precaución frente a los intereses económicos de la industria química.
La atrazina es uno de los herbicidas más utilizados en Estados Unidos, con millones de libras aplicadas anualmente en cultivos como el maíz. Numerosos estudios la identifican como un disruptor endocrino, capaz de alterar hormonas sexuales y producir malformaciones congénitas, infertilidad y posibles efectos neurológicos.
La Unión Europea decidió prohibirla en 2004 debido a su persistencia en aguas subterráneas, mientras que en Brasil se permiten concentraciones en agua hasta veinte veces superiores al límite europeo.
En EE. UU., aunque su uso sigue autorizado, se han presentado iniciativas legislativas para restringirla.
El clorpirifos, un insecticida ampliamente empleado en agricultura, ha sido relacionado con daños neurológicos en niños, incluyendo disminución del coeficiente intelectual y trastornos de atención. La evidencia acumulada llevó a la Unión Europea a prohibirlo, y en Estados Unidos se prohibió en alimentos en 2021 tras una prolongada batalla legal.
No obstante, aún se permite en usos no alimentarios, como campos de golf, lo que refleja la presión de sectores económicos que buscan mantenerlo en circulación. En América Latina, varios países continúan utilizándolo, lo que incrementa las preocupaciones sanitarias.
El paraquat representa uno de los herbicidas más tóxicos del mundo. Se ha asociado directamente con el desarrollo de la enfermedad de Parkinson en agricultores y trabajadores expuestos. La Unión Europea lo prohibió en 2007, mientras que países como China, India, Tailandia, Chile y Brasil también han limitado o prohibido su uso.
En Estados Unidos, sin embargo, sigue permitido como “producto de uso restringido” aplicable únicamente por personal certificado, aunque las demandas legales contra Syngenta y otras compañías se acumulan por sus efectos neurodegenerativos.
El herbicida 2,4-D, utilizado desde la década de 1940 y famoso por haber formado parte del “Agente Naranja” en la guerra de Vietnam, continúa siendo aprobado en muchos países. La Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC) lo clasificó como “posiblemente carcinogénico”. Se ha relacionado con linfoma no Hodgkin, trastornos reproductivos, alteraciones del microbioma intestinal y problemas neuroconductuales en adolescentes.
La Unión Europea permite su uso con restricciones, mientras que en Estados Unidos ha sido reintroducido en nuevas formulaciones como “Enlist Duo”, en combinación con glifosato. En Brasil, los niveles permitidos en agua potable son hasta 300 veces más altos que los estándares europeos.
En conjunto, este panorama revela una clara diferencia regulatoria. Mientras la Unión Europea aplica el principio de precaución y ha optado por prohibiciones más estrictas, Estados Unidos mantiene un enfoque de “prueba concluyente”, permitiendo la continuidad de estos compuestos a pesar de la evidencia. En América Latina, y particularmente en Brasil, las regulaciones son más permisivas, lo que aumenta la exposición de la población a riesgos sanitarios significativos.
El debate sobre estos pesticidas va más allá de la ciencia. Se trata de una decisión política y ética: ¿proteger la salud pública, especialmente la de los niños, o priorizar la rentabilidad de la industria agroquímica? Los datos disponibles apuntan a la urgencia de repensar los marcos regulatorios para garantizar un futuro más saludable y sostenible.
Referencias
1. U.S. Right to Know. Atrazine. Disponible en: https://usrtk.org/pesticides/atrazine/
2. U.S. Right to Know. Chlorpyrifos. Disponible en: https://usrtk.org/pesticides/chlorpyrifos/
3. U.S. Right to Know. Paraquat Papers. Disponible en: https://usrtk.org/pesticides/paraquat-papers/
4. U.S. Right to Know. 2,4-D Health Concerns. Disponible en: https://usrtk.org/pesticides/2-4-d-health-concerns/
5. Malkan S. (2025). Time to Put Children’s Health Above PesticideIndustry Profits. RealClearHealth.

