Opinión
Por Roberto Torres Collazo
Para Prensa Sin Censura
Este 6 de Agosto de 2025 se conmemoran 80 años del acto terrorista más grande de la historia, con la muerte de aproximadamente 300 mil personas, que eran madres, hermanos, abuelos, niños, discapacitadas, mujeres, la destrucción de la naturaleza, animales y desaparición literal de Hiroshima y Nagasaki.
Todo un verdarero infierno de dolores, gritos, fuegos, cenizas y muerte que cayó desde el cielo japonés desde dos aviones estadounidenses en 1945.
Todavía hoy hay niños que nacen con deformaciones físicas y mentales debido a que sus madres sobrevivientes se expusieron a las radiaciones y la onda de expansión en forma de fuego. Fue como si la tierra en unos minutos en Hiroshima, a las 8:15 de la mañana, se hubiese convertido en un infierno y 3 días después en Nagasaki.
Los exhorto a reflexionar y preguntarnos: ¿Qué si esos que murieron quemados en Japón hubiesen sido mis hijos, madre, padre, hermano o abuelo? ¿Caerá en el futuro otra bomba atómica en algun otro lugar del mundo, en mi nación, ciudad?.
Si fuera en otro lugar ¿Vale la vida de los otros menos que la mía? ¿Es justo que los humanos nos destruyamos unos a otros? ¿Somos los dueños absolutos de nuestras vidas? ¿Somos los dueños absolutos del mundo? ¿Basta rezar para lograr la paz? Sobre esta última pregunta recordemos que habían pilotos en Vietnam
que rezaban antes de tirar bombas que mataban niños y ancianos.
¿Quién nos otorgó el derecho de destruir la Creación de Dios? ¿De qué sirven los tratados internacionales de prohición de armas nucleares si Estados Unidos, Reino Unido, China, Francia, Israel, Pakistán, Corea del Norte, India, Rusia y otros gobiernos no se comprometen?
Tal vez la pregunta más importante sea, ¿Qué puedo hacer yo para ser agente de paz, oponerme a las guerras y armas nucleares?
Muchas son las actividades que se pueden realizar para educarnos para la paz y cada cual puede comprometerse. Esta es la palabra clave: COMPROMETERSE. Comprometerse antes que sea tarde y nos hagamos cómplices de las millones de muertes que pueden ocurrir actualmente debido a la capacidad tecnológica enorme hoy de las armas nucleares y militares.
Un compromiso unidos, porque solos es muy poco lo que podemos hacer. Esto es si queremos verdaderamente un mundo de paz para nuestros hijos o nietos y no un infierno en la tierra como pasó en Hiroshima y Nagasaki.
Publicado en la revista Voltaire, 9/9/2005. Revisado 4/8/2025

