Editorial
JAIME TORRES TORRES
Prensa Sin Censura
Noches atrás al joven baterista se le viró un trago sobre una señora y, tras una acalorada discusión -se presume que bajo los efectos del licor- su acompañante le disparó una docena de veces.
En otro caso relativamente reciente el joven padre tocó bocina para que los motoristas le permitieran manejar por la Avenida Isla Verde, sin imaginar que uno se enfadaría y sin contemplación le dispararía, asesinándolo en el acto.
En Barranquitas, un muchacho tranquilo, sin antecedentes penales y con licencia de portación, desenfundó su revólver y apretó el gatillo, matando al individuo que le tiró un piropo a su esposa.
Luego fue al cuartel a entregarse.
En otro caso, dos individuos discutieron por el acceso a la bomba de una estación de gasolina. Hubo una persecución por la Avenida Fragoso en Carolina. Al detenerse uno se bajó con un bate y el otro con una pistola que usó en defensa propia, arrebatándole el aliento en el acto.
Relatos de la vida real sobre el Puerto Rico de hoy, en que parece que impera la ley del revólver.
En el País prácticamente muchos y muchas andan armados, en ley. De igual forma, abundan las armas ilegales, incautadas por centenares cada semana en los allanamientos de la policía.
Sicológicamente, coinciden los estudiosos de la conducta, andar armado en ley programa y supone cierta predisposición y propensión a apretar el gatillo en caso de una situación de riesgo o estrés.
El País atraviesa por una ola de ansiedad social. La gente estalla de un maniguetazo. Los niveles de intolerancia están en descontrol.
La violencia pulula en nuestras calles. Y las rencillas no pocas veces se resuelven a tiro limpio.
La guerra por el control de los puntos de drogas; los asesinatos encargados a sicarios y la ola de feminicidios tienen algo en común: las armas de fuego.
Según las estadísticas de la policía, en 2020 alrededor de 100 mil ciudadanos tenían licencias de posesión de armas. En lo transcurrido de 2025, cerca de un cuarto de millón han solicitado, con un 99% de autorización.
La ley de armas vigente fue firmada durante la incumbencia de Wanda Vázquez Garced como gobernadora.
La Ley 75 de 2024 establece en sus enmiendas que la Oficina de Licencias de Armas las expedirá a todo peticionario que cumpla con los siguientes requisitos:
- Haber cumplido veintiún (21) años de edad
- Haber cumplido dieciocho (18) años de edad y haber juramentado como integrante del Negociado de la Policía, Policía Municipal u Oficial de Custodia del Departamento de Corrección.
- No haber sido separado de manera deshonrosa de las fuerzas armadas, de alguna agencia del orden público o por algunos de los delitos enumerados en el Artículo 2.09 de esta Ley o sus equivalentes, tanto en Puerto Rico, como en cualquier jurisdicción de Estados Unidos, o por el uso indebido de su arma de fuego.
- No ser persona impedida por el “Federal Gun Control Act of 1968” a recibir, transportar o enviar armas de fuego o municiones.
La solicitud para la expedición de una licencia de armas, deberá incluir:
* nombre completo incluyendo sus apellidos
* dirección residencial y postal
* número de teléfono residencial o celular
* dirección de correo electrónico
* fecha y lugar de nacimiento
* Seguro Social
* Número de licencia de conducir
Con $240 anuales, puede gestionar su licencia de armas. Ojo: antes de solicitar, evalúe su carácter y detalles como la seguridad en su hogar y el lugar bajo llave donde la mantendrá fuera del alcance de menores de edad.
Y no menos importante: no pierda su vida discutiendo en la calle, como una víctima más de la ley del revólver.

