Teología de la Prosperidad VI: El pragmatismo y la soberbia del éxito

Publicado por Antonio Spadaro y Marcelo Figueroa

La Civiltà Cattolica

El «evangelio» descrito se asimila fácilmente en las sociedades actuales, en las que la legitimidad de lo sobrenatural exige alguna verificación experimental. El pragmatismo del éxito exige propuestas simples de fe. La urgencia de una vida próspera y sin sufrimientos se adecua a una religiosidad a medida del cliente, y el kairós del Dios de la historia se adecua al krónos frenético de la vida actual.

En definitiva, aquí se habla de un dios concebido a imagen y semejanza de la gente y de su realidad, y no según el modelo bíblico. En algunas sociedades en las que se ha establecido una coincidencia entre la meritocracia y el nivel socioeconómico sin tener en cuenta las enormes diferencias de oportunidades, este «evangelio», con su acento en la fe como «mérito» para ascender en la escala social, resulta injusto y radicalmente antievangélico.

En general, el hecho de que haya riqueza o beneficios materiales cae, una vez más, bajo la exclusiva responsabilidad del creyente, y, en consecuencia, bajo ella cae también su pobreza o falta de bienes. La victoria material coloca al creyente en una posición de soberbia a causa de la potencia de su «fe». Por el contrario, la pobreza lo carga con una culpa doblemente insoportable: por una parte, considera que su fe no alcanza a mover las manos providentes de Dios; y, por la otra, su situación de miseria es una imposición divina, un castigo inexorable aceptado con sumisión.

¿Una teología del “sueño estadounidense”?

Esta teología es claramente funcional a los conceptos filosófico-político-económicos de un modelo de corte neoliberal. Una de las conclusiones de algunos exponentes de esta teología es de naturaleza geopolítica y económica, ligada a los países de origen de la «teología de la prosperidad». Ella conduce a la conclusión de que Estados Unidos ha crecido bajo la bendición del Dios providente del movimiento evangélico.

En cambio, según esta teología, los habitantes del territorio que va del Río Grande hacia el Sur están hundidos en la pobreza justamente porque la Iglesia tiene una visión diferente, opuesta, que «exalta» la pobreza. También es posible verificar el nexo entre estas posiciones y las tentaciones integristas y fundamentalistas con connotaciones políticas.

Verdaderamente, uno de los graves problemas que trae consigo la «teología de la prosperidad» es su perverso efecto en la gente pobre. En efecto, no solo exacerba el individualismo y anula el sentimiento de solidaridad, sino que impulsa a las personas a tener una actitud milagrera para la cual la prosperidad solo puede procurarse por la fe y no por el compromiso social y político.

Por tanto, el peligro consiste en que los pobres que se sienten fascinados por este pseudoevangelio queden atados en un vacío sociopolítico que permite a otras fuerzas plasmar fácilmente su mundo, haciéndolos así inofensivos e indefensos. El «evangelio de la prosperidad» no es nunca un factor de cambio real, cambio que, por el contrario, es fundamental en la visión propia de la Doctrina Social de la Iglesia.

Si Max Weber hablaba de la relación entre protestantismo y capitalismo en el contexto de la austeridad evangélica, los teólogos de la prosperidad propagan la idea de que la riqueza está en relación proporcional con la fe personal. Carente de sentido social y enmarcada dentro de una experiencia de beneficio personal, esta concepción hace de forma consciente o inconsciente una relectura extremada de las teologías calvinistas de la predestinación.

De algún modo, la soteriología se ancla en lo temporal y lo terreno y se vacía de la visión escatológica tradicional. Por eso, también en el ámbito protestante, los numerosos fieles que se atienen a la teología tradicional ven con desconfianza y, más aún, con fuertes críticas el avance de estas teologías, a las que no pocos asocian la «Nueva Era» y expresiones del misticismo mágico.

Mañana: La Salvación no es una Teología de la Prosperidad.

Foto/Aleteia

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