Teología de la Prosperidad IV: el bienestar económico y la salud

(Nota del Editor: cuarto de una serie sobre La Teología de la Prosperidad, tema que esta noche a las 9pm abordarán los teólogos José Alayón y Enrique Zambrano en un edición especial de Prensa Sin Censura para su TV digital.

Antonio Spadaro y Marcelo Figueroa

La Civiltà Cattolica

Como ya hemos anticipado, los pilares del «evangelio de la prosperidad» son sustancialmente dos: el bienestar económico y la salud.

Esta acentuación es fruto de una exégesis literal de algunos textos bíblicos utilizados dentro de una hermenéutica reduccionista. Al Espíritu Santo se lo reduce a un poder al servicio del bienestar individual. Jesucristo ha abandonado su papel de Señor para transformarse en un deudor de cada una de sus palabras. El Padre ha sido reducido «a una especie de botones cósmico [cosmic bellhop] que se ocupa de las necesidades y de los deseos de sus criaturas»

En los predicadores de este evangelio, la «palabra de fe» que pronuncian pasa a ocupar el lugar que tradicionalmente ocupa en el movimiento evangélico por la Biblia como norma de fe y de conducta, llegando a elevársela a la potencia y al efecto de la palabra apostólica del «ungido».

Hablar en nombre de Dios de manera directa, concreta y específica da a la «palabra positiva» un sentido creativo considerado capaz de hacer que las cosas sucedan si los que asisten no la obstaculizan con su falta de fe.

Al mismo tiempo, enseñan que, tratándose de una «confesión de fe», los seguidores, con sus palabras, son responsables de lo que les sucede, ya se trate de la bendición o de la maldición económica, física, generacional o espiritual. Un refrán que muchos pastores repiten reza: «Hay un milagro en tu boca» («There is a miracle in your mouth»). El proceso milagroso es el siguiente: visualizar detalladamente lo que se quiere, declararlo de manera expresa con la boca, reclamárselo a Dios con fe y autoridad y considerarlo ya recibido. Por último, «reclamar» las promesas de Dios extraídas de los textos bíblicos o de la palabra profética del pastor colocan al creyente en una posición dominante respecto de un Dios prisionero de su misma palabra tal como esa palabra es percibida y creída por el fiel.

El tema de la salud ocupa un papel preponderante en la «teología de la prosperidad». En estas doctrinas es la propia mente la que debe concentrarse en las supuestas leyes bíblicas que después producen la potencia deseada a través de la lengua. Se presupone, por ejemplo, que un enfermo, sin recurrir al médico, puede curarse con solo concentrarse y pronunciar en presente o en pasado frases bíblicas u oraciones inspiradas en la Escritura. Una de las frases utilizadas de manera instrumental es: «Por las llagas de Cristo ya estoy sanado». A su juicio, estas palabras causan de manera inmediata el «desbloqueo» de la bendición divina, que en ese mismo momento operará la curación.

Evidentemente, sucesos luctuosos o desastres, también naturales, o tragedias, como las de los migrantes u otras similares, no ofrecen narrativas convincentes que sirvan para mantener a los fieles vinculados al «evangelio de la prosperidad». Este ese el motivo por el cual, en estos casos, se nota una falta total de empatía y de solidaridad por parte de los adherentes. No hay compasión por las personas que no son prósperas, porque, claramente, ellas no han seguido las «reglas» y, por tanto, viven en el fracaso y, consiguientemente, no son amadas por Dios.

Mañana: Un Dios de «alianzas» y de «semillas»

Foto/Pensamiento Pentecostal

Un comentario en “Teología de la Prosperidad IV: el bienestar económico y la salud

  1. Despierta boricua, ante esta fatalidad que buscan imponer los líderes «religiosos» que promueven la Teoría de la prosperidad.

    Si eres pobre, ¿Dios no te quiere?, si te ha ido mal con tus finanzas y en la vida, ¿es pecado y un castigo de Dios por cosas que hiciste?. Por favor…

    Mi Dios no es punitivo, es uno que desborda amor, cuidados y protección por cada uno de nosotros, sus hijos. Recuerda que tenemos un libre albedrío y que debemos utilizarlo para servir, amar a nuestro Padre Celestial, al prójimo y a los animalitos. Si eres cristiano… ¡Qué se te note! y todos admirarán tu buen corazón. Serás modelo de bendición y querrán emular tu ejemplo. Desde ya, te felicito. Amén🙏.

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