Historia/Opinión
Nota del Editor: El autor aborda el verdadero cisma nacional del que nadie habla en un análisis reflexivo crítico acerca de la cultura popular de Bad Bunny y el nacionalismo albizuista
Por Gian Carlo Berríos Gilormini
Para Prensa Sin Censura
Todos estamos muy claros en que la política puertorriqueña está profundamente yanquificada.
Los pasados cuatro meses demostraron esto, incluso las noticias acerca del Instituto de Cultura Puertorriqueña y el borrador independentista que se ha estado hablando por más de dos semanas. Todos sabemos las divisiones que “amamos” y conocemos, pero hay una división, un cisma, del que nadie habla ni quiere hablar porque revela verdaderamente lo que está malísimo en este país. El cisma consiste no meramente sobre posturas acerca del estatus, sobre nuestra relación con EEUU (aunque tienen mucho que ver con esto).
El cisma consiste en algo más íntimo: en nuestra concepción nacional como pueblo y ante todo esto ha surgido un “nuevo Puerto Rico”, un nuevo Puerto Rico definido por narrativas populistas y de retóricas con lo más corriente y “trendy” de este año.
Este Puerto Rico es el del “artista” urbano Bad Bunny. Este “Bad Bunny”, definió a Puerto Rico de tal forma y se ha arraigado en las mentes de nuestra ya colonizada población con nuevas colonizaciones ideológicas, y es un grave problema.
Elementos del Puerto Rico badbunniano y por qué es un problema nacional
El término badbunniano (pronunciado “bad boniano”) lo acuñé para describir elementos y características de un pensamiento o marco teórico donde Puerto Rico se concibe acorde a las presunciones o posturas acerca de nuestra historia según entiende Bad Bunny.
Este Puerto Rico, dejándonos llevar por el auge del nuevo documental de Bad Bunny “Debí tirar más fotos” y de entrevistas y videos cortos sobre sus canciones, etc., es algo así:
Puerto Rico siempre fue colonia, éramos invadidos y saqueados por dos potencias: España y EE.UU, las dos son equivalentes e igual de malas, y que debemos descolonizarnos de las dos y rescatar nuestra “latinidad”, que no es otra cosa que el sentimiento reggaetonero de baile, bebida y baraja, hedonismo y liberalismo. Que somos unos colonizados que cuando nos desliguemos del yugo yanqui, seremos verdaderamente libres y soberanos. El puertorriqueño, según este panorama, es un hombre liberal, hedonista que le gusta beber, “putear”, ‘pasarla bien’ y que luchamos cuando no tenemos el espacio de hacer lo que nos de la gana. Eso de ser luchadores por un ideal superior a nuestra condición es de religiosos fanáticos, y no concuerda con nuestro espíritu de libertinaje. Nuestra isla incluso es de tal índole, que nos conviene presentar nuestro pueblo y ambiente como uno de diversión, gozo y “pariseo” constante.
Acorde a cómo se presenta “Bad Bunny” y sus seguidores, esto es un bastante resumido pero preciso panorama de lo que está detrás de este auge badbunniano. ¿Por qué está mal este panorama? Porque es mentira. Mentira de principio a fin. Sin embargo, es lo que se vive día a día, y por eso es no solo un problema, pero un problema grave: vivimos una mentira que nunca era de nuestro espíritu, lo que demuestra el Puerto Rico badbunniano es otra manifestación de la agonía moral y es retroalimentada por una historiografía falsa y tergiversada por nuestros enemigos.
El Puerto Rico badbunniano alimenta nuestra degeneración como pueblo, justifica las humillaciones hacia nuestro pueblo, y justifica el coloniaje. Por más “Debí tirar más fotos” y “yo soy de P fokin R” que se lancen, el badbunnismo es hijo del coloniaje yanqui por lo que representa y por el origen que alimenta su estructura intelectual.
El Puerto Rico badbunniano es una falsa alternativa y por tanto es otro producto que el yanqui permite por lo débil y fácil de manejar para el imperio.
El Puerto Rico albizuiano y sus soluciones
Hay otro Puerto Rico que sí es fiel a y digno de nuestro verdadero carácter como pueblo, fiel a nuestra historia como nación. Este es el Puerto Rico según don Pedro Albizu Campos. Es contrario a como se nos quiere presentar, a pesar de las banalidades que se le quiere hacer a don Pedro en los discursos badbunnianos. Realmente no entienden ni capturan el verdadero sentido albizuiano. Pedro Albizu Campos nunca puso a España en una balanza que se iguala al yanqui, él elogiaba a España, porque él sabía cómo elogiarla correctamente y de manera fiel a la historia que engendró su gran nación: Puerto Rico.
La historiografía oficial y la historiografía badbunniana son casi idénticas porque sus bases son todas falsas y están llenas de tergiversaciones e imprecisiones. La historiografía albizuiana es casi desconocida, es más ni tan siquiera se ha estudiado, por la combinación del esfuerzo del Estado Libre Asociado y su yanquismo y la academia que ha tragado los colonialismos ideológicos yanquis de tanto la derecha como la izquierda del imperio estadounidense.
Estas fuerzas se han asegurado de tachar a don Pedro de ignorante, idealista, romanticista, toda categoría que lo desacredite. La historiografía de Albizu Campos se tiene que estudiar en don Pedro antes de empezar a buscar otras fuentes porque es en don Pedro donde nos proporcionará claves a cómo buscarlas y en dónde. Que las hay, las hay, pero Albizu Campos nos proveyó guías para ayudarnos a buscarlas y ni eso se ha hecho.
Don Pedro no se llamó El Maestro por nada: el hombre se paraba en su podio a discursar a este pueblo precisamente porque nuestro pueblo carecía (y carece hasta el día de hoy) de una historia fiel a la verdad de nuestro ethos hispanocatólico.
Si es cierto que nuestra concepción histórica determinará cómo dirijamos este país, pues indudablemente debemos adoptar el albizuismo porque de lo contrario estaremos como estamos y destinaremos a este pueblo a la muerte y es una muerte que ni yo ni ninguno fiel a don Pedro consentiremos, pues evoco estas palabras que me inspiró don Jaime Eyzaguirre:
“Nos duele Puerto Rico, la patria chica. Nos duele Hispanoamérica, la patria grande. Y callar parecería consentir en una muerte que rechazamos.”
Pedro Albizu Campos nos pide, y siempre nos ha pedido, repasar y estudiar nuestra historia, buscar los elementos que edificaron nuestra patria, nuestra raza, y vivirlos como se vive día a día, vivirlos como veneración nacional porque ahí están nuestros antepasados y nuestra herencia católica vitalizadora.
Sin embargo, no hemos hecho nada más que leer nuestra historia con los mismos ojos que nuestros enemigos y es así como nació el Puerto Rico badbunniano.
La solución a este cisma no es adoptar el badbunnismo, es adoptar el albizuismo. En el albizuismo está el hispanoamericanismo de Jaime Eyzaguirre, Julio Ycaza Tigerino, de los Cristeros, de Vasconcelos, de Bolívar, y hasta del mismo Carlos I de España.
Elegir a “Bad Bunny” es elegir la agonía moral, la muerte, el destierro nacional. Elegir a don Pedro Albizu Campos es elegir la vida, elegir la Cruz, la Espada, la victoria, aunque nos duela por vida, pero es un dolor noble porque es el dolor que declara don Eyzaguirre para que aprendamos a vivir y es el dolor que sufrimos como cristianos porque es donde más nos acercamos a Dios.
Puerto Rico necesita un dolor para el valor y sacrificio, y lo que ha hecho es endrogarse en el opio badbunniano del materialismo yanqui liberal. Es hora de dejar el opio y aprender a vivir dolorosamente hacia la victoria. No creo que sea coincidencia que las más fuertes y valientes mujeres de nuestra nación fueron todas bendecidas con el nombre de Dolores: Dolores Rodríguez y Ponce de León, y Dolores Lebrón Soto; una es hija del más indigenista conquistador de Las Antillas y la más fiel española criolla a nuestro ethos; otra es heroína que evocó el valor y sacrificio albizuista y fue la más fiel católica a la causa.
Ambas fueron bendecidas con el nombre que significa “Nuestra Señora de los Dolores”, los dolores que siente Nuestra Señora María, y son dolores que cargaron nuestras puertorriqueñas que la convirtieron en la más feroz fuerza patria que evoca libertad, el honor y la hidalguía.
Conclusión: frente al badbunnismo, el albizuismo
Es claro que con estudiar a don Pedro, sus argumentos sobre nuestra civilización isleña, estudiar nuestro carácter nacional arraigado en la tradición hispanoamericana católica es la respuesta a nuestra crisis nacional. El badbunnismo se nutre del pedreirismo, del yanquismo, de toda cosa que ataca y desvincula a Puerto Rico de su rica tradición hispanoindiana católica; se nutre también de un lucrativo turismo musical que lo que vende es un Puerto Rico endrogado en el hedonismo y la mediocridad.
En cambio, el albizuismo se nutre de las virtudes de nuestra estirpe noble, guerrera, de una concepción católica de nuestra patria, se nutre del heroísmo virtuoso y honorable y es un marco que se alimenta del pundonor, la hidalguía y la valentía.
Repudia el materialismo y hedonismo perpetuado por las retóricas badbunnianas porque aceleran la agonía moral, no la elimina. Entonces pedimos a todo puertorriqueño escoger sabiamente: entre un Puerto Rico acorde a los planteamientos de don Pedro Albizu Campos, o seguir en las mismas, en un pedreirismo degenerador, en el Puerto Rico badbunniano que conducirá a todo boricua a la muerte.
El Puerto Rico que desea Bad Bunny es un Puerto Rico desterrado en la demagogia liberal, materialista y neutralizante contra nuestro destino continental. El Puerto Rico que desea Albizu Campos es uno que nos confiere una misión histórica restauradora como raza universal católica que rompe contra todo imperialismo porque somos el verdadero imperio católico llamado a restaurar el orden mundial al equilibrio.
El autor es un joven estudiante de la historia hispánica con relación a Puerto Rico desde una vertiente católica. Su enfoque es estudiar la realidad histórica de Puerto Rico desde una perspectiva hispanoamericanista católica. Al presente realiza estudios autodidactas e independientes acerca de la historia de Puerto Rico y el albizuismo.


¿Hispanocatólico? ¿Imperio católico? ¿Carlos I de España, hispanoamericanista? ¿Esta persona sabe algo de la España imperial y su impacto en las Américas? Y, por si fuera poco, ¿Albizu vs. Bad Bunny?
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