El problema principal no es Trump; es el sistema 

Opinión

Roberto Torres Collazo

Para Prensa Sin Censura 

El problema principal que tiene EEUU no es el presidente Donald Trump, sino en gran medida es el sistema socioeconómico y político capitalista neoliberal que ha evolucionado dando paso a la creación de un presidente de extrema derecha y neofascista.

Contexto que determina en buena manera la personalidad de Trump. No es un “loco”, no es genética, es hijo del sistema. 

Desde mediados de los años 80 del siglo pasado el sistema capitalista neoliberal ha agravado las condiciones de vida de la mayoría de los estadounidenses. EEUU se ha convertido en una oligarquía y plutocracia; la expectativa de vida ha disminuido, las riquezas se han concentrado en los bancos, las corporaciones y un grupo de multimillonarios. 

Tiene un sistema penal de perfil racial con el más alto índice de ciudadanos encarcelados en el planeta, para un total de 2.5 millones. De cada 100,000 personas 600 están privadas de la libertad, la mayoría negros y latinos pobres. Con solo un 5% de la población mundial es el mayor consumidor de drogas lícitas e ilegales y vive una epidemia de opioides.  

Trump puede renunciar, enfermar, morir o perder las próximas elecciones y probablemente su base ultraderechista, supremacista blanca y el neofascismo seguirán expandiendo su veneno ideológico. 

Roberto Torres Collazo

El sistema no solo ha deteriorado la sociedad estadounidense, también ha parido a Trump. Tres características, entre otras, del capitalismo neoliberal son: la competencia, el racismo institucional y el imperialismo. Primero, hay que destruir toda competencia por los medios que sea, por ejemplo, China. 

China se ha convertido en la primera potencia comercial de la Tierra. China en exportaciones e importaciones posee la cantidad $4,16 billones de dólares por encima de los $3,8 billones de dólares de EE.UU. Esto explica en parte el espíritu competitivo y amenazador de Trump. Por esto está metido en una guerra comercial contra China. 

Segundo, el racismo institucional. Todos sabemos que EEUU es una de las naciones más racistas del mundo. El racismo institucional no nació con el capitalismo neoliberal, pero sí lo agudiza. Racismo institucional que se manifiesta en los frecuentes asesinatos de negros y negras a manos de la policía. Trump, como el sistema, es excluyente, es uno de los grandes representantes del racismo institucional contra negros, latinos y árabes. Recordemos que bajo su pasada presidencia quiso prohibir la entrada de árabes ciudadanos a EEUU y actualmente está criminalizando y deportando masivamente los inmigrantes latinos.  

Tercero, el imperialismo. Desde los comienzos de su fundación EEUU mediante su expansión hacia el oeste conquistó y masacró las naciones indígenas. Posteriormente invadió Filipinas, Cuba y Puerto Rico. Siguió hacia Latinoamérica y el resto del mundo por medio de las armas, bombardeos, intervenciones, apoyo y financió golpes de estado, impuso el monopolio de sus corporaciones o multinacionales, amenaza y dicta pautas a otras naciones. Un país imperialista produce cabezas imperialistas. Trump ha fortalecido el imperialismo imponiendo aranceles al mundo, amenazando Greolandia, Canadá, México y Panamá con la excusa de seguridad nacional.

Presuntamente todo el mundo engaña a EEUU, al enviar fentanilo a su país. Reincorporó a Cuba en la lista de naciones supuestamente terroristas, y quiere la “paz” para Ucrania y Palestina, según su agenda imperialista. 

El sistema que ha parido al “emperador” Trump, los faraones multimillonarios encabezados por Elon Musk, continuarán destruyendo la vida, el planeta, fortaleciendo la competencia, el racismo institucional y el imperialismo. 

No queremos decir que Trump no sea responsable de sus actos. Lo que queremos decir es que Trump puede renunciar, enfermar, morir o perder las próximas elecciones y probablemente su base ultraderechista, supremacista blanca y el neofascismo seguirán expandiendo su veneno ideológico. 

En Brasil perdió las elecciones el ultraderechista Jair Bolsonaro en el 2022 pero el bolsonarismo de extrema derecha todavía está muy activo obstaculizando la gestión del presidente Luiz Ignacio “Lula” Da Silva, difundiendo noticias falsas y fomentando el odio. 

El fascismo clásico desapareció, pero sigue muy activo en el neofascismo en gran parte del mundo. El sistema se puede cambiar, en EEUU y en cualquier lugar, si nos educamos más políticamente y nos organizamos como pueblo, solo no podemos, para exigir una economía con rostro humano, poner el poder político en manos de la sociedad y construir una cultura de paz con justicia. 

Referencias

 Harvey, D. (2024). Crónicas Anticapitalistas; um guia para a luta de classes no século XXI. Editorial Boitempo: Brasil.

Muñoz, M. (2018). La China del Siglo XXI. Editorial Cátedra: China.

Politzer, G. (1991). Curso de Filosofía. Editorial Editores Unidos: México. 

Ramonet, I. (2022). La Era del Conspiracionismo; Trump, el culto a la mentira y el asalto al capitolio. Editorial Siglo XXI: Argentina.

Rius, (2019). Marx Para Principiantes. Editorial Penguin Random Hose Grupp Editorial: México. 

Torres, C. R. (febrero, 2020). ¿Es Trump neofascista? Portal: LFSC, Cambio Social: Estados Unidos.  

Villar, H. (2021). Esclavos Unidos; la otra cara del American Dream. Editorial Akal: España. 

Ilustración/FPIF

 

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