Las actitudes de Cristo hacia los migrantes

Por Roberto Torres Collazo

Exégeta y Profeta

Las y los migrantes indocumentados son tal vez los más vulnerable en el mundo y en EE.UU. llegan caminando cientos de millas hacia la frontera EEUU-México no sin pasar antes por caminos peligrosos, bajo el fuerte sol del desierto, arriesgando sus vidas, apenas con lo que llevan puesto en sus cuerpos.

Con dolor acuestas, dejan parientes en sus países de origen. Decenas de mujeres son violadas, miles mueren en el intento, agotados, pasando hambre y sed sin apenas poder dormir. Y cuando llegan a EEUU les espera la “pesadilla americana”.

En EEUU son generalmente discriminados, se les pagan bajísimos salarios bajo la mesa, no tienen beneficios marginales y leyes laborales que los protejan. Son víctimas de leyes injustas, la xenofobia, discriminados, perseguidos, sufren el racismo, pagan más de $110 millones en impuestos y no reciben o reciben muy pocos servicios sociales.

Mientras escribimos estas líneas no están llevando sus niños y niñas a la escuela, no van a los hospitales, no asisten a sus iglesias, van a sus trabajos con miedo a ser deportados y ser separados de sus niños y niñas. De manera similar llegan y viven los migrantes indocumentados y refugiados que llegan a Europa huyendo de los conflictos armados y el hambre.  

Frente a esas realidades que sufren las y los hermanos migrantes proponemos las actitudes del Maestro Jesús de Nazaret. Jesús fue un emigrante que vivió en carne propia, junto a su familia, la cruda realidad de tener que dejar su país para trasladarse a Egipto por su seguridad, (Mateo 2, 13-17)

Siendo adulto gran parte de su actividad fue en Galilea pero también visitó ciudades extranjeras como Tiro, Sidón, Serepta, Decápolis, el Rio Jordán que hace frontera con Jordania, Gadara. Para estos viajes debió tomarse riesgos de ser asaltado, mendingar comida y agua, dormir donde le sorprendía la noche, quizás de aquí el texto: “El Hijo del Hombre no tiene donde reclinar la cabeza” (Lucas 9,58).

Todo esto sugiere que el Dios que predica Jesús es solidario con todas y todos los que sufren. Su amor no tiene fronteras, ama a todos y todas, sin importar nacionalidad, religión, género, orientación sexual.  

Jesús reconoce lo positivo de los extranjeros. Cuando una mujer extranjera sirofenecia le pide que cure su hija y Jesús comenta a sus discípulos: “Me ha enviado solo para las ovejas descarriadas de Israel”, la mujer no se intimida con la dura reacción del hombre y le dice: “Cierto señor, pero también los perros comen de las migajas de las mesas de sus amos”. Jesús admirado exclama, “¡Qué grande es tu fe mujer!”. Perros significaba, que es pagana. También según Mateo 15,21-28  también se identifica con los extranjeros, “Fui extranjero y ustedes me recibieron en su casa” (Mateo 25, 31-46.)

Otro extranjero es un capitán romano. Este le pide a Jesús que le cure su muchacho que está enfermo y a la vez le dice, “No soy digno de que entres en mi casa, una sola palabra tuya bastará para sanarlo”. Jesús queda admirado de la fe de un no judío: “Les aseguro que no he encontrado nadie en Israel con tanta fe”. (Mateo 8,5-13)

Los actos, gestos y palabras de Jesús actualmente son una exhortación a “Ser compasivos como su Padre es compasivo” (Lucas 6,38).

“Bienaventurados los compasivos, pues ellos recibirán compasión”. (Mateo 5,7)

Juan José Tamayo, secretario general de la Asociación de Teólogas y Teólogos Juan XXIII, define compasión como ponerse en lugar del otro y establecer una relación de igualdad, asumir su dolor y sufrimientos, sentir con los otros. Compasión con los pies, es decir, es acción, no simplemente lamentarse como dicen en mi tierra, “Ay bendito” o dicen “vamos a orar por ellos”, pero no hacen nada concreto. Y no faltan los que dicen que creen en Dios, pero tampoco hacen nada.   

Los legalistas dicen: “La ley es la ley, hay que respetar”, sin embargo, Jesús relativizó la ley cuando esta va contra la vida. Marcos 2,23-27, el relato describe que un sábado, según la ley sabática no se podía hacer actividad ninguna los sábados, sin embargo, los discípulos de Jesús comieron en unos sembrados, los líderes religiosos se escandalizaron porque violaba la ley del sábado. Jesús al final les dice, “El sábado ha sido hecho para el ser humano y no el ser humano para el sábado” (Marcos, 2, 23-28).

Todos sabemos que hay y ha habido leyes injustas que van contra las necesidades humanas como comer, tener un techo, educación y trabajo. Organizaciones que abogan por los migrantes y estudios tras estudios demuestran que la mayoría de los inmigrantes indocumentados en Estados Unidos no son criminales.

Jesús nos enseña a amar como Dios ama; especialmente a los “pequeños”. Sus acciones, gestos y palabras son hoy una invitación a construir el Reino de Dios aquí y ahora, reinado de justicia, compasión, solidaridad… hacia los migrantes indocumentados, refugiados, homosexuales… Reconociendo sus aportes. Poniéndonos en sus zapatos. El papa Francisco nos exhorta a “Que sus esperanzas no se vean frustradas por prejuicios y cerrazones… que ha nadie se le niegue el derecho a construir un futuro mejor”.

Hay que eliminar las fronteras, combatir colectivamente el racismo y el nacionalismo extremista. Podemos aliviar los sufrimientos adoptando los sentimientos y valores de Cristo. 

Referencias

Biblia Latinoamericana. Versión Latinoamericana. Ecuador.

Castles, S., Haas, D. H., & Miller, J. M. (2014). The Age of Migration. Editorial The Guilford Press: United States.

Papa Francisco. La Esperanza No Defrauda; Spes Non Confundit. Bula del Jubileo ordinario del año 2025.

Tamayo, J. J. (2021). La Compasión en un Mundo Injusto. Editorial Fragmenta: España.

Tabares, E. [fecha no disponible]. Jesús se identifica con el emigrante. Portal: Fe Adulta: España.

Ilustración/Padre Migrante (WordPress)

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