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Opinión
Por Dra. Aida Mendoza Rivera
Para Prensa Sin Censura
(San Juan, 27 de enero de 2025) – La otrora prestigiada Universidad de Puerto Rico (UPR) se encuentra en una encrucijada. Desde la implementación de una serie de medidas drásticas por la administración universitaria y la Junta de Control Fiscal, la institución ha vivido constantes huelgas y protestas.
Estas medidas, que incluyen la eliminación de más de 60 programas académicos y el encarecimiento de los costos educativos, han dejado al sistema universitario al borde del colapso.
Este panorama sombrío pone de relieve una cuestión crítica: la importancia de las humanidades en una sociedad contemporánea que parece estar dando la espalda a su propio patrimonio cultural e intelectual.
Las humanidades desempeñan un papel fundamental en el siglo XXI. Primero, fomentan el desarrollo del pensamiento crítico, habilidad esencial en un mundo donde la sobrecarga de información y las noticias falsas son comunes.
Las disciplinas humanísticas ayudan a las personas a comprender la diversidad cultural y ética, favoreciendo la coexistencia pacífica en una sociedad cada vez más globalizada.
Además, las humanidades impulsan la creatividad y la innovación. En un contexto mundial de rápidas transformaciones tecnológicas y económicas, es crucial contar con mentes capaces de pensar fuera de lo convencional y proponer soluciones a problemas complejos.
La crisis universitaria en Puerto Rico tiene un impacto devastador en las humanidades. La eliminación de programas en áreas como la historia, la literatura y las artes limita la formación de ciudadanos con pensamiento crítico y empatía. Además, pone en riesgo la preservación de la identidad cultural puertorriqueña, esencial para la cohesión social y la resiliencia en tiempos de crisis.
En momentos de adversidad, como los desastres naturales que han golpeado a Puerto Rico, las humanidades ofrecen un camino de sanación y solidaridad a través del arte y la literatura. Sin embargo, con los recortes actuales, estas herramientas valiosas están cada vez más al margen de la educación y la vida cotidiana de los puertorriqueños.
Las medidas implementadas en la UPR son un claro reflejo de políticas neoliberales que priorizan la austeridad y la reducción del gasto público a expensas de la educación y el bienestar social. Estas políticas no solo afectan la calidad de la educación, sino que también socavan la capacidad de la universidad para cumplir su misión de formar ciudadanos críticos y comprometidos con su comunidad.
Es hora de reevaluar las prioridades y reconocer el valor incalculable de las humanidades. La inversión en la educación humanística no es un lujo, sino una necesidad para el desarrollo integral de la sociedad. Preservar y fortalecer las humanidades es esencial para enfrentar los desafíos actuales y construir un futuro más justo y resiliente en Puerto Rico.
Las voces de estudiantes, profesores y ciudadanos deben ser escuchadas, y es vital que tanto el gobierno como las instituciones educativas trabajen conjuntamente para asegurar que las humanidades sigan siendo una parte integral de la educación y la cultura en la isla.
La crisis universitaria en Puerto Rico es un recordatorio doloroso de que sin una sólida base humanística, el futuro de Puerto Rico es, en muchos sentidos, incierto.
Asegurémonos de mantener estos temas en el centro del debate público para no perder nunca de vista la importancia de las humanidades en la construcción de una sociedad más plena y equitativa.

