Violación de derechos humanos en la Casa del Veterano en Juana Díaz 

Editorial

JAIME TORRES TORRES

Prensa Sin Censura 

Más allá del paro de los empleados de la Casa del Veterano en Juana Díaz, de inmediato el alcalde popular Ramoncito Hernández DEBE insistir -como primer ejecutivo municipal- ante las agencias pertinentes para que se atienda la situación de descuido a los pacientes y adultos mayores que pagan por los servicios que reciben en el lugar.

Se generaliza que Hernández, reelecto a un nuevo término, es un alcalde ausente, pendiente más al figureo y las relaciones públicas que a la justicia social. Sectores de la prensa regional lo tratan con manos de seda.

‘No estamos recibiendo servicios de alimentos ni de medicinas porque a los empleados no se le está pagando’.

Pedro Figueroa, de 93 años

Es inadmisible que en su jurisdicción municipal seres humanos pasen hambre y no tengan acceso a sus medicamentos, como denunciaron a Prensa Sin Censura familiares de veteranos que residen en la Casa.

“A mi padre no le están ofreciendo los servicios por los que paga. Él no está ahí de gratis ni tampoco le están haciendo un favor. Los empleados se han ido a un paro y la situación está peor porque no les han pagado. El servicio de alimentación no se lo ofrecen. En el día de ayer me dijo que le dieron un emparedado de jamón y queso”, denunció Rafael Figueroa Cartagena.

Incluso, pacientes encamados tampoco reciben los servicios. “Están con los pañales con materia fecal y orín; no los cambian y eso les causa úlceras. Y hay otros que no tienen acceso a sus pastillas del corazón. En el caso de mi papá lo más que me preocupa es que sigue pasando el tiempo. Escuché al administrador decir que no le han pagado. Es increíble que estas personas que le sirvieron al País y la Nación los dejen a que se salve el que pueda”, añade Rafael Figueroa.

Su padre, Pedro Figueroa Figueroa, de 93 años, narró a Prensa Sin Censura el calvario que viven a consecuencia de un paro iniciado porque la administración no le ha pagado a su personal.

“No estamos recibiendo servicios de alimentos ni de medicinas porque a los empleados no se le está pagando. Hoy me enteré que la persona a cargo de la administración no tiene ninguna de las licencias necesarias para dirigir esta institución y el Departamento de Salud ha sido informado pero no contestan ni siquiera investigan. La compañía que administra no le paga a los empleados y nosotros los veteranos estamos sufriendo las consecuencias en la falta de alimentos, medicinas e higiene”, sostuvo el nonagenario, que paga $1, 375.00 mensuales por los servicios que recibe, al añadir que la Casa del Veterano antes era una institución sin fines de lucro, pero hoy es operada por la empresa privada, con sede en Estados Unidos, Ambassador.

Mientras se desarrollaba la entrevista telefónica se escucharon unos fuertes gritos. Era un paciente de salud mental. “Está encamado. Depende normalmente de que lo ayuden, pero como se evacua encima y no hay quien lo limpie pasan las horas, amanece, se levanta y pasan las horas y llega un momento que grita por el sufrimiento físico, mental y espiritual”, relató Figueroa de su vecino de alrededor de 90 años, cuyo apellido es Sepúlveda.

En situaciones similares y parecidas hay dos empleados que, sin cobrar, llegan y atienden a pacientes como Sepúlveda, de una población de 137 seres humanos. “Estuvo casi como 20 horas sin que lo atendieran”, dijo.

La actitud indiferente del alcalde Ramoncito Hernández es insólita. Necesita reaccionar a la violación de derechos humanos en la Casa del Veterano, denunciando el caos en la institución ante los departamentos de la Familia, Salud, del Trabajo y Recursos Humanos y las procuradurías del veterano, el paciente y las personas de edad avanzada.

Como alcalde también es responsable de que la emergencia se atienda a la mayor brevedad posible.

“Al alcalde no se le ve por aquí”, puntualizó Figueroa, un hombre de Iglesia y veterano de la guerra de Corea, luego de ejercer como Sargento E6 graduado de la NCO Academy en el regimiento 38 de la primera División de Infantería.

Un poco de historia 

En su página de internet, se detalla que “la Casa del Veterano Roberto González Vázquez, adscrita a la Oficina del Procurador del Veterano, es una institución residencial que brinda cuidado de salud prolongado a veteranos y veteranas de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos de América. La Casa Del Veterano comenzó a ser construida en el año 1995 e inaugurada para finales del 1998.

La Institución provee cuidado directo (“Nursing Home”) y vivienda asistida. Algunos de los servicios que ofrecen son: Servicios Médicos y de enfermería las 24 horas los siete días de la semana, Trabajo Social, Nutricionista, Medicina Física y rehabilitación, entre otros.

La Casa Del Veterano es regulada por el Departamento de Salud de Puerto Rico, Departamento de la Familia y el Departamento de Asuntos de Veteranos”.

Sin embargo, la administración de la Casa del Veterano es privada. “Eso fue a subasta y la obtuvo la compañía estadounidense Ambassador. Cuando vine a vivir a la Casa del Veterano esto era un paraíso. Esto era sin fines de lucro. Con Ambassador esto cambia a con fines de lucro. Nosotros pagamos más y se limitan servicios para ahorrar”, detalló don Pedro Figueroa Figueroa.

Uno de los servicios afectados es el correspondiente a farmacia. “La licenciada de farmacia la despidieron. Ahora la Casa del Veterano, por una razón que no entiendo, es responsable de los medicamentos que nos tocan. A mí el Hospital de Veteranos me los sigue enviando, pero en términos generales aquí la Casa no está comprando los medicamentos por una presunta deuda con la Farmacia Guayabal”.

Figueroa reveló que la Casa del Veterano es administrada por la compañía Ambassador, con sede en Indiana. Tim Sadler es el presidente y en Puerto Rico el administrador interino es el Licenciado Roberto Vargas.

Anoche el procurador del Veterano, licenciado Agustín Montañez intentaba subsanar los daños a la dignidad de los pacientes.

Nota del Editor: al amanecer de este sábado 4 de enero de 2025 trascendió que, gracias al impacto del editorial de Prensa Sin Censura, despidieron al administrador y finalizó el paro de empleados por falta de salarios.

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