Navidad Sinfónica: bálsamo a la existencia en resistencia

Reseña

JAIME TORRES TORRES 

Prensa Sin Censura 

Celebrar la Navidad sin recordar y honrar al Niño Jesús es como asistir a un cumpleaños sin el cumpleañero.

La Navidad tiene un nombre: Jesús, el Emanuel, el Dios con Nosotros, como lo anunció el profeta Isaías. La encarnación en María y su posterior nacimiento, según la tradición y la herencia litúrgica, ha inspirado las más excelsas obras de arte.

La música, indiscutiblemente, es la expresión artística que con mayor elocuencia ha abordado la trascendental vivencia de la Navidad.

Tanto la música académica como la popular se distinguen por repertorios de conciertos, sinfonías, villancicos y, en lo que concierne a la música autóctona de Puerto Rico, tesoros de aguinaldos con decimillas y seises con décimas improvisadas en la tradición espinela con la identidad nacional del cuatro puertorriqueño. 

Es un lujo que ambos mundos coincidan en un mismo escenario en la Navidad. Es una experiencia de ensueño y muy elevada que la música clásica y el folclor campesino se estrechen las manos, como sucedió anoche en la Sala de Festivales Antonio Paoli del Centro de Bellas Artes de Santurce durante el concierto “Navidad Sinfónica” de la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico.

Fue un suceso.

Conceptualizado y dirigido por el maestro Roselín Pabón, la puesta en escena del tradicional concierto, en su cuadragésima segunda edición, es un bálsamo a la existencia en resistencia en una coyuntura de tanta mediocridad y frivolidad cultural en Puerto Rico.

Hoy, a lo malo le dicen bueno y a lo bueno, malo, citando al profeta. A lo mediocre lo califican de regular o aceptable. Y es porque la industria del entretenimiento y el medio artístico son dominados por seudo estrellas sin bagaje y rigor cultural.

El gusto por la excelencia ha sido trastocado por un culto a la banalidad y superficialidad. No hay sustancia y la herencia del arte clásico y popular yace en archivos, carcomida por el paso del tiempo.

De esa manera hubiera sido imperdonable ignorar el concierto de anoche, celebrado a casa llena y cubierto solo por este medio independiente.

No es una hipérbole: anoche el Cielo abrazó la Tierra en Bellas Artes. Sublime, espiritual y enternecedor son adjetivos que se quedan cortos al intentar describir la experiencia de anoche, con el maestro Roselín Pabón en el podio sinfónico.

Fue un concierto NAVIDEÑO en el sentido más estricto del vocablo. Con una sincronización perfecta del maestro Pabón, logrando balance, integración, armonía y complementariedad entre Orquesta Sinfónica, Coro Nacional, Coro del Conservatorio [dirigidos por William Rivera], conjunto de campanas San Juan Bronce (en “Carols Of The Bell” y dirigido por Carlos E. Rivera Aponte), el renombrado tenor Rafael Dávila y el Taller Campesino de Edwin Colón Zayas con dos generaciones de trovadores: Don Cholo Rosario y el juvenil Joselito Rivera de Morovis.

Miraba a los espectadores sentados a mi lado, detrás y al frente y leía en sus rostros ELEVACIÓN, UNCIÓN y GOZO mientras Rafael Dávila vocalizaba con su poderoso y afinado registro de tenor los villancicos “La peregrinación de José y María”, “Esta noche”, “El Nacimiento”, “Llévame a ver a Jesús”, la balada “Himno al Amor” y la alabanza “Creo” [I Believe]. Todas estremecieron a los presentes y hasta arrancaron lágrimas de gozo y reconciliación.

A regreso del intermedio se registró el estreno del villancico “El Cielo azul de Navidad” del insigne compositor aguadillano Rafael Hernández, prefacio con coro y orquesta de un despliegue de canciones jíbaras inspiradas sus décimas en el Nacimiento de Jesús, con el virtuosismo de Edwin Colón Zayas, por varias décadas el indiscutido Rey del Cuatro.

En este segmento el veterano trovador Francisco “Cholo” Rosario y José J. Rivera Marrero “Joselito El Ruiseñor de Moroveño” versaron sobre la base de seises como el chorreao, mapeyé, fajardeño y el aguinaldo cagüeño.

Sin embargo, la fusión sinfónica de la velada ocurrió con el songo criollo “Acertijo”, en un arreglo del experimentado e innovador maestro Martín Nieves, en que la Sinfónica se proyectó poderosa y Edwin Colón Zayas inalcanzable e inimaginable en el instrumento nacional.

Como colofón, el prodigioso tenor Rafael Dávila regresó para junto al Coro Nacional obsequiar una esperanzadora versión de “Villancico Yaucano” de Amaury Veray.

En un arreglo del recordado Mandy Vizoso, el concierto “Navidad Sinfónica” concluyó con el “Popurrí Típico Navideño”, que incluye fragmentos de parte de los éxitos emblemáticos del cancionero navideño local e internacional, con todo el elenco en escena.

Anoche en Bellas Artes el maestro Roselín Pabón, con poco más de medio siglo de trayectoria como director, dictó cátedra de su absoluto dominio de dos géneros disímiles en su esencia, la música clásica y el folclor campesino, pero integrados en la expresión de la excelencia musical.

La segunda función de “Navidad Sinfónica” se celebrará esta noche en Bellas Artes.

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