Editorial
Jaime Torres Torres
Prensa Sin Censura
Desde un principio se supo que la Alianza de País era una mogolla.
Veamos el récord:
- Competencia Fraternal: se dará en aquellos casos en que ambas colectividades presenten una o múltiples candidaturas para el mismo cargo y no exista acuerdo de No Competencia y Apoyo Mutuo.
- No Competencia: se dará en aquellos casos en que una colectividad no presente una candidatura para determinado cargo con el objetivo de no competir con la candidatura de la otra colectividad.
- Apoyo Mutuo: se dará en aquellos casos en que ambas colectividades apoyen una misma candidatura para el mismo cargo.
Si benefició a un partido fue al PIP.
El Movimiento Victoria Ciudadana, con fuerza y firmeza, demostró en 2020 que era la nueva colectividad que podía rescatar al País del abismo bipartidista que lo quebró.
Cuatro candidatos electos a la Legislatura: Mariana Nogales, Ana Irma Rivera, José Bernardo Márquez y Rafael Bernabe, pero todos quedaron fuera en la reciente elección PARTICULARMENTE porque pensaron en una alianza a medias, tan bien concebida [y el sarcasmo cabe] que quemaron candidatos buenos en alcaldías como Cayey y Salinas, favoreciendo con la división a incumbentes desgastados como Rolando Ortiz y Karilyn Bonilla, respectivamente.
Hace dos años hubo legisladoras municipales de Victoria Ciudadana que, fuera de récord y tras la asamblea en el Teatro Tapia, criticaron la unión por reconocer que era el partido en crecimiento y no el PIP.
Se sabe que desencajó a no pocos en la base de VC cuando su candidata a la gobernación en 2020 Alexandra Lúgaro se unió a los Borschow y su Fundación por Puerto Rico.
Hoy, más allá de Mariana, Bertito, Bernabe y Ana Irma, hay dos grandes perdedores: Juan Dalmau y Manuel Natal.
En la colonia la elección de 2028 será otro circo, pero si se aspira a adelantar algo [si es que queda País después del cuatrienio Trump-JGo] tendría que ser sin Dalmau y Natal en la ecuación y sin alianzas que, en última instancia, a la colectividad que favorecerán será al PIP.
Se comprende la frustración de Mariana Nogales Molinelli, cuando enumera los tres errores más grandes del 2024:
- No haber recogido endosos
- Haber hecho una alianza con el PIP
- No haber corrido para la gobernación bajo el MVC
Primero: se durmieron en la zona de los tres segundos y el PNPPD, con parte de la judicatura a su favor y un código electoral a su medida, los sacó del baile con argumentos que, en derecho, eran lógicos. Punto: necesitaban los endosos como cualquier hijo de vecino.
Segundo: fue un suicidio político afiliarse al decadente PIP y máxime con un candidato a la gobernación derrotado en 2012 y 2020. El partido de crecimiento era Victoria Ciudadana. El PIP, con la farsa de candidatos de encargo a las alcaldías de los 78 ayuntamientos [que salvo algunas excepciones no fiscalizaban a los incumbentes y después de perder parecía que la tierra se los tragaba] es una institución oxidada y sin credibilidad.
Tercero: era la candidata ideal a la gobernación por Victoria Ciudadana, pero la alianza cortó sus alas. Fue la legisladora más vocal y consistente del cuatrienio a punto de concluir. La persiguieron y prevaleció. Mariana Nogales Molinelli llegó a servir y no a servirse. Este medio independiente la cubrió en varias ocasiones y se debe reiterar en este editorial su compromiso con el Pueblo, que de seguro la hubiera respaldado por su obra.
Hoy los troles y fanáticos de la alianza le tiran duro y promueven odio y repudio hacia su persona porque ha tenido la valentía de llamar las cosas por su nombre: con la alianza ganó Dalmau el segundo lugar, pero fue derrotado por tercera ocasión entre 2012 y 2024.
Con el junte a medias perdieron Victoria Ciudadana y el Pueblo. La Verdad duele y Mariana, guste o no, la proclama sin ambages. Su arrepentimiento es loable, no lo dude.

