Nota del Editor: Tercer artículo en que Isabel Rauber analiza los desafíos de los BRICS tras la XVI cumbre celebrada en Kazán: el desarrollo como horizonte y la importancia de la desconexión y la cooperación para alcanzarlo.
ISABEL RAUBER
Los países emergentes reunidos en los BRICS ya no se proponen “alcanzar” a los países del centro.
La experiencia histórica demostró que ese camino es inviable. Además, el sistema mundial cambió y no solamente porque el imperialismo ha construido los medios para integrar la industrialización de estos países, transformándola en una industrialización subordinada y dominada, sino también porque la estructura social interna no permite “alcanzar” ese objetivo.
De conjunto, todos los países de la periferia están subordinados al capital dominante a escala mundial. Salvo que opten, en el caso específico de los emergentes, por construir otros mecanismos y vías —más allá de la industrialización—, para lograr el desarrollo de modo independiente del centro del capitalismo mundial y sus requerimientos, es decir, desconectándose del mismo.
Por ello resulta clave la asociación de los países emergentes en —al menos— un bloque económico, un bloque que abra las compuertas al intercambio mutuo y a la construcción de un sistema económico y financiero en común, además de que, en lo político y cultural, refuerce los valores éticos de defensa de la vida y, sobre esa base, potencie las búsquedas de nuevos rumbos civilizatorios promoviendo la creatividad colectiva. Y esto se condensa hoy con claridad, en la trayectoria y propuesta de los BRICS, en busca de su desarrollo autónomo y soberano.
Su propósito no es enfrentar a los países centrales, sino alcanzar —ahora sí, vía desconexión—, sus objetivos de desarrollo económico y de plenitud humana, objetivos que —como lo ha demostrado la historia—, son imposibles de lograr y sostener sometiéndose a la opresión que ejerce el capital a nivel mundial, mediante la acción de sus tentáculos de conquista y afianzamiento de su poder hegemónico.
Entre ellos pueden destacarse, fundamentalmente:
- El monopolio del acceso a los recursos naturales del planeta (que no busca la propiedad sino el libre acceso al control del petróleo, en primer lugar, y luego del agua, de los minerales).
- El monopolio de la tecnología o de las tecnologías modernas: la informática, etc., y la protección de ese monopolio a través de la OMC y la legislación de las patentes, etc.
- El monopolio del capital financiero mundializado.
- El control de la comunicación, de la información, etc.
- El control de los armamentos de destrucción masiva, nucleares y otros.
Como dice Samir Amín, este no es un fenómeno político exterior a la realidad económica porque es el último recurso de imposición del orden imperialista: “si usted no cede gentilmente lo que queremos, podemos bombardearlo”.
Germinando un horizonte hacia un mundo nuevo
No buscar el enfrentamiento con los países centrales ni buscar intencionalmente el derrumbe del dólar como moneda de intercambio internacional, son aspectos cualitativos importantes y distintivos de los países BRICS. Enfrentar la tiranía del dólar es indispensable para estos países asediados, sancionados, privados de créditos internacionales, bloqueados y manipulados económica y financieramente por los dueños de esa moneda que la utilizaron y utilizan como arma de guerra para imponer sus exigencias y expansionismo. Es decir, que los BRICS necesitan establecer otros mecanismos de intercambio por fuera del dólar o sucumben; la desdolarización es una medida defensiva necesaria para llevar a cabo sus planes de desarrollo en integración. Por eso tampoco están en contra de los países centrales; no los anima la hostilidad, ni la guerra, ni la competencia, sino por el contrario la convivencia plural en un mundo de paz, en aras del bienestar colectivo de sus pueblos. Y esto quedó evidenciado claramente, entre otros elementos, en el encuentro que tuvo lugar en Kazán en octubre de 2024.
Allí, los discursos de los jefes de estado de los países miembros revelaron, además, que los BRICS no están en “modo conservación”, sino enfocados en el robustecimiento de posiciones que van bosquejando un nuevo horizonte hacia un mundo diferente al actual. Y no solo por la propuesta del multipolarismo ni por buscar, supuestamente, destronar al dólar; sino porque otros factores de fondo marcan ese camino.
La autora es una destacada intelectual y militante social latinoamericana. Doctora en Filosofía, Investigadora social y profesora universitaria.

