La feca de que la estadidad ganó el plebiscito…

Análisis

Ramón Nenadich Deglan’s*

Ya es costumbre de la dirección del Partido Nuevo Progresista ofrecer datos falsos sobre los resultados de todos los plebiscitos que han celebrado cada vez que han gobernado.  Este último no es la excepción.

Pedro Menéndez Sanabria, del periódico El Vocero, reafirma esta posición en una nota publicada el 6 de este mes, bajo el título: “Estadidad prevalece como opción de estatus”. Menéndez señala que: “La opción de la estadidad fue seleccionada por un 57.46% de los electores que optaron ayer por participar en un plebiscito sobre el estatus político de Puerto Rico en el cual cerca de 127,000 personas optaron por dejar la papeleta el blanco.”  

Para que el pueblo pueda tener una versión más acertada de la realidad de esa votación, es necesario corregir los números ofrecidos en este artículo. En primer lugar, las papeletas depositadas en blanco, hasta ahora suman un total aproximado de 169,448, cuando aún faltan votos por contabilizar. En segundo lugar, es incorrecto decir que la opción de la estadidad obtuvo el “57.46% de los electores” que participaron en el plebiscito.

Hacer este tipo de matemática constituye un engaño a todo el pueblo, ya que esos cálculos hay que sacarlos a base de las personas que acudieron a votar, y en efecto lo hicieron, y no en quienes participaron en el plebiscito exclusivamente.

Esto es así porque no se puede eliminar de golpe y porrazo al resto de votantes que emitieron su voto por las diferentes candidaturas a puestos electivos.  

Cuando se hace esta otra suma, se tienen los siguientes resultados, según los datos de la Comisión Estatal de Elecciones:

1. El número de votantes que participaron en la elección general fue de 1,144,918 equivalente al 57.6% de los votos emitidos en los comicios, 

2. Si se resta el número total de electores que emitieron sus votos y que no participaron en la votación plebiscitaria, esto da a 194,225 personas que decidieron no ejercer el voto en esa contienda en particular.

3. Al sacar el por ciento correcto de los votos emitidos por la estadidad (540,635) vs. la participación electoral total antes señalada, este número baja al 47%.  En otras palabras, la aritmética correcta no puede ser a base de quienes votaron en el plebiscito, sino tomando en consideración la votación total en las elecciones, porque esto es indicativo de que a un número significativo de la población electoralmente activa no le interesó participar en un evento que para ellos carecía de sentido.

Pero, si a estos números se le suman las papeletas echadas en blanco, que fueron promovidas como protesta por el PPD, el PIP y VC, lo cual equivale al 17.8%, entonces el total de votos obtenidos por la oposición a la estadidad es de 579,506 contra 540,635 a favor de esta alternativa; es decir 38,871 votos de ventaja en contra de la asimilación colonial.

Como quiera que se hagan los cálculos correctos de este pasado plebiscito, la opción de la integración política a los Estados Unidos perdió.  

Si, además, se suman los votantes que no quisieron participar en el plebiscito, pero que emitieron sus sufragios por quienes aspiraron a puestos electivos, estos suman 194,225 personas.  

Al hacer la adhesión correspondiente, el número que no apoyó la estadidad sube a 773,731. Esta cantidad equivale al 67.57% de votantes que decidieron no apoyar la alternativa de la asimilación cultural, idiomática y política a los Estados Unidos.   

Sin embargo, ha sido costumbre del liderato del PNP, y sus propagandistas, tratar de engañar al pueblo y al gobierno de los Estados Unidos con datos falsos, al querer hacerle creer a estos que los resultados plebiscitarios les favorecieron.

Piensan que ambos son tontos, pero no saben que estos son más sabios de lo que el liderato de ese partido siempre les ha pretendido hacer creer.  No obstante, el mayor problema que tienen esos dirigentes políticos no es aquí internamente, sino en Washington D.C. 

Esto es así porque los representantes y senadores de ese país también saben contar esos resultados. Por este motivo, los promotores de la asimilación política y cultural de nuestro pueblo al “melting pot” estadounidense se hacen los suecos, porque saben -en su fuero interno- que perdieron esa batalla desde el 1900.  Sólo agitan el paño rojo de la estadidad para tratar de atraer a sus huestes para que voten por ellos en las elecciones, aunque saben que el gobierno federal nunca les hará caso a sus trasnochadas aspiraciones. Para muestra de esta actitud racista, por parte políticos y otros personeros estadounidenses hacia nuestro pueblo, véase lo que dijo Whitelaw Reid, uno de los delegados del gobierno de los Estados Unidos durante las negociaciones del Tratado de París de 1898 con España, en relación las islas tropicales invadidas por ese país: “…deben ser gobernadas permanentemente como colonias, nunca con la más remota idea de permitir su admisión como estados de la Unión Federal.”  (Énfasis suplido.)  

Más allá de estos cálculos oficialescos, también existe una amplia población adulta que no participa en las elecciones coloniales por una multiplicidad de razones. Las personas mayores de 18 años que tienen la capacidad de votar aquí, suman 2,740,854 habitantes aproximadamente. De éstas, hay 1,987,317 inscritos. En total, el porciento de participación electoral real fue del 41.77.

Por otro lado, los votantes que se abstuvieron de participar en las elecciones coloniales sumaron 1,595,936 equivalente al 58% de la población mayor de 18 años con capacidad de ejercer el voto.  

Esta cantidad es mayor que quienes votaron el pasado 5 de noviembre. Es absurdo pensar que quienes, por diversos motivos, no participamos en las elecciones coloniales, no tenemos derecho a expresar nuestra opinión con relación a este proceso y a ser contados como opositores al mismo.

Pero esto es materia de otro artículo.        

*Catedrático jubilado del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico.

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