
En Coco Beach, Río Grande algunos pretenden generalizar que hay un problema donde realmente no lo hay. El problema, si acaso, lo tuvieron hace alrededor de 20 años cuando construyeron el Hotel Meliá [hoy Hyatt Regency Grand Reserve Puerto Rico] y el club de golf de Donald Trump, que sí les impidió acceso a la mejor playa y a la ribera del Río Espíritu Santo. Allí se registró la usurpación y destrucción de un yacimiento arqueológico y pocos residentes se dieron por aludidos. Resido en Río Grande Estates hace 40 años y conozco Coco Beach como la palma de mi mano. Tampoco hablan de la carretera que conecta con Río Mar que la mayor parte del tiempo está cerrada y es exclusiva de turistas y empresarios. El acceso a la playa [y no la mejor para bañistas] estuvo garantizado donde hoy se edificará un nuevo complejo. Ahora la servidumbre de paso al bien de dominio público está en el campo de golf y eso es cumplir con la ley. Los residentes de Coco Beach y los de otras comunidades de Río Grande perdimos el acceso a la totalidad de los recursos naturales de la zona hace más de 20 años. Ahora se necesita caminar un poco más. No es cierto que restrinjan el acceso a la playa, como se observa en la foto que Prensa Sin Censura tomó en días recientes.
Jaime Torres Torres
Periodista Prensa Sin Censura
