Por Yulissa Ruiz
Popayán, Colombia
Cada cabeza es un mundo: Tú, un mito, una leyenda y en ese honor un bello libro, unas letras dedicadas a tu vida, esa que te gozaste, que sufriste y que agonizaste con la esperanza de volver a cantarle a tu gente.
¡Qué homenaje el que Jaime escribió en tu honor, qué líneas!
Leyendo Cada cabeza es un mundo, nos transportamos a tu nacimiento en Ponce, esa tierra que te parió y te lanzó al mundo a conquistar con tu chispa y deleite de voz. Vamos leyendo y con ello paseando por el 77 cuando cantas El Cantante, canción que viviste y en la que expresas tu melancolía y soledad que se dejan entrever en el homenaje escrito por Jaime, en tu cantar y en tus maravillosas y algo escasas apariciones en vídeo.
Jaime Torres, nos llevó a escuchar el contestador de tu teléfono ahora desconectado y a oír lo triste que te sentías por la fallida presentación en Puerto Rico.
Quienes hemos leído el libro, lloramos con sus páginas cuando pides que se te lleve al hospital porque no te sientes bien y luego desistes y vamos en ese carro con los ojos llorosos porque finalmente optas por quedarte en el Bajo Manhattan.
Autor, en ese maravilloso libro, nos llevas a sentarnos en el camerino con Héctor en la última presentación con las estrellas de Fania; nos invitas a ver al niño lindo con ojos compasivos, pero también nos dejas claro, que aunque su vida no fue un torbellino, siempre fue feliz cantando, embriagado por las noches, por la multitud.
Nos dejas ver que ese hombre fue salsa, guaguancó, son, aguinaldo, locura y de un carisma que hoy hace que en alguna calle de Colombia, Cuba, Venezuela, Ecuador y de Panamá suene un lunes por la noche algún bolero o un espectacular soneo.
Gracias Jaime por darnos la oportunidad de imaginar a través de tus letras; que saludamos a Héctor; que dolía ver como su final llegaba… Gracias por acercarnos a ese humano cualquiera, que sigue vagabundeando e inspirando amores.
Gracias por este libro que nos abre el mundo del júbilo y la tristeza que vivió Héctor. ¡Gracias por escribir en su honor!

