La evolución de Ricardo Chiesa

JAIME TORRES TORRES 

PRENSA SIN CENSURA 

Año 2007: el jovencito Ricardo Chiesa era considerado por la crítica especializada un prodigio de la flauta con un futuro prometedor en el jazz.

Encaminado por el profesor Kenneth Ortiz y luego por Rubén López, segunda flauta de la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico, con solo 14 años en 2007 Ricardo grabó el disco “Paso a Paso Entre Amigos” (Step by Step Among Friends) que, producido por Ramón Vázquez y junto a Humberto Ramírez, el pianista Yan Carlos Artime, el percusionista Javier Oquendo, el baterista Efraín Toro y otros experimentados músicos, durante esos años le recompensó con memorables apariciones en el Puerto Rico Heineken Jazzfest con los virtuosos Néstor Torres y Dave Valentín, además de presentaciones con la Orquesta Sinfónica. 

No pocos simpatizantes del jazz y estudiosos de la flauta se habrán preguntado qué sucedió con la carrera de Ricardo Chiesa. 

No continúa en el jazz a nivel de performance, pero se desarrolla como productor y compositor de música para videojuegos, desde niño una de sus grandes pasiones.

“Han pasado muchas cosas después de ese tiempo […]”, dijo de inmediato durante una entrevista en el programa Miércoles de Jazz de Prensa Sin Censura.

“Para el verano de 2014 audicioné con Berklee College Of Music y pude ganar una beca parcial que fue crucial para en 2015 ir a estudiar. Mi primer año fue en Performance, pensando que me desarrollaría en el jazz, hacia cuya tradición guardo un gran respeto y aun lo escucho, pero decidí hacer un cambio de concentración y me gradué para el 2019”, narra Ricardo, el músico más joven que se presentó en el Puerto Rico Heineken Jazzfest.

Aparte de un bachillerato en Psicología del Recinto de Cayey de la Universidad de Puerto Rico, en Berklee Ricardo también estudió Composición para Cine con una concentración menor en música para videojuegos.

Al presente trabaja en dos proyectos y ha viajado para participar de convenciones y foros internacionales sobre la composición musical para videojuegos en California y otras ciudades.

“Aún no he tenido un proyecto que le hayan hecho un release. Esto es tipo RPG, un género bien popular y establecido que se origina en Japón. Uno de sus más grandes exponentes es Square Enix, que ha servido como fuente de inspiración y un legado. Uno de los retos es que los desarrolladores trabajan a pulmón, presentando demos y buscando inversionistas o a través de campañas  como GoFundMe”, explica Ricardo al añadir que a nivel local el Puerto Rico Game Developers Asociation es de reciente creación, pero han establecido relaciones con organizaciones de San Francisco y otras ciudades estadounidenses.

“En Puerto Rico habemos muchos consumidores de videojuegos, pero al final es un asunto de inversionistas”.

Respecto a la flauta y el jazz, Ricardo aclara que no ha cerrado la puerta de posibilidades. Una de sus metas es crear un estudio de grabación en su casa.

“Mi éxito se fundamenta en una red de apoyo que a su vez se fundamenta en valores, una palabra en desuso. Los valores van más allá de si uno estudia en Harvard”.

“En este campo manejamos mucho las librerías de sonidos. A un compositor a veces le dan muy poco presupuesto para grabar una orquesta sinfónica. La música de los videojuegos ha evolucionado mucho y a veces tenemos que acudir a estas librerías que tratan de capturar en alta fidelidad lo que haría un músico. Pero no hay nada como lo real. Si hago este estudio retomaré la flauta activamente porque no solo podré grabar el instrumento, sino pudiera traer otros músicos y colaborar, por lo que no me sorprendería, aparte de la música para videojuegos, terminar en algún proyecto propio”, comenta Ricardo, que en su etapa como flautista escuchó la música de Dave Valentín, Herbie Mann, Hubert Laws y otros legendarios virtuosos de la flauta.

De toda la tradición, su favorito es Dave Valentín. “No he escuchado a nadie, hasta el sol de hoy, en la manera de Dave en su interpretación […] Dave era único. Su intuición musical era muy propia en la capacidad expresiva del instrumento”, expresa Ricardo, dejando entrever su admiración por el fenecido flautista y reconociendo su influencia en su formación.

Abordado sobre la Inteligencia Artificial en la producción musical para videojuegos, Ricardo considera que podría ser muy útil y provechosa.

“Me parece que esta conversación tiene dos perspectivas, una es tecnológica y otra es un asunto ético. Desde el lado tecnológico, la Inteligencia Artificial está consolidando y cambiando trabajos que eran sumamente técnicos en todo tipo de industria, que consumen mucho tiempo y que no necesariamente son creativos. Esto abre la posibilidad a concentrarse en la creatividad y desde ese punto de vista, lo veo con optimismo”.

En su proceso de crecimiento profesional Ricardo ha sido respaldado por sus padres Sara García y Ricardo Chiesa. Su herencia de valores no la aprendió en Berklee, sino en el hogar.

Sus padres son su modelo. Ricardo es profesor de Biología en la UPR Cayey y Sara es artista plástica y ex asistente administrativa de la Administración de Servicios Agrícolas.

Hoy agradece a sus progenitores, también a sus profesores en Berklee y a dos maestros comprometidos con la educación de excelencia: los profesores Kenneth Ortiz y Rubén López.

“Mi éxito se fundamenta en una red de apoyo que a su vez se fundamenta en valores, una palabra en desuso. Los valores van más allá de si uno estudia en Harvard. Si tuviera que educar a un joven lo haría, pero de dedicarme a enseñar de manera formal no es lo mío y no porque no lo quiera hacer sino porque enseñar bien es difícil […] porque se trata de transmitir emociones”, concluyó.

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